Las indignidades de la muerte. Hace varios años que se viene denunciando el total estado de abandono del cementerio La Piedad, ubicado en Provincias Unidas 2750. A eso se le suma la carencia de tierra para la inhumación de los cuerpos que están en depósitos y el único horno crematorio que funciona en la ciudad fue clausurado en noviembre por la empresa Litoral Gas. Eso significa que se van acumulando los cuerpos mientras avanza su estado de descomposición porque no están refrigerados. La necrópolis cuenta con un servicio fúnebre gratuito para las personas que no tienen recursos económicos. Es una prestación subvencionada por la Municipalidad. Mientras tanto, los familiares de los fallecidos están a la espera de poder inhumarlos o cremarlos.
“Es terrible la situación. Nuestras primeras denuncias datan desde hace unos cinco años. El estado de abandono es general. Hay pastos altos, malezas, destrucción, robo de sepulturas, nichos y cajones abiertos, entre otros problemas”, contó a El Ciudadano Fernanda Gigliani, concejala por Iniciativa Popular (IP).
Sin lugar
El Cementerio La Piedad cuenta con un servicio fúnebre gratuito para las personas que no tienen recursos económicos. Es una prestación subvencionada por la Municipalidad para aquellos casos “en que se acredite pobreza por medio de certificado por una autoridad competente y se cumplimente con los requisitos determinados”.
El servicio fúnebre incluye el velatorio en domicilio, traslado y sepultura en tierra por dos años en el cementerio La Piedad (cumplido dicho lapso se debe proceder a la reducción y traslado de los restos) y opción de cremación del cuerpo en el Cementerio.
En noviembre, la Dirección General de Defunciones y Cementerios informó que los servicios de cremación fueron interrumpidos por mantenimiento en las instalaciones de gas. La decisión fue tomada después que personal de Litoral Gas hiciera una verificación en el lugar.
“Litoral Gas cortó el suministro en La Piedad porque se necesita hacer una obra millonaria. Ese horno permitía cremar dos cuerpos a la vez. Ahora hay que ir a localidades vecinas como Villa Constitución o San Nicolás”, explicó Gigliani.
Y siguió: “Las personas que hacen uso de este servicio no sólo deben atravesar por la situación angustiante de perder un familiar sino también tienen que lidiar con la inhumación o cremación del cuerpo. Hace tiempo que no hay lugares para entierros y por eso se acumulan los cuerpos en el depósito”.
Ante ese escenario, la edila explicó que hace dos semanas mantuvieron una reunión con el intendente Pablo Javkin, donde le plantearon el problema del cementerio de zona sudoeste como prioritario.
Dijo que el intendente tomó nota y lo tiene en agenda. Gigliani se esperanzó en que este tema tan sensible se resuelva pronto, ya que toca la dignidad de las personas en el momento de su muerte.
Cuestión de criterios
En diciembre, Gigliani había girado al Ejecutivo un pedido para revisar el criterio por el cual concedían el servicio que en un año registró un aumento de un 20% en la demanda. “No se trata de restringirlo pero sí de redefinir los requisitos para el acceso sin afectar el servicio. Los que tienen alguna cobertura o servicio de sepelio no deberían solicitarlo porque está pensado para quienes no tienen absolutamente nada“, dijo Gigliani en declaraciones previas a El Ciudadano y planteó como una alternativa la posibilidad de anclarlo al sistema de Ansés para cualquier tipo de trámite.
Desde la secretaría de Medio Ambiente de la gestión anterior habían evaluado la posibilidad de verificar los datos de quienes lo solicitan, por medio de Ansés, para ver si la persona cuenta con algún servicio social.
El servicio estuvo cortado por unos meses en 2019 porque según las funerarias el municipio mantenía con ellas una deuda millonaria desde mediados del año pasado, pero luego fue restablecido.
Quejas de los trabajadores
Gigliani dijo que desde el año pasado los trabajadores de La Piedad exigen la incorporación de más personal para brindar este servicio fundamental. Según los empleados del lugar, por año llegan 5 mil cuerpos y sólo hay cuatro sepultureros.
La Piedad se inauguró en 1886 como enterratorio municipal y desde 1907 se lo conoce con el nombre actual. La necrópolis ocupa una extensión de 24 hectáreas y cuenta con unas 40 mil sepulturas.