Su familia es una fábrica creativa. “Están Jorge, Diego, Ana y Paula”, enumera Daniel Drexler, cantautor uruguayo que lleva más de treinta años recorriendo escenarios y toda la vida compartiendo el arte con su familia. Daniel es el hermano menor de Jorge Drexler y uno de sus mejores amigos. “Al punto patológico de que veraneamos juntos todos los años”, dijo entre risas.
Daniel es médico y músico. “Durante mucho tiempo tuve la sensación de vivir disociado en mundos paralelos antagónicos e irreconciliables como la ciencia y el arte”, reconoció quien acaba de editar un disco que bajo el título Uno presentará este sábado en Rosario, un material que marca “un amigarse” con esa disociación entre arte y ciencia.
“Durante mucho tiempo sentí eso como una maldición. No me animaba a decir voy por un lado y lo otro se acabó. En los últimos diez años me empecé a dar cuenta que había sido una bendición, particularmente en este siglo XXI donde cada vez más la creatividad humana está tomando un rol preponderante: estar justo parado en el lugar donde está la intersección de las cosas más creativas de la humanidad que son el arte y la ciencia lo siento como una bendición”, reconoció.
El disco plasma el proceso en el que se dio cuenta “que es una intersección un poco rara, pero que tiene un vínculo común que es la creatividad y también la búsqueda de una verdad, de la emoción, del amor”. Y reconoció: “Yo me siento muy cómodo en ese lugar, creo que son dos lugares, tanto el arte como la ciencia, donde se produce uno de los aspectos más lindos de nuestra especie”.
Sin fronteras
Hasta el momento, Daniel editó siete discos de estudio todos con la necesidad de que sean una novedad para él. “Que me lleven a navegar por nuevos mares”, aseguró.
Desde el punto de vista compositivo, Uno es un disco “muy montevideano”. “Es el disco más candombero que hice hasta ahora”, aseguró el músico. Pero hay en él un universo percusivo que lo pone a recorrer nuevos caminos. “Cuando grabamos sentí que necesitaba esa efusividad emocional que tiene Río de Janeiro. Necesitaba ver cómo dialogaba el mundo afro montevideano con la raíz afro de Río de Janeiro. Surgió esa posibilidad de grabar con Alexandre Kassin (productor musical y multiinstrumentista), que para mí fue una cuestión absolutamente inesperada. Llegar a Rio de Janeiro y a través de Kassin tener acceso a la primera división de la música fue una experiencia muy fuerte”, agregó.
Del disco participaron artistas como Marcos Suzano, “que lo venía escuchando en discos de Caetano o Sting”, apuntó Drexler. También los brasileños Doménico Lancellotti, Davi Moraes y Leo Reis, y los uruguayos Martín Ibarburu y Ana Prada, prima del músico.
“Eso fue como una especie de gran regalo de la vida y un desafío también. Creo que cuando uno va a otro lugar a grabar, a otra ciudad, lo que trata es de captar el humor de ese lugar en las canciones. Trate de incorporarlo y ahora escucho el disco y siento que se da una especie de encrucijada linda entre el pulso carioca y el montevideano”, contó. Y aclaró que esa relación no es nueva: “En mi disco anterior, Mar abierto, había grabado en Porto Alegre. Ahora llevamos la apuesta un poco más lejos. Y fue muy loco para mí porque hay algo del humor rioplatense, de la forma en la que se llevan los músicos entre sí, que me era absolutamente natural. Al tercer día de estar en el estudio decía «estoy tocando con estas bestias monstruosas y sin embargo me siento como si estuviera en Montevideo con mis colegas de siempre»”, relató.
Desde el inicio de la vida
Daniel sabe el momento exacto en el que comenzó su relación con la música de Brasil. Fue en agosto de 1968. Aún en la panza de su mamá, el entorno musical ya incluía a los artistas de esa latitud así como los cuentos en portuñol de su abuelo Prada mezclados con Atahualpa Yupanqui y el tango. “Es que Uruguay es una encrucijada; es el único país de América del Sur que fue, en algún momento de su historia, parte de Brasil y a su vez fue parte central de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Uruguay siempre fue una encrucijada y creo que hasta hoy en día lo es desde el punto de vista geográfico y cultural: está clarísimo que Uruguay tiene la capacidad de jugar como bisagra de dos mundos”, dijo Daniel.
Consultado acerca de si encuentra una conexión entre esa idea de “bisagra de dos mundos” y lo pionero que suele ser Uruguay sancionando leyes que siguen siendo discutidas en el resto de América del Sur, analizó: “Creo que Uruguay es un experimento. Los propios uruguayos no creían que esto fuera a ser un experimento viable, y como tal hay una mayor facilidad para asumir situaciones de riesgo. Uruguay separó la Iglesia del Estado a fines del 1800. El voto femenino en 1917, segundo país del mundo. Las leyes sociales y los derechos laborales se instalaron en Uruguay desde muy temprano. Después la dictadura. Y creo que lo que pasó más tarde fue que se reconectó con su propia esencia; un lugar que siempre ha sido muy de vanguardia en tanto el humanismo liberal, a la capacidad de generar una sociedad donde se respeten los derechos humanos y donde uno sienta que el Estado está para ayudar, no para complicar.
Entonces la ley de liberación del cannabis, la del matrimonio igualitario, la de reproducción, todo eso que está pasando, no es más ni menos que una reconexión con nuestras raíces más profundas. Un país que no era ni Portugal ni España, que quedó como una especie de espacio donde no había leyes muy claras, donde la inquisición no llegaba, tampoco el poder real de ninguna de las potencias. Todo se fue generando como un espíritu libertario muy arraigado al gaucho que se mantiene hasta hoy en día”.
Un amor que se consolida
La de Daniel Drexler con Rosario es “una relación intermitente”. “Una especie de noviazgo a distancia que estoy intentando formalizar un poco más con un marco legal, jurídico. No tengo claro cuál, pero cualquier relación con Rosario me interesa”, dijo el músico que visita la ciudad cada tres o cuatro años y en cada visita se hace nuevos amigos.
Y finamente hoy llega a la ciudad con Uno, “un disco que es casi una celebración de la unificación o el fin de la disociación personal; un disco que hace claramente hincapié en la emoción, en la poesía, en la búsqueda de la empatía, en entender”, según definió.
“Entonces, subirme al escenario con estas canciones me lo hace todo bastante fácil. Son todas canciones de celebración vital. Estoy yendo solo con la guitarra. Voy a la búsqueda de la emoción pero armado con vehículos que son las nuevas canciones que me la hacen fácil. Voy a soltar acordes y recoger abrazos”, concluyó Daniel.
Para agendar
Daniel Drexler presentará su disco «Uno» este sábado, a partir de las 21.30, en el Gran Salón de la Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza, con entradas generales a 200 pesos