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Una cuestión de salud: con la aprobación del Senado, avanza la ley de Etiquetado de Alimentos

Por contundente mayoría de 64 votos contra 3 la Cámara alta le dio media sanción y giró a Diputado el proyecto que establece claras pautas de información a los consumidores, en reemplazo de las inentendibles leyendas que existen hoy. Hasta Unicef celebró

La Cámara de Senadores aprobó en la noche de este jueves por amplia mayoría y giró a Diputados el proyecto de ley de Etiquetado de Alimentos, que fija pautas para una alimentación saludable y establece la colocación de una serie de sellos frontales en los envases de alimentos con altos contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías. La discusión parlamentaria se extendió por tres horas y el proyecto, que obtuvo 64 votos a favor y tres en contra, fue apoyado mayoritariamente, por oficialistas y opositores. Tras la votación, especialistas de Unicef, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, y organizaciones médicas celebraron la media sanción a “una herramienta clave para que las personas puedan elegir mejor”, y expresaron su expectativa de que la Cámara baja le dé sanción definitiva y “sin modificaciones” al texto. “Estamos muy contentos de que el proyecto que aprobó el Senado haya sido el que salió por dictamen de comisiones sin modificaciones, porque se trata de una norma muy integral”, destacó especialista en Salud de Unicef Fernando Zingman.

El proyecto busca garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas.

También, en el caso de los productos con edulcorantes, debe contener una leyenda precautoria, inmediatamente por debajo de los sellos de advertencia, con la leyenda: “Contiene edulcorantes, No recomendable en niños/as”.

Los valores máximos de azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio establecidos deben cumplir con los límites del Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud.

Además, se exceptúa de la colocación de sello en la cara principal al azúcar común, sal de mesa, aceites vegetales y frutos secos.

También se obliga a las empresas a declarar el contenido cuantitativo de azúcares, entendiéndose como hidratos de carbono simples (disacáridos y monosacáridos), en el rotulado nutricional de los alimentos envasados para consumo humano.

Entre otros aspectos, el proyecto con media sanción prohíbe que los alimentos y las bebidas analcohólicas que contengan algún sello de advertencia, incorporen información nutricional complementaria; logos o frases con el aval de sociedades científicas o asociaciones civiles, y personajes infantiles, animaciones, celebridades, deportistas, entre otras imágenes que inciten al consumo.

La iniciativa recibió el respaldo de la totalidad de los bloques. Sólo votaron en contra Silvia Elías de Pérez, de la UCR en el bloque Cambiemos, y Beatriz Mirkin, del Frente de Todos, ambas representantes de Tucumán (provincia azucarera por más de un siglo) y Clara Vega, del bloque Cambiemos Fuerza Cívica Riojana.

 

Información de calidad

Una de las autoras del proyecto es la mendocina Anabel Fernández Sagasti del oficialismo nacional: “Estoy convencida de que mejorar la calidad de información de los alimentos que consumimos es una demanda social”, realzó el proyecto. “Quienes no vean esto están negando una realidad que existe en la Argentina”, sentenció.

La senadora remarcó que “las informaciones que hoy hay en los productos alimenticios son inentendibles”, y esto es para quien intenta leerlas, ya que se supone que la inmensa mayoría desiste de hacerlo.

“Esta ley no es contra nadie. Es a favor de todos los argentinos que tenemos el derecho de saber qué comemos y qué queremos que coman nuestros hijos”, afirmó Fernández Sagasti. Y emplazó a sus pares que votaron en contra: “Paren de repetir mentiras de lobbistas que no dan la cara y llaman a los legisladores para que digan mentiras”.

Por su parte, el radical mendocino Julio Cobos, también coautor del proyecto, mencionó que hay un “crecimiento del 75% de factores de riesgo, principalmente de obesidad y sobrepeso”, y remarcó: “Más de 27 millones de argentinos tienen exceso de peso”.

“Debemos atacar este problema. Y eso se hace a través de la prevención que es, en definitiva, el objetivo de este proyecto”, subrayó.

Cobos dio un ejemplo: “Este sistema es claro, advierte al consumidor y va en beneficio del consumidor”. Y aclaró: “No se está demonizando ningún producto ni prohibiendo nada. Estamos advirtiendo a la población mediante un etiquetado claro y simple. Después, la población tendrá derecho a consumir lo que quiera”.

