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Una cicatriz en la mejilla fue clave para identificar al violador serial

Una de las víctimas afirmó que pudo identificar a su agresor en la rueda de reconocimiento realizada ayer a la tarde por "una cicatriz muy grande". Otra aseguró que no había olvidado cómo era la forma de su cara ni sus ojos

Una de las víctimas del violador serial afirmó que pudo identificar a su agresor en la rueda de reconocimiento realizada ayer a la tarde por «una cicatriz muy grande» que tiene en la mejilla izquierda, en tanto que otra aseguró que no había olvidado cómo era la forma de su cara ni sus ojos.

La primera joven, que fue atacada en una veterinaria, fue convocada junto a las otras mujeres que sufrieron abusos entre enero y julio pasado para intentar reconocer a uno de los dos hombres que habían sido detenidos la noche del jueves luego de una serie de operativos que incluyeron el hallazgo de la moto supuestamente usada en los hechos.

«A mi me tocó ser la última de la chicas, fui a las 17.30, fue terrible. Yo estaba con una ansiedad tremenda de saber si era o no. Vi a una de las cuatro personas y pensé que era, pero quería confirmarlo con la segunda (rueda de personas) y al final era el de la primera», explicó la víctima en declaraciones a Telenoche Rosario.

La joven detalló que «si bien estaba con otro aspecto porque tenía la barba crecida, (el sospechoso) tenía una cicatriz en la mejilla izquierda».

«Cuando pasó lo que pasó, vi solo una parte de la cicatriz, pero era muy grande, le cubre toda la cara, desde la boca hasta entre la ceja y la oreja; no tengo dudas que es esa persona», remarcó.

Consultada sobre el identikit que se había elaborado para dar con el agresor sexual, sostuvo que el detenido se parece «en un setenta por ciento» al que ella había realizado sobre la base de los datos que recordaba.

En tanto, otra de las víctimas aseguró que al ver al sospechoso Pablo Nicolás Barreto se dio cuenta de que era él porque nunca había olvidado la forma de su cara ni sus ojos y que le «temblaba» el cuerpo.

En declaraciones a la emisora Radio Dos, la chica relató que fue atacada hace dos meses y que con sus aportes, sumados a los de otras víctimas, los investigadores hicieron el fotofit del agresor sexual.

«La verdad que cuando yo lo vi me chocó, me puse mal, pero salí aliviada porque estoy segura de que es él y ver que lo atraparon me da tranquilidad, mucha paz, sinceramente», afirmó la joven.

Relató que en la tarde de ayer se efectuaron dos ruedas de reconocimiento, una con cada detenido. «Cuando lo vi, automáticamente me di cuenta de que era él. Claramente me puse nerviosa, me temblaba el cuerpo, no la pasé bien, pero estoy segura que era él», agregó la joven.

Respecto de si había cambiado su fisonomía, comentó: «La cara no me la había olvidado, lo pude reconocer. Mi problema era que cuando me atacó no tenía barba y casi nada de pelo, pero en la rueda tenía barba, lo que me confundía. Pero cuando le vi la forma de la cara, los ojos y la altura, enseguida supe que era él».

«Apenas lo vi quedé como paralizada y estuve diez minutos mirando todos sus ángulos, la cara, todo para estar bien segura», agregó.

En la tarde de ayer, siete de las ocho mujeres atacadas reconocieron a Pablo Nicolás Barreto (30) como su agresor sexual y por eso mañana, en horario a confirmar, el sospechoso será sometido a una audiencia imputativa.

El acusado había sido detenido el jueves por la noche junto a su hermano, con el que trabajaba como repartidor en una pizzería del macrocentro, pero el segundo será liberado posiblemente en la misma audiencia de mañana, anticipó un vocero de la Fiscalía.

Los investigadores llegaron al acusado de ser el violador luego de que lograron reunir sobre la base del relato de una víctima y del trabajo realizado con cámaras de seguridad los números de las patentes de las motos con las que los hermanos Barreto trabajaban como repartidores en una pizzería de Zeballos al 2000.

Además de detenerlos, les secuestraron una Honda CB dominio 863JMT, la caja con la que realizaban los repartos, un casco y una campera.

En tanto, en un domicilio de Moreno al 3700, en la zona sur de la ciudad, los policías hallaron algunos de los objetos robados a las víctimas, indicaron los voceros consultados, lo que suma elementos de prueba relevantes a la investigación.

Las víctimas de de los ataques son mujeres de entre 17 y 40 años, aunque seis de ellas tienen 17 y 18, y en todos los hechos, el agresor las abordó en la vía pública o en locales comerciales de distintos puntos de Rosario a los que ingresaba haciéndose pasar por cliente, les robaba y bajo amenaza con arma de fuego, abusaba de ellas.

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