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Una clausura cada tres días

Es el promedio de cierres dictaminados por la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana desde su creación en noviembre de 2013. Los casos más comunes son tergiversación de rubro, ruidos molestos y venta de alcohol a menores.

Desde la creación de la Secretaría de Control y Convivencia municipal en noviembre 2013 a esta parte se impusieron 222 clausuras a locales nocturnos. Más de la mitad fueron luego de previo aviso a los titulares por distintas faltas o por caducidad de las habilitaciones. Otros casos fueron por cierres preventivos. La mitad de las fajas que se colocaron fueron por tergiversación de rubro y por poner música fuera del horario permitido, que hasta el momento tiene límites entre las 2 y las 5 de la mañana, dependiendo del rubro. El total acumulado entre el conjunto de los locales de la ciudad suma 2.182 días cerrados desde 2013 hasta ahora, soportando en promedio una clausura cada tres días.

Hasta la fecha, hubo 32 clausuras a los denominados “afters”, locales que trabajan hasta entrada la mañana durante los fines de semana y que son eje de intermitentes polémicas por hechos de violencia callejera o peor: el caso extremo fue la desaparición de Gerardo “Pichón” Escobar en inmediaciones de La Tienda, donde se lo vio por última vez con vida.

Al mes siguiente ocurrió la muerte del músico Adrián Rodríguez en el Café de la Flor: no era un after sino un bar con amenización musical y no hubo un hecho de violencia sino una fatal electrocución en la que por milagro no hubo más víctimas. Desde entonces, el municipio clausuró 16 locales en la ciudad y labró actas en otros 162 por distintas faltas. Sólo dos cierres fueron preventivos: el resto se dio con previo aviso y por diferentes causas, como ruidos molestos, difusión musical fuera de horario, venta de alcohol a menores o tergiversación de rubro. Se dieron en distintos puntos de la ciudad.

Desde octubre hasta ahora los locales clausurados debieron mantener bajas las persianas por 13 días hasta poder reabrir. Ningún cierre temporario correspondió a problemas con las instalaciones de electricidad u otras condiciones de seguridad. Estas se chequean en operativos de día que hace la Municipalidad. En esa línea, en estos dos meses se hicieron 22 inspecciones en locales de distintos rubros, nocturnos y también diurnos. A diferencia de los que se hacen de noche, estos verificaron condiciones estructurales, de higiene y seguridad (tablero eléctrico, salidas de emergencia, mampostería, entre otros elementos), y más detalles no visibles en la oscuridad. Para esta misma semana estaban previstas otras cuatro inspecciones diurnas.

Hacer un puente

En abril de este año el municipio había hecho una inspección diurna en el bar Café de la Flor (Mendoza 862), donde la noche del 11 de octubre una descarga eléctrica terminó con la vida de Adrián Rodríguez, bajista de 30 años del grupo de rock Raras Bestias. Menos de un mes antes también se había inspeccionado el local de noche. Ninguno de los dos registró anomalía alguna. El disyuntor, un aparato que protege a las personas ante una descarga eléctrica, funcionaba. Horas después de la muerte de Rodríguez los inspectores detectaron que el aparato había sido manipulado, hecho que denunciaron ante la Fiscalía. El disyuntor no evitó que la corriente pasara primero por el cuerpo del cantante de la banda, Gonzalo, y luego llegara hasta Adrián, que cayó al suelo y murió.

Desactivar el disyuntor es conocido como “hacer un puente” o “puentear”. Los que trabajan entre cables y humo de escenarios saben que se trata de una solución riesgosa para que el show continúe a pesar de fallas o pérdidas. Si el disyuntor está conectado cualquier problema en el circuito corta la energía que llega desde la calle. La luz y los instrumentos se apagarían en pleno recital. Y no como un efecto deseado.

Algunos testigos y amigos de la banda comentaron que días antes el bar había tenido problemas con la electricidad. Estos datos cobran relevancia en horas previas a que se conozcan los resultados de los peritajes hechos sobre los equipos de audio y la instalación eléctrica del bar.

Regulación

Hasta el momento la actividad de locales nocturnos está regida por la ordenanza 7.218, de 2001, con sus modificatorias hasta 2014, pero sobre la que ediles, dueños de boliches y trabajadores coinciden en que hay que cambiar integralmente. Este año la normativa fue revisada por distintos concejales y surgieron propuestas que tuvieron el visto bueno de varios bloques, en particular, para regular la actividad de los llamados afters. Sin embargo, al igual que otros temas que en algún momento fueron polémica en la ciudad, no derivaron en ninguna modificación en la legislación.

