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«Una cooperativa es más eficiente que un patrullero»

En manos de la cooperativa Liberté y la organización Víctimas por la Paz, nació el restaurante que busca integrar a los internos de la cárcel de Batán, y ofrecer servicios a quienes ingresen a visitar el penal

Alexandre Roig (*)

El apoyo del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) a la diplomatura otorgada a la cooperativa Liberté (primera diplomatura universitaria de habla hispana creada por presos) tiene varias dimensiones.

Por un lado, más en términos personales, hace muchos años que trabajo en cárceles; colaboré con la creación de un centro universitario en la Unidad 48 de San Martín y vengo siguiendo el tema hace tiempo. Me interesa en particular el tema de la falta de educación y del trabajo en cárceles.

Por otra parte, que nace de la anterior, desde el Inaes tenemos muy claro que, si no es a través de un proceso cooperativo, es muy difícil -para no decir imposible- que los liberados puedan conseguir trabajo. De la misma forma, dentro de la cárcel también se pueden organizar formas de trabajo que permitan ir construyendo condiciones de autonomía.

En ese sentido, la cooperativa es la forma ideal para garantizar de trabajo adentro de la cárcel y afuera, una vez que la persona salió en libertad.

Nuestra experiencia da cuenta de que la mejor forma de evitar la reincidencia es, claramente, el trabajo y la educación; pero sobre todo la existencia de un colectivo.

Es muy importante en la vida en libertad poder trabajar y desempeñarse en el marco de un colectivo y eso la cooperativa te lo garantiza. La pertenencia a un colectivo que te da el formato cooperativo es la variable clave.

He conocido liberados que han estudiado en la cárcel y que han vuelto a caer; liberados que tenían trabajo y que han vuelto a caer. Pero los que están en los procesos cooperativos son los que tienen los procesos más firmes y más potentes.

Promovimos a la creación de la mutual Mario Cafiero -en homenaje a nuestro querido compañero-, que nuclea gran parte de los servicios que necesitan las personas que salen libertad y hay muchísimas cooperativas que se fueron armando en distintos lugares del país. Algunas con trayectorias notables en términos de eficiencia, de trabajo, de seriedad, de compromiso. Es una política muy potente en muchos lugares del país.

En el caso de Liberté en particular es interesante porque funciona dentro del penal. Organiza parte del servicio gastronómico en Batán. Son modelos que, si se lo generaliza, sería muy potente para el sistema penitenciario, para dar alternativas a las personas y también es una política de seguridad.

En tiempos donde imperan los discursos de mano dura, es importante saber que una cooperativa es mucho más barata y más eficiente que un patrullero. Cerca del 40 por ciento el delito tiene que ver con la reincidencia; entonces, si se baja la reincidencia, se baja muchísimo el delito. Y la mejor forma de bajar la reincidencia es generar trabajo, educación y, sobre todo, colectivos; en otras palabras, el cooperativismo es una mejor política de seguridad.

(*) Presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes)

Cooperativa Liberté y Punto de Paz

En manos de la cooperativa Liberté y la organización Víctimas por la Paz, nació un restaurante, en octubre pasado, que busca integrar a los internos de la cárcel de Batán, y ofrecer servicios a quienes ingresen a visitar el penal.

Punto de Paz es el nombre del restaurante que inauguró la cooperativa Liberté, conformada por internos de la cárcel de Batán, en la ciudad de Mar del Plata, en conjunto con la organización Víctimas por la Paz, cuyos integrantes sufrieron hechos de inseguridad, pero promueven la reinserción social en lugar de un endurecimiento de la ley.

El presidente de la cooperativa, Xavier Aguirreal, relató a Ansol: “Tenemos un proyecto que se llama Tour al mural más lindo del mundo, que pintamos junto a Víctimas por la Paz allá por el 2018. Ese tour tiene varios objetivos, además de mostrar el mural, también con la idea de que la gente del otro lado del muro pueda entrar a la cárcel y conocer Liberté”.

