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Una buena: un histórico aperitivo rosarino fue elegido entre los mejores tragos del mundo

Se trata del Amargo Obrero, que por su trascendencia fue declarado patrimonio cultural de la ciudad de Rosario en 2017

La prestigiosa publicación gastronómica Taste Atlas compartió la lista de los 10 mejores aperitivos que se pueden probar alrededor del mundo y un producto nacido en la ciudad de Rosario está entre ellos.

Se trata del Amargo Obrero, que por su trascendencia fue declarado patrimonio cultural de la ciudad en 2017. De acuerdo a lo que postearon desde la revista, quedó en el cuarto puesto del Top 10 por sobre bebidas de Italia, Portugal, Venezuela y Polonia y el ranking fue titulado como «Los 10 mejores licores de hierbas» del mundo.

En el primer puesto está el Goldwasser, originario de Gdask, en Polonia, y en segundo lugar fue elegido el Amaro Averna, de Caltanissetta, Italia. En tercer puesto quedó el francés Chartreuse, un aguardiente herbal de Saint-Pierre-de-Chartreuse.

En su descripción, Taste Atlas ilustra que el Amargo Obrero es de color marrón oscuro que se caracteriza por su sabor a hierbas, casi a regaliz. Fue creado inicialmente en 1887 como respuesta a las bebidas dulces de las clases altas, y desde entonces se lo conoce como el aperitivo del pueblo argentino y la bebida de la clase trabajadora.

La historia de esta bebida comienza cuando los inmigrantes italianos Pedro Calatroni y Hércules Tacconi se encontraron en la ciudad, que en 1887 recibía a quienes llegaban desde otros países con el objetivo de desarrollarse en una época de crecimiento para las fábricas y puertos de la región.

Ambos, uno empresario y el otro contador, decidieron unirse para elaborar una bebida dirigida especialmente a los varones trabajadores que se asentaban en Rosario por aquellos días, y que se encontraban para tomarlo antes de regresar a casa tras la jornada laboral. Este aperitivo, amargo y contundente, marcaba un contraste con las bebidas dulces que habían sido apropiadas por la burguesía.

La etiqueta del Amargo en letras negras y el Obrero en letras rojas se asociaba con los movimientos anarquistas de la época. Y las ilustraciones que acompañaban al nombre reforzaban esa vinculación: una hoz, espigas de trigo, un puño en alto, un hombre trabajando en el campo, un sol naciente.

Con la crisis vitivinícola de 1950, los fabricantes del Amargo Obrero aprovecharon para lanzar una importante campaña publicitaria. En las radios, se repetía el aviso «El trago vistoso para el hombre vigoroso», y también data de entonces el eslogan: «El aperitivo del pueblo argentino».

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