Para quienes están atentos a los programas de chimentos que desde el mediodía decoran la grilla de varios canales porteños, la rosarina Justina Pérez Castelli no es una desconocida. Tal vez varios de los que la hayan visto desfilar por distintos estudios de televisión ventilando sus relaciones con futbolistas ya no la recuerden, pero esta despampanante jovencita supo ser de las “mediáticas” que atraían la atención con sus escándalos hace algunos años.
Justina siempre se amparó bajo su nombre “artístico”, aunque el calificativo le quedara al menos un poco grande. Se hacía llamar Justine Fuster, y consiguió mostrar sus curvas en algunas revistas para hombres, bastante ligera de ropa, si es que llevaba algo.
Su salto a la efímera fama fue en 2009, cuando comenzó a ventilar su relación (clandestina o no) con el futbolista Cristian “Ogro” Fabbiani. Por esas fecha, el Ogro estaba firmando su pase de Newell’s Old Boys a River Plate, y Justine se encargó de contar varios detalles de la intimidad de ambos.
“La promotora y modelo rosarina de 18 años, Justine Fuster, tomó la decisión de dar a conocer públicamente la relación que supuestamente llegó a sostener con el delantero de River Plate, Cristian Fabbiani, el ex de Amalia Granata, con quien tiene una hija”, sostenían diversos portales porteños.
Su desfile por Intrusos, Infama y Los Profesionales, donde compartió pantalla con Jorge Rial, Santiago del Moro y Viviana Canosa, la hicieron ascender en el rubro y Justine adornó varias de las páginas de la edición de abril de 2009 de la revista para hombres “Maxim”, las cuales luego fueron retomadas por la revista “Paparazzi”, dedicada a publicar chimentos del mundo de la farándula instalada y emergente.
En esa y otras entrevistas que se publicaron junto a osadas fotos de la joven mediática, incluso se atrevió a revelar aludidos encuentros íntimos con el delantero del Barcelona, el también rosarino Lionel Messi, aunque, juró, ella y la Pulga nunca fueron a la cama juntos. “Lo conocí porque me tocó la cola en un boliche”, fue una de sus revelaciones a la prensa.
A pesar de su pasado, en las notas que le hicieron Justine jamás accedió a llamarse a sí misma una botinera, aunque reconoció ser una muchacha de la noche a quien le gustaba circular por distintos locales nocturnos.
Sin embargo, los archivos que perduran en la web muestran que su vida mediática duró poco tiempo: las últimas notas datan de finales de 2011. Después comenzaría su romance con Luis Medina, que la alejó de la pantalla y los escándalos mediáticos.
Seguramente su muerte volverá a instalarlos ahora, en un caso que tiene todos los condimentos que embelezan a la prensa porteña: fama, lujo, glamour, droga y muerte.