La escuela Nº 1226 Gesta de Mayo, de barrio Cristalería, sufrió cuatro robos en un mes y medio. En la mañana de ayer, directivos y docentes se encontraron con una escena caótica y repetida en lo que va del año: vidrios rotos, puertas violentadas y hasta sangre en el suelo, probablemente de los maleantes que se lastimaron durante el ataque que se presume sucedió durante el fin de semana. El dato más llamativo –y alarmante a la vez– es la impunidad con la que actuaron los intrusos: tuvieron tiempo para descolgar diez ventiladores de techo de las aulas.
Debido a lo ocurrido, hoy a primera hora referentes de la institución mantendrán una reunión con representantes del Ministerio de Educación de la provincia, para evaluar las medidas a tomar en materia de seguridad y definir si las condiciones están dadas para comenzar las clases en tiempo y forma.
“La 1.226”, como llaman cotidianamente los vecinos a la escuela de Cristalería, alberga a unos 800 chicos de los niveles inicial y primario y cuenta, además, con un comedor que entrega a los alumnos la merienda que en muchos casos sirve de cena también.
Ubicada en una de las zonas más populosas de la ciudad, gran parte de los niños que asisten pertenecen a familias carenciadas, que no por su condición dejan de comprometerse con el centro educativo. De hecho, una docente de la escuela contó a El Ciudadano que en el robo del fin de semana los maleantes se robaron diez ventiladores de techo que se pudieron comprar gracias a distintas actividades realizadas durante el ciclo lectivo 2015 y de la que participaron activamente las familias.
“En los robos anteriores se llevaron una bomba de agua que abastece a un sector de la escuela, impresoras y un cañón proyector junto con el respectivo equipo de sonido”, relató la maestra. Además, apenada recordó que el aparato reproductor lo usaban los sábados para funciones de cine, con el objetivo de reunir fondos para que los chicos que terminan el séptimo grado puedan realizar su viaje de estudios.
La escuela Gesta de Mayo es un punto de referencia para la comunidad de Cristalería. Debido a que el plantel de docentes y no docentes de la institución cumple actualmente horario por la mañana para que los padres efectúen la inscripción de sus hijos, otra de las maestras dijo que “las familias se fueron enterando de a poco”, a medida que llegaban a la escuela para realizar el trámite.
Tras el primer robo sufrido a principios de este año, se colocaron sensores y se sellaron algunas puertas con soldaduras. Sin embargo, las medidas que se tomaron al parecer no fueron suficientes para evitar ser el blanco del delito, aun cuando la escuela cuenta con un sistema de alarma y está ubicada a unas cinco cuadras de la subcomisaría 2ª, con jurisdicción en la zona.
“Cada cosa que nos roban es un retroceso, compramos los ventiladores de techo con nuestro esfuerzo, porque equipar la escuela es responsabilidad del Ministerio. La comunidad está triste, y le pedimos a la gente que si por ahí tiene algún ventilador de techo para vendernos, que no use, que nos avise”, solicitó una de las docentes.
Para el titular de Amsafé Rosario, Gustavo Teres, la situación es compleja para muchas escuelas que suelen ser saqueadas. “Después se ponen rejas y les vuelven a robar, los roban también con sistemas de alarmas funcionando, se refuerzan las puertas y vuelve a ocurrir. Tal vez, como pasa en ciertos centros educativos, algo que podría ser disuasivo es que en alguna de las habitaciones viva un casero o, en algunos casos, que haya una vivienda para los directivos. No digo que sea efectivo pero sí podría ahuyentar a los ladrones por el hecho de que saben que hay alguien allí y que no se manejarían con libertad cuando ingresan a robar”, reflexionó el gremialista.
