Si la llegada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a Rosario fue una movida más simbólica que generadora de nuevas estrategias en torno al clima de violencia por las disputas del narcomenudeo, el operativo de seguridad montado alrededor de la Facultad de Derecho de la UNR reforzó la sensación de zozobra: calles cortadas durante 10 horas y numerosos efectivos policiales en una jornada precedida por escalada de mensajes intimidatorios en redes sociales. Pero, además, varias declaraciones parecieron destinadas a dinamitar declamaciones previas sobre la necesidad de coordinar acciones para contener la violencia y dar con sus responsables. Por dar un ejemplo, la del presidente del máximo tribunal, el santafesino Horacio Rosatti. “No se puede combatir el crimen organizado con un Estado desorganizado”, tiró el supremo, envuelto además en una trama de recelos con el oficialismo nacional. Pero también apuntó a otra administración peronista, la de Omar Perotti. “Que la cárcel no controle a la calle, sino que sea al revés”, lanzó en torno a la bandas que siguen operando con sus cabecillas tras las rejas.
Rosatti recaló en la sede universitaria que está en diagonal con la de Gobernación junto a sus pares Carlos Rosenkrantz, el también comprovinciano –de Rafaela– Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda.
El encuentro fue bajo el lema “El juzgamiento del narcotráfico” y, se infiere, un respaldo, también más simbólico que material, a la Justicia federal asentada en Rosario, blanco de numerosas críticas por la lentitud de las causas que involucran a las mismas bandas que los tribunales provinciales ponen en el banquillo por otros delitos como la violencia ligada a las disputas del narcomenudeo y negocios conexos como las extorsiones mafiosas.
El presidente de la Asociación de Jueces Federales (Ajufe, organizadora del cónclave), Jorge Morán, lo explicitó. “Es una forma de respaldar” el trabajo de jueces y fiscales del fuero en la ciudad. Y, de nuevo, el descargo de responsabilidades: “Queremos mandar un mensaje abierto, porque un Poder solo no puede hacer nada”, agregó Morán poco antes del encuentro.
Reforzó el magistrado federal de Rosario –también vicepresidente de Afuje– Carlos Vera Barros, aunque más contemporizador en medio de los dardos cruzados, al calificar ese respaldo como “transversal, porque involucra al poder político y a la Justicia provincial”. También bajó rispideces, y es lógico, ya que trabaja en el territorio desmadrado por la violencia letal.
El rafaelino supremo Lorenzetti abundó en eso porque, dijo, “nadie puede” solo. Explicó: “El intendente, el gobernador, la Nación, la Policía local, la Federal y los jueces dicen: «Yo no puedo». Cada parte dice «no puedo» y le echa la culpa al otro o al anterior. Eso es un modelo que no va más. Lo que hay que hacer es cambiar el modelo”.
Lorenzetti, en concordancia, lanzó la propuesta: una agencia federal permanente contra el narcotráfico, que describió como “un grupo de trabajo donde se reúnan todos los meses o cada 15 días representantes del gobierno local, provincial, la UIF (Unidad de Información Financiera), la Afip, puertos (sus administradores), Justicia federal, Justicia provincial, fiscales”