Cuestión de responsabilidad

Pasaron 13 días entre la última inspección municipal en el Café de la Flor y la muerte de Rodríguez. Meses antes, en abril, lo habían inspeccionado pero no de noche –cuando estaba en funcionamiento–, sino de día, para comprobar su estructura. No se registraron problemas eléctricos.

Lo que la Justicia deberá investigar en el caso del músico es qué pasó en ese lapso, que va del 28 de septiembre y el 11 de octubre pasados. Los indicios apuntan a la manipulación del disyuntor: un acto deliberado, no azaroso, ni propio del desgaste del aparato. La Justicia definirá los responsables. Siempre puede haber más controles. O más eficientes. También corre por cuenta de las personas –un electricista, un sonidista, un empresario, un músico que acepta malas condiciones de trabajo, por mencionar hipotéticos involucrados– en seguir adelante y montar un show a toda costa. O mejor dicho, ante cualquier costo. Existe más de una responsabilidad. No sólo la legal, ya sea civil o penal.

Peritajes para explicar la muerte de un músico

A dos meses de la muerte de Adrián Rodríguez, el bajista de 30 años de la banda de rock Raras Bestias, la Fiscalía recibirá esta semana los resultados de los peritajes a las instalaciones eléctricas del Café de la Flor. También llegarán los detalles y conclusiones de los estudios hechos a los equipos de audio usados el domingo 11 de octubre en el recital en el que murió Rodríguez a causa de una descarga eléctrica. A partir de estas pruebas deberá definir si mantiene o amplía la imputación al dueño del local, Ariel S., por homicidio culposo.

Hasta el momento, la hipótesis de la Fiscalía es que el músico resultó electrocutado por una falla en el sistema de electricidad al no estar debidamente conectado el interruptor diferencial del local. Desde el 12 de octubre el bar está clausurado. El caso levantó reclamos de músicos autoconvocados que salieron a marchar no sólo para exigir justicia, sino para denunciar las malas condiciones en las que hacen su trabajo.

Avance

Esta semana la fiscal Valeria Piazza, a cargo de investigar la muerte de Adríán Rodríguez, se hará de los peritajes hechos en el Café de la Flor. Los estudios se hicieron el 11 de noviembre y pretenden responder a inquietudes de la querella, los familiares de la víctima, sobre el estado de los equipos y la instalación eléctrica. Ese día los peritos llevaron los equipos de audio y otros dispositivos al depósito judicial. Luego, los equipos irían a un laboratorio específico de electrónica. Por sorteo estuvieron a cargo de los estudios tres especialistas: en higiene y seguridad, electrónica y electricidad. Todos pertenecen a la Universidad Nacional de Rosario. Cabe recodar que los equipos eran operados por un tercero, sobre quien no pesa ninguna imputación hasta ahora.

Según fuentes del caso, luego de analizar las pruebas, Piazza debe definir si modifica, amplía o desestima la imputación a Ariel S., quien hasta ahora se negó a declarar.  Por la tipificación del delito y la falta de antecedentes la fiscal no pidió prisión preventiva y sigue en libertad. En la imputación se le atribuye “haber causado, por negligencia e inobservación de los reglamentos y deberes a su cargo, la muerte por electrocución de Adrián Rodríguez, producto de desperfectos en el sistema eléctrico, al no estar debidamente conectado el interruptor diferencial en dicho comercio”. En tanto, el mes pasado circularon rumores de que la Fiscalía podía ampliar la imputación al dueño anterior, Paulo G., empresario actualmente a cargo del teatro Vorterix, de Salta y Cafferata. Es que G. manejó el Café de la Flor hasta julio, aunque en los papeles el traspaso no terminó.

Sin registro

En diálogo con El Ciudadano, el titular del Sindicato de Músicos de Rosario, Hugo Vitantonio, indicó que desde el trágico hecho no han recibido denuncias de músicos por problemas de seguridad al momento de tocar. Esto no significa mucho, ya que tampoco antes se radicaban este tipo de denuncias en el sindicato. Sin embargo, el martes 20 de octubre, a pocos días de la muerte de Rodríguez, un grupo importante de músicos se convocó por las redes sociales para marchar en silencio por el centro rosarino. En la plaza Pringles y con un acto reclamaron no sólo por Justicia por la muerte de Rodríguez sino mejoras en las condiciones en las que dan recitales.

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