I may destroy you, coproducción entre la británica BBC y HBO es un proyecto llevado adelante casi en su integridad por Michaela Coel, quien escribe, protagoniza y dirige incluso algunos de los episodios. Coel ya había sido responsable de la serie Chewing Gum, adaptación de una exitosa obra de teatro propia.
En este caso, va por su segundo proyecto, apostando por una singular mezcla de tonos y géneros en un relato que se desarrollará en doce episodios de treinta minutos cada uno.
Tal duración ya habla un poco de la apuesta, ya que juega con el formato de las comedias para narrar una historia que oscila entre el humor y una sordidez que, hasta ahora, apenas se intuye asordinada bajo el velo de una liviandad sospechosa. HBO lleva emitidos, en Latinoamérica, apenas cuatro episodios, por lo cual aún no se puede juzgar el resultado ni intuir plenamente las derivas que tendrá el relato.
La risa como mueca extraña
En su transcurso, el relato (o en lo que va de él), asume diversos tonos y se acerca a distintos géneros (comedia, drama, thriller), sin decantar totalmente por ninguno de ellos pero desplegando sus elementos bajo la luz de una tonalidad leve de comedia, de una atractiva liviandad que, sin embargo, no deja de mostrar ciertas tensiones y fisuras que convierten a la risa en una mueca extraña o, cuanto menos, algo incómoda. Y es que, más allá de la gracia desplegada fundamentalmente por la misma Michaela Coel, la historia narrada es la historia del abuso sexual sufrido por su personaje, Arabelle.
Y hasta el momento se aborda sin subrayados, tejiendo la trama de un terreno algo incierto.
En torno a un misterio
Arabelle es una escritora que acaba de alcanzar un importante éxito editorial con su primer libro, una adaptación de sus populares publicaciones en las redes (algo de autorreferencial parece haber en esto, en relación a la misma Michaela Coel y sus experiencia teatral-televisiva).
De regreso a Londres tras un viaje de placer por Italia, se encierra para terminar su segunda obra, la que debe entregar al día siguiente a la editorial. Por la noche, hastiada, decide salir un rato con amigos. Noche del Soho londinense, bares, drogas, alcohol, y para Arabelle todo termina con un bloqueo mental.
Despierta al día siguiente sin recordar nada, pero una imagen comienza a asaltarla de modo recurrente, una imagen que remite a una situación de abuso sexual. Arabelle se niega a sí misma la veracidad de tal vaga reminiscencia adjudicándola quizás a la imaginación, pero poco a poco esa sensación comienza a adueñarse de su mente y de su cuerpo.
Allí, en el primer capítulo, queda planteado el misterio en torno al cual se irán tejiendo los pormenores del mundo de Arabelle.
Una sordidez nunca nombrada
Este primer capítulo asume un tono excesivamente leve. Con un humor que se apoya mucho en la potente presencia de la protagonista; se aborda la levedad de la cultura hipster, algo que puede resultar, sí, un poco molesto en primera instancia. Jóvenxs cool, sexos, drogas, noche, una suerte de celebración de la liviandad de la vida de lxs jóvenxs europexs acomodadxs.
Todo muy glamoroso. Algo quizás un tanto ajeno y, por qué no, irritante. La historia se narra con mucha gracia y soltura: una cámara inquieta, mensajes de texto reproducidos en pantalla, encuentros y desencuentros siempre coronados con un sesgo de humor.
Pero es esa liviandad aparente lo que parece configurar, poco a poco, el barniz que da brillo a una especie de sordidez nunca nombrada. Hay algo que subyace y que parece pujar por salir a la superficie, para decir quizás que esa levedad celebratoria encubre una trama de relaciones violentas y abusos encubiertos.
Un cuadro cada vez más rico
Cada uno de los breves episodios emitidos hasta el momento en HBO América Latina aborda algún aspecto particular de la vida de Arabelle y de sus amistades, desplegando lentamente el tejido de relaciones hacia otros personajes que gravitan en torno a la protagonista.
Pequeñas situaciones que van delineando un mundo de búsquedas afectivas y de encuentros sexuales que se suceden sin perder el centro del abuso bloqueado mentalmente.
El misterio implicado por ese hecho es el corazón que late bajo cada situación, y que trastoca con su ritmo la atmósfera leve y graciosa de todo el relato. Allí está la extrañeza que va logrando construir I may destroy you.
El humor, el glamour, la sofisticación vacía, las pinceladas algo románticas, todos esos toques, poco a poco, enhebrándose en esa trama expansiva de personajes y situaciones, parecen ir revelando su artificialidad para dejar que trasluzca otra cosa mucho más áspera.
Así, a lo largo de estos cuatro episodios hasta ahora emitidos, la serie crece. Sobre todo porque no se pueden atisbar del todo sus derivas posibles, y porque el cambiante tono general, a pesar de su liviandad, no parece ajustarse del todo al ríspido tema abordado.
Sin subrayados, sin bajadas de línea, sin trazos gruesos ni declamatorios, I may destroy you comienza a incomodar, y, claro, a generar una enorme expectativa en torno a la resolución de lo planteado y al modo en que será abordado.
Es poco lo visto hasta el momento, cuatro episodios de doce, por lo cual es difícil emitir un juicio cercano. Pero es al menos cierto que, tras una primera impresión algo difícil, la serie va ganando terreno con astucia y con humor.
Prestando también un cuidado al detalle que aún no se puede dimensionar en sus derivas, como la focalización del relato en situaciones en apariencia algo intrascendentes, que poco podrían aportar, pero que van conformando un cuadro cada vez más rico y más espeso, en el que lo ominoso acecha siempre bajo la leve gracia que ilumina ese mundo.
I May Destroy You / HBO / 12 episodios
Creador: Michaela Coel
Intérpretes: Michaela Coel, Weruche Opia, Paapa Essiedu, Marouane Zotti