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Una fábrica que marcha con el motor de sus trabajadores

La apertura de las importaciones hirió gravemente la producción de llantas; llegó a fabricar un millón y medio en 2010.

Detrás de las cuatro ruedas sobre las que se mueve cualquier auto fabricado en Argentina está la fábrica rosarina Mefro Wheels. La planta tiene una capacidad de producción de 120 mil llantas por mes. En el 2010, los pedidos alcanzaron el millón y medio de piezas, pero el número entró en caída hasta llegar a sólo 300 mil en el 2016. Según sus trabajadores, el problema se incrementó a partir de la política del gobierno nacional de Cambiemos de abrir en forma indiscriminada y descontrolada las importaciones. “Abrieron la tranquera y nos está matando”, dijeron desde la planta los delegados que representan a los 170 trabajadores en conflicto e incertidumbre desde hace meses. Es que, a la baja en los pedidos, se sumó el paso de la compañía de capitales alemanes a otra, también alemana, que nunca desembarcó en la planta y que, incluso, fue asociada con los fondos buitres. Por eso, hoy es un día clave: en una reunión en Buenos Aires los operarios representados por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) conocerán a los nuevos dueños.

Detrás de las cuatro ruedas sobre las que se mueve cualquier auto fabricado en Argentina está la fábrica rosarina Mefro Wheels. (Foto Juan José García)

Todo en Mefro Wheels es gigante. La única fábrica que produce llantas en el país ocupa casi una hectárea del sudoeste rosarino. Entrando por un estacionamiento ubicado en Ovidio Lagos al 4400, se pueden caminar tres cuadras hasta llegar a Francia a través de varios galpones conectados entre sí.

Todo en Mefro Wheels es gigante. La única fábrica que produce llantas en el país ocupa casi una hectárea del sudoeste rosarino. (Foto Juan José García)

La cadena de producción abarca desde herramientas de trabajo con 20 años de antigüedad a roborts de última generación. Por los pasillos resbaladizos por el aceite y la grasa acumulada a lo largo de décadas, hay máquinas que parecen transformers y se mueven con una fuerza de golpe de una tonelada y media, sectores de cortado, ensamblado y pintura, laboratorios de experimentación, espacios de control de calidad y hasta un museo con ruedas de distintas épocas. “Una especie de showroom adentro de la fábrica”, dice orgulloso Miguel Valentino, delegado de 61 años, con 19 de antigüedad e integrante del sector de inspección final.

La cadena de producción abarca desde herramientas de trabajo con 20 años de antigüedad a roborts de última generación. (Foto Juan José García)

El proceso de fabricación de una llanta arranca en un playón del tamaño de una pileta de natación en la que descansan las chapas que esperan para ser cortadas. Las lonjas de acero son la principal materia prima de la fábrica. Hoy el playón no está lleno. Los materiales ocupan un cuarto de la pileta y, si bien una parte ya fue cortada, lo cierto es que las cantidades que se producían en otras épocas están muy lejos de las actuales. Según los delegados que recibieron a El Ciudadano en la planta, el principal motivo de la caída fue la apertura de las importaciones. “En el 2016 General Motors cortó los pedidos a Mefro y trajo de Brasil las ruedas para las líneas de pan caliente, como el Corsa”, explica Alfredo Lo Coco, de 47 años. Como muchos otros operarios, viene de la antigua Cimetal, que quebró en 2003 con la continuidad de 60 empleados,

El proceso de fabricación de una llanta arranca en un playón del tamaño de una pileta de natación en la que descansan las chapas que esperan para ser cortadas. (Foto Juan José García)

A las importaciones, se sumó que el año pasado la compañía de capitales alemanes fue vendida a otra empresa de la misma nacionalidad. El cambio de dueño fue un mal augurio. Los nuevos accionistas nunca desembarcaron en la planta de Rosario e incluso desde la UOM denunciaron que vendían llantas importadas a los clientes argentinos, salteando la producción local. Pero la preocupación por la continuidad creció cuando varias versiones señalaron que se trataba de compañía de reestructuración financiera que, para un peor panorama, fue asociada con los fondos buitres.