Por el contrario, la tucumana Elías de Pérez cuestionó duramente el proyecto porque “demoniza al azúcar” y “desampara” a su provincia. “Una industria que significa trabajo para 60.900 familias tucumanas, salteñas, misioneras, jujeñas y santafecinas”, enumeró la legisladora radical.

Por su parte, la riojana Vega describió al proyecto como “inoportuno” y que “no contempla la realidad de los argentinos”.

“Nos vamos a dar el lujo de hablar de exceso de grasas y de azúcar, cuando el argentino en el día a día lucha por conseguir el dinero para llevar adelante la alimentación de su familia”, reparó.

Para Vega, “el pobre no va a mirar el etiquetado, va a mirar los precios”, lo cual en rigor, no choca con el etiquetado. De igual modo, insistió: “Éste no es un problema de sellos de advertencia sino de educación”.

Para especialistas en la materia, la realidad es la opuesta: “El etiquetado que propone el proyecto es entendible por todos y todas, también por niñas y niños, y está demostrado que es una medida que defiende a los consumidores frente al automatismo de la compra”, sostuvo Zingman.

“Cuando estamos frente a una góndola, hay componentes como los colores, el diseño de la etiqueta, la forma en la que se presenta el producto que inciden en nuestra decisión, y el etiquetado actúa en ese momento como una advertencia”, describió.

El especialista de Unicef destacó que “otro punto interesante del proyecto es que permite articular otras acciones que previenen la obesidad”.

En este punto, ejemplificó ese hecho saludando que los productos con determinados sellos “no puedan ser vendidos en los quioscos de las escuelas o que no se pueda hacer publicidad”.

“Estas acciones son particularmente importantes frente a niños y niñas que están muy indefensos ante la publicidad y terminan condicionando sus consumos. Si bien esto no soluciona el problema de la obesidad o la malnutrición, es un paso enorme para la Salud Pública”, concluyó.

Por su parte, Leila Guarnieri, nutricionista e investigadora del área de alimentación de Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC), también saludó la media sanción: “Es una muy buena noticia”, celebró. La FIC es una de las organizaciones que durante años realizó investigaciones aportando evidencia local sobre la necesidad de mejorar el sistema de etiquetado en el país.

“El próximo paso es la discusión del proyecto en la Cámara de Diputados, para lo que aún no hay una fecha estipulada”, explicó Guarnieri, y recordó que, antes de esa instancia, el proyecto “deberá ser discutido en las comisiones de Salud e Industria, tal como sucedió en el Senado”.

«En esta instancia esperamos que las y los diputados, al igual que las y los senadores, no cedan a la presión de la industria y prioricen el derecho a la salud por sobre cualquier tipo de interés privado”, completó.

Tanto Unicef como FIC Argentina forman parte de la Coalición Nacional para Prevenir la Obesidad en Niños, Niñas y Adolescentes, un espacio conformado por más de 50 organizaciones de todo el país que venían impulsando este proyecto de ley.

En la Argentina, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de 2019, el 13,6% de los niños y niñas menores de 5 años tiene exceso de peso y en la franja etaria de 5 a 17 años alcanza al 41,1%.

 

Apoyo internacional

Carmelo Gallardo, especialista en seguridad alimentaria que está a cargo de la oficina en la Argentina de la FAO, el área de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, también resaltó la importancia del avance de la ley: “El etiquetado frontal de alimentos resulta también una estrategia para garantizar el derecho a la alimentación, la salud y combatir la malnutrición y el sobrepeso”, sostuvo

“Recordemos que este derecho no sólo se entiende en términos de cantidad suficiente de alimentos sino también en términos de una alimentación adecuada, de la cual el derecho a la información también forma parte y es necesario para que las personas puedan elegir”, consideró.

El proyecto con media sanción del Senado propone etiquetas octogonales negras con letras en blanco que deberán advertir en caso de que el alimento presente “exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales”, y/o “exceso en calorías”.

Los valores máximos de azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio establecidos deben cumplir con los límites del perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud.

Además, se exceptúa de la colocación de sello en la cara principal al azúcar común, sal de mesa, aceites vegetales y frutos secos.

En tanto, si contienen cafeína, el envase debe contener una leyenda precautoria inmediatamente por debajo de los sellos de advertencia con la leyenda: “Contiene cafeína. Evitar en niños/as”, entre otras prescripciones.

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