Juan Pablo Moltó Ripoll es el fundador de la psiconeuroacupuntara y dialogó con este medio al respecto para explicar qué es y cómo nace esta disciplina. “Nace hace 12 años y es un puente de unión de la sabiduría oriental basada en el taoísmo, en la observación de las leyes que acontecen en la naturaleza. Es combinar esa sabiduría milenaria con las nuevas neurociencias, el saber occidental, lo que entendemos como patología, el funcionamiento del cerebro. Y cómo unir los conocimientos de oriente con los de occidente. Por eso la psiconeuroacupuntara (PNA) son tres palabras juntas: psico, son estrategias a nivel verbal; neuro, porque es la parte del conocimiento del cerebro de todo lo que es el funcionamiento neuronal y sobre todo del cuerpo porque para nosotros el cerebro no solamente está en la cabeza, sino que también está en todo el cuerpo. Somos un ser pensante, no solamente lo hacemos con la cabeza sino con todo el cuerpo. Es más importante entender el cuerpo que entender la cabeza; y acupuntura, que hace referencia al contacto con lo oriental y reúne sus saberes”, expresó Moltó Ripoll.
—¿Cuál es la visión sobre la enfermedad que tiene la medicina china o la psiconeuroacupuntura?
—Tanto para la medicina china como para la psiconeuroacupuntura, la enfermedad no existe como la entiende el mundo occidental, para nosotros surge desde el momento en que la persona se aleja de unas normas o de unas leyes naturales. Es decir, vemos que la naturaleza funciona basándose en algunos parámetros, en fenómenos que suceden y nosotros, los seres humanos, somos los animales que nos vemos implicados en esas leyes de la naturaleza; entonces cuando un ser humano se aleja de esas leyes su cuerpo sufre. Esto es complejo de explicar pero la teoría china es así. Cuando se aleja mucho de esas leyes el cuerpo lo que quiere es volver; entonces, para volver, lo que hace el cuerpo es simplemente decírnoslo, el cuerpo nos dice “quiero volver”.
—¿Y cómo lo dice?
—A través de los síntomas, claro. El cuerpo empieza a hablarnos en un diálogo que es la expresión corporal, empieza a aumentar la tensión en ciertos músculos, empieza a aumentar el mal funcionamiento de algunos órganos porque no pueden adaptarse al ciclo patológico al cual nos estamos exponiendo. A esta vida esquizofrénica de tanta tensión, de tanto estrés y de tantos problemas emocionales.
—¿Siempre es la emoción la que lo dispara?
—La emoción es para nosotros muy importante, pero no siempre, porque a veces también hay factores tóxicos químicos o ambientales; el ambiente es natural, pero vivimos en un ambiente artificial, salimos a la calle y respiramos plomo, fumamos, bebemos alcohol, comemos comida llena de hormonas, tomamos muchas cosas excesivamente refinadas, todo eso es salirse de las leyes naturales. Por ejemplo, el azúcar provoca muchísimos problemas intestinales. ¿Por qué? Porque está excesivamente refinado, ataca la flora intestinal y produce problemas en la permeabilidad intestinal; el azúcar hace mal porque está excesivamente refinado. En cambio, las frutas contienen la mucosa, contienen ese azúcar que no está refinado y entonces es bueno y el cuerpo lo necesita. Pero cada vez tomamos cosas más químicas, más elaboradas, eso es salirse de las leyes de la naturaleza y es lo que nos hace enfermar.
—Y cuando se llega a tener un cáncer, una hipertensión o una diabetes, ¿cómo actúa la PNA sobre eso?
—La psiconeuroacupuntura ve el cáncer como una de las peores enfermedades, nosotros lo llamamos el gran mal. El cáncer en realidad es el grito más fuerte que puede pegar nuestro organismo porque está prácticamente desorganizándose y, en pocas palabras, está intentando cambiar y el cambio lo puede hacer a través de la muerte, que era lo que yo comentaba antes, de que la muerte para el cuerpo no existe porque es una transformación. Entonces el cáncer es una aceleración para salirse de ese desorden para volver otra vez al orden. En psiconeuroacupuntura el cáncer en sí, lo que es el tumor, es nada más que un síntoma. No quiere decir que no tratemos el síntoma, cuando ese órgano dañado tiene que tratarse con el médico, con la quimioterapia, la cirugía si hace falta. Si el cáncer es tratado solamente desde ese punto de vista y el cuerpo no deja de sufrir o no lo volvemos a las leyes naturales, el cáncer no está siendo tratado, está siendo tratado el síntoma. Es como si yo estuviera sufriendo una infección y toso y me tratan de la tos… no me tratés de la tos, tratame la infección. Con el cáncer es lo mismo: si tengo un síntoma que es la célula cancerígena y me la tratás, está muy bien pero tratame el por qué, es el por qué de esa vida que tanto nos hace sufrir y que tanto tenemos que aprender, y es ahí donde trabaja la PNA. Pero en el cáncer, como en la fibromialgia, en las artritis o en todas las enfermedades crónicas, nosotros vemos la enfermedad como un síntoma y que todo lo demás es lo que hay que tratar, es decir, el por qué llego a ese extremo de dolor o de sufrimiento.
—¿Hay resultados concretos que se han alcanzado con la PNA en estas afecciones que ha mencionado?
—No tenemos una casuística en este momento, pero la Sociedad Española de PNA está recopilando datos y los tendremos en breve. Sí sabemos que la calidad de vida de las personas tratadas ha mejorado con esta práctica. Son 7 años de experiencia, y los pacientes tratados y supervisados están estables.
—¿Qué es la fibromialgia ?
—En PNA, la fibromialgia es un dolor emocional depositado en los músculos. Es tanto el dolor existencial que se va cargando en los meridianos de energía. Ese dolor existencial se deposita en los huesos, en los músculos y nos va provocando tensiones, agotamiento, cansancio y en realidad no nos damos cuenta de que estamos aguantando esa presión o una frustración existencial sobre algo. Tomamos calmantes y no nos damos cuenta de que lo que queremos, quizás, es cambiar de vida.
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