“Mucha gente piensa que el preso está afilando una faca, o planificando el próximo delito. Tal vez algunos sí, pero hay un montón que no, y justamente queremos mostrar eso, que nos dedicamos a estudiar, a trabajar, porque soñamos con un futuro”, remarcó Aguirreal.

En esta misma línea, Diana Márquez, coordinadora de Víctimas por la Paz y socia de Liberté, señaló: “Liberté es la demostración constante y palpable de que las personas privadas de su libertad pueden trabajar, construir dignidad y ser personas brillantes que mejoren sus vidas”.

Punto de Paz, el primer restaurante cooperativo integrado por presos

El restaurante cooperativo integrado en su totalidad por presos, nace como otra de las unidades productivas que tiene Liberté: “Surgió la idea porque nos llegó una donación de Diana Márquez con lo cual pudimos profesionalizar nuestra rotisería, y concluyó en la creación del restaurante con la idea de que también las visitas puedan entrar; que los familiares de cada uno puedan sentarse en un restaurante con comida y recursos generados por presos” señalo, el presidente de la cooperativa.

Además, detalló que “la mercadería entra a través de proveedores seguros, justamente con eso logramos resolver el tema de que la mercadería prohibida en la cárcel por si viene contaminada o manipulada; es un proveedor autorizado en La Plata -en la dirección del penal- y es el mismo proveedor que provee a los almacenes de la ciudad”.
Más allá de un lugar para que las visitas puedan sentarse a comer, el restaurante tiene otro objetivo, como definió

Diana Márquez: “A las personas privadas de libertad, también se les quita algunos accesos que son que son fundamentales. Esas personas, cuando salgan, necesitan haber vivido lo más parecido al afuera para poder estar realmente integrados; entonces, traerles algo que es del disfrute. Eso de poder sentarse y que alguien te traiga la comida es realmente novedoso o revolucionario, pero me parece que también es lo más humanizante y lo más brillante, porque para mí Punto de Paz es un espacio luminoso”.

La elección del camino cooperativo

Liberté comenzó en 2014 como un emprendimiento autogestionado: “Habíamos decidido institucionalizarnos para hacer frente a las posibles embates que pudiéramos tener, ya que en el camino en esta carrera por la recuperación de derechos y dignidad juntamos enemigos que no están de acuerdo con una vida digna para presos”, recordó su presidente.

Y agregó: “La primera idea fue convertirnos en una asociación civil, de hecho, ya estaba casi decidido. Hasta que un día tenemos una reunión con la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito (FACC) y la Procuración Penitenciaria de la Nación, donde entre ellos estaba Alberto Bavestrello, un experto en cooperativas, y al final de la charla nos dice «Muchachos, ustedes son una cooperativa sin serlo», y así fue como empezamos a ver que la cooperativa era el camino”.

“Tras capacitaciones y talleres de cooperativismo con la FACC y presentación de documentación, llegó el momento de conformarse como cooperativa en el 2021, con el apoyo de la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop), como siempre en todo lo que hacemos, que tratamos de no ser funcionales al sistema cuando se puede. Hasta ese momento todas las cooperativas de Argentina, al menos cuando presentaban una cooperativa desde una cárcel, el Consejo de Administración eran personas del mundo libre”, remarcó Aguirreal

“Un artículo 64 caprichoso hacía que no lo permitiera. Nosotros decidimos después de reuniones con Inaes y capacitándonos y decidimos en nuestra presentación un consejo de administración totalmente de presos, fue aprobado y nos convertimos en la primer cooperativa de la Argentina y de la región donde el Consejo de Administración está todo preso o estamos todos presos”, afirmo el actual presidente de Liberté.

En la actualidad la cooperativa está conformada por 200 personas, pero solo 25 están asociadas a la cooperativa. Sus miembros siguen trabajando en el desarrollo de nuevas unidades productivas, que son las que permiten sumar nuevos asociados, además de otras actividades como el comité, la biblioteca, el aula o el comedor social.

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