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Una Cueva del Vidrio que es refugio de la solidaridad

Por Paola Cándido.- La única firma rosarina que fundía el material es hoy una fábrica recuperada: ahora se juntan, se lavan y se reciclan envases.

La Cueva del Vidrio era una empresa que derivó en una cooperativa que recupera y lava envases de vidrio.

Los empleados trabajaban con su dueño, hasta que hace siete meses éste se bajó del barco y les dejó todo a ellos.

Desde entonces intentan sacar adelante la fuente laboral y crecer. Se dieron una organización como cooperativa y se están relacionando con otros emprendimientos similares, además de gestionar el respaldo del Estado nacional y contar con la colaboración de las autoridades del distrito Sudoeste y de la Subsecretaría de Economía Solidaria de la ciudad.

El Ciudadano visitó la cooperativa y escuchó la historia de propia boca de tres de los trabajadores, Gabriel Gómez, Cristian Palavecino y Omar Gómez.

—¿Cómo se transformó la fábrica en cooperativa?

—La fábrica se fundó hace más de 50 años y hace siete meses que funciona como cooperativa. Cuando estábamos bajo patrón, en los últimos meses, hubo una gran caída de la producción de botellas, y nos venía avisando que nos iba a dejar todo a nosotros. Nunca tuvo la intención de dejarnos en la calle, tuvimos una buena relación con él, nos dejó algo de dinero y un camión para salir a buscar la mercadería. Buscamos botellas en distintos barrios: Empalme Graneros, La Carne, también vamos a Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, Villa Constitución, San Lorenzo.

—¿Cómo se distribuyen las actividades?

—Había mucha basura en el galpón y la gente del distrito Sudoeste nos facilitó una pala mecánica y un camión para sacar toda la basura. En principio, clasificamos las botellas, las que sirven las lavamos y las que no sirven las entregamos a cristalerías por vidrio molido. El fuerte nuestro es el lavado, entregamos a todos los puntos del país, en La Rioja, San Juan, donde están las bodegas. Esta temporada es la más baja, de junio hasta agosto. En septiembre empieza a subir la producción, entran más botellas, se refuerza de enero a junio y de septiembre a diciembre. Además hay un presidente, un secretario y un tesorero, que llevan las cuentas.

—¿Cuántas personas trabajan?

—Éramos 16, ahora somos seis, la idea es que vuelvan todos los que trabajaban acá; se fueron yendo porque no les aumentaban el sueldo o no les pagaban lo que les correspondía. Lo bueno es que siempre fuimos unidos.

—¿Cuántas botellas venden?

—Por mes, alrededor de 100 mil, si tenemos la posibilidad de traer una lavadora automática, podríamos lavar 3 millones de botellas por año. El Ministerio de Trabajo y Desarrollo Social nos va a ayudar con un subsidio de 75 mil pesos para poder comprar la máquina. Hay mucha expectativa porque habría más puestos de trabajo, al tener mucha producción, se necesita más gente, facilitaría todo ya que tenemos mucha demanda.

—¿Qué modificaron?

—Tenemos reuniones con diferentes cooperativas de Rosario, nos juntamos cada 15 días. Hay cooperativas que se dedican a hacer lavado de confección de ropa, panaderías, hostería, hay un bar. Se plantean ideas de cooperativa para trabajar en conjunto, somos 20 personas aproximadamente en cada reunión, cada cooperativa tiene sus representantes. Se intercambian ideas, trabajamos en conjunto con gente de Buenos Aires para que nos den algún tipo de subsidio, que nos ayude el gobierno o que nos permita pagar menos impuestos. El último encuentro que tuvimos en Buenos Aires había alrededor de 60 cooperativas.

—Tienen el apoyo de Economía Solidaria y del distrito Sudoeste…

—Sí, estamos muy agradecidos porque con el programa de reciclado de residuos, lo importante es la reutilización del material. Por otro lado, tiene un efecto de mayor ganancia, desde los recolectores informales hacia arriba. Porque el recolector directamente nos trae el material a nosotros y eliminamos lo que es el acopiador, el intermediario, que se quedaba con la ganancia del recolector. Entonces, al tener una relación directa con el recolector informal, la ganancia es mayor. Hay artesanos que trabajan con vasos y vienen a buscar el vidrio acá porque tiene menor costo, entablan una relación en red y son solidarios entre ellos. Y eliminamos lo que era una fuente de contaminación, porque prendían todo lo que es madera para poder calentar el agua y lavar, lo reemplazaron con un circuito de gas natural.

—¿Qué necesitan a corto plazo?

—Tenemos que hacer el piso porque todavía tenemos tierra. Hay cosas que se nos están dando, que siempre quisimos y nos pone contentos, como traer una máquina grande. La maquinaria va a triplicar el trabajo, van a mejorar las condiciones laborales, sobre todo la cadena productiva, que es un eslabón fundamental para los recolectores informales, porque viene la ganancia de abajo hacia arriba, cuando se les paga mejor el material que traen, aumentan el volumen y el recolector aumenta sus ingresos.

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