Malas noticias

Después de meses de inestabilidad laboral, la peor noticia llegó el 2 de enero pasado cuando los trabajadores llegaron a la planta y les dijeron que habían sido desafectados de sus tareas. “Nos dijeron que nos vayamos a nuestras casas porque no había materiales para trabajar, ni nada para hacer”, contó Héctor Avaca, otro delegado de 46 años, que trabaja en la parte de pintura desde hace una década.

Según, Cristian Rosales, obrero de 29 años que se desempeña en la parte de llantas,  apenas se enteraron decidieron montar una guardia permanente en todas las entradas de la planta: “Teníamos que evitar que desmantelen la fábrica y que se lleven las máquinas, que son todo para nosotros”. Así, día y noche cuidaron que nadie atente contra las únicas garantías de la continuidad laboral.

Después de meses de inestabilidad laboral, la peor noticia llegó el 2 de enero pasado cuando los trabajadores llegaron a la planta y les dijeron que habían sido desafectados de sus tareas. (Foto Juan José García)

Nadie conoce mejor cómo funciona una fábrica que los que la ponen en marcha todos los días. Los trabajadores de Mefro Wheels hablan de cada etapa del proceso de producción con el detalle de los que saben lo que implica su trabajo y lo fundamental que es cada pieza. Conocen todos los rincones de la planta mejor que cualquier dueño. Porque los dueños pasan, las acciones se transfieren en el aire financiero, pero las máquinas y los trabajadores quedan. Ahí no hay especulación: ahí se sabe hacer una cosa y hacerla bien. “Somos personal ultracalificado, nadie en el país sabe hacer esto. Si esta fábrica cierra, es una actividad que no se vuelve a abrir nunca más”, explica Miguel Valentino.

El 12 de enero, luego de diez días afuera de la planta y tras semanas de negociaciones, los trabajadores acordaron en el Ministerio de Trabajo volver a trabajar. La decisión no fue gratuita: para volver a encender las máquinas tuvieron que dejar de lado el cobro de la deuda salarial de la segunda quincena de diciembre y los futuros pagos de enero. Por decisión de la asamblea de los trabajadores, ese dinero fue destinado a la compra de materias primas para volver producir.

Enero entre llantas

Son las 14.30 de cualquier día de enero y los operarios forman fila para marcar tarjeta por el fin del turno. Desde que volvieron a trabajar, la empresa funciona con una especie de autogestión, a la espera de que los nuevos dueños desembarquen en la ciudad. El acuerdo logrado en la cartera de Trabajo local incluyó la elección de veedores que controlan la administración de la planta, como es el caso de Alejandro Leguto, responsable de Ingeniería.  Producir los pedidos de las terminales automotoras es el único objetivo y la única receta. La actividad se redujo a la mañana para economizar costos. “Tener las máquinas prendidas tres turnos consume mucha energía y, además, varios están de vacaciones así que nos organizamos para hacer todos los pedidos en el menor tiempo posible”, cuenta Valentino. Desde ese día, el sonido de Mefro Wheels a la hora de la siesta es distinto. Cuentan que un día normal de la planta es aturdidor y caluroso, pero ahora los pocos operarios que quedan dando vueltas pueden hablar sin gritar y se escuchan.

Reunión cumbre

Todas las expectativas están puestas en la reunión en Buenos Aires que se llevará adelante hoy entre la UOM, representantes de la gerencia local y los tan esperados empresarios alemanes. Algunos viajaron ayer a la noche, pero la mayoría se quedó sosteniendo la producción. La confianza en la forma de fabricar un producto de alta calidad, sumado al pedido de alrededor de 700 mil llantas para este año por parte de las terminales, constituyen la principal carta a jugar. La cifra es por lo menos prometedora ya que implica el doble de la producción del 2016. “Como venimos diciendo, trabajo para hacer hay. Lo que necesitamos son garantías. Estamos muy ansiosos por esta reunión, lo único que esperamos es que esta vez aparezcan”, coincidieron todos los delegados.

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