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Una farsa futurista y politizada

Matías Martínez, al frente de un elenco integrado por Mario Vidoletti, José Pierini, Fabián Fiori, Carlos Chiappero, Manuel Baella y Julián Sanzeri, dirige “Gol de Oro (todo o nada)”, de Miguel Franchi, producción de la Comedia Municipal Norberto Campos. Desde este viernes, en La Comedia.

La ironía, la incorrección y el compromiso político han marcado la carrera teatral del actor, dramaturgo y director rosarino Miguel Franchi, quien con su gran alter ego, Germinal Terrakius, un candidato a “todo o nada”, supo decir a los cuatro vientos aquello que el común de la gente siempre quiso pero que nunca se animó a denunciar. Imbuido por ese estilo tan singular que lo caracteriza, aunque quizás mas políticamente incorrecto que en otras ocasiones, Franchi escribió Gol de oro (todo o nada), obra ganadora del Primer Concurso de Dramaturgia local para alimentar lo que en estos últimos dos meses se convirtió en la tercera producción de la Comedia Municipal Norberto Campos, creada en 2012 (ver aparte), que esta noche, a las 21, de la mano del ganador del Concurso de Dirección, Matías Martínez, verá la luz en La Comedia (Mitre y Ricardone), en lo que se revela como un gran acontecimiento de la escena local y uno de los estrenos más esperados del año.
La obra, con un atractivo elenco elegido por un casting abierto e integrado por Mario Vidoletti, José Pierini, Fabián Fiori, Carlos Chiappero, Manuel Baella y Julián Sanzeri, seguirá en cartel los viernes y sábados a las 21, y los domingos a las 20, con entradas populares de 50 pesos.
Gol de oro (todo o nada), primera obra realizada en el marco de este programa municipal de un autor rosarino con una impronta marcadamente local y ácidamente crítica sobre una visión a futuro de Rosario, plantea, a partir del texto, una ciudad destruida y decadente por el olvido o la indiferencia. “Una Rosario en desuso”, adelanta el director, que agrega: “Hay en la obra una instancia permanente de humor en todo el recorrido, de comicidad, de parodia; es una farsa o comedia con tonos de grotesco, en relación con aquello que tiene que ver con lo político, y no creo que haya un ciudadano, un rosarino, que no tenga ganas de burlarse de los políticos”.
Así, entre el grotesco y el absurdo, géneros ampliamente transitados por el teatro rosarino desde el surgimiento del movimiento independiente, un grupo de personajes aparentemente temerosos de un “afuera peligroso” en una ciudad en la que el estallido social ya se hace notar, buscará la solución (o la disuasión) a una serie de problemas que, más allá de encontrar en el aquí y ahora de la obra su caja de resonancia en el futuro, es cuestión ya visible en el presente. En ese discurrir en el que las soluciones estarán más cerca del disparate que de la coherencia, Pierre (Mario Vidoletti), Torcuato (José Pierini), Beto (Fabián Fiori), La Mujer (Carlos Chiappero), El Mozo (Manuel Baella) y El Sospechoso (Julián Sanzeri), entre otros personajes recreados por los mismos actores, harán un recorrido entre farsa y parodia intentando “la reunificación” de todos los ciudadanos de la ciudad.
“Llegamos al estreno con una gran ansiedad de parte mía y del equipo técnico y de producción; quizás tenga que ver con que estamos convencidos de que la obra va a generar polémica por su contenido y por lo que pasa, pero creo que es interesante que el teatro genere eso en la gente; siempre fuimos conscientes de que estábamos armando una propuesta que sería provocativa y polémica en relación con lo que se toca como problemática que, en definitiva, es la rosarinidad. Es una obra de marcado corte local, bien de acá, que de algún modo fue lo que me llevó, luego de conocer el texto, a presentar el proyecto”, adelantó Matías Martínez, quien además cuenta con la asistencia de dirección de Marcela Ruiz Álvarez, escenografía de Cristian Iván Grignolio, luces de Diego Quilici, edición de sonido y voz en off de Martín Fumiato, diseño de vestuario y caracterizaciones de Ramiro Sorrequieta, producción y coordinación de vestuario de Irene Inés Depetris, asistencia de vestuario de Liza Tanoni, jefe de realización de vestuario de Cristian Ayala y realización de vestuario de María Carolina Leali y Ulises Fernández.
“Esta es una obra que transcurre en una Rosario futura, apocalíptica y desvastada, que además está sectorizada. La acción transcurre cuando, de algún modo, se juntan los líderes políticos de cada sector en el contexto de lo que ellos llaman la Cumbre de Reunificación, a partir de la cual van a tratar de que Rosario se vuelva a juntar; esa es la fábula, lo anecdótico que tiene esta obra. Y lo que pasa es que en esta supuesta Cumbre de Reunificación salen a la luz, inevitablemente, las contradicciones y los enfrentamientos de cada uno, que están muy ligados a lo rosarino, con eso que implica, básicamente, el ser rosarino, pero también a nivel ideológico”, detalló Martínez.
En el texto, Franchi ubica la acción en la sede local de una embajada europea; de todos modos, Martínez fue por más y la ubica en el subsuelo del Monumento Nacional a la Bandera. “La obra está pensada en el ícono de lo rosarino como es el Monumento a la Bandera, que es lo que define a la ciudad, porque «Rosario es Monumento» y no sólo para los rosarinos sino también para el resto del país. Y en la obra hay un procedimiento que utiliza Franchi, que está muy bueno, que tiene que ver con hablar de cosas con las que todos nos sentimos identificados ahora pero las pone en un futuro, y en ese punto radica, quizás, la mayor ironía de Gol de oro, porque todo aquél que vea la obra va a notar que eso que se cuenta que va a pasar ya está pasando en Rosario”, expresó.
Respecto del atractivo elenco de talentosos actores locales reunidos para esta producción donde directa o indirectamente se habla de inseguridad, violencia o linchamientos, el director expresó: “Es un muy buen elenco y un gran equipo de trabajo; es un buen grupo humano que es fundamental para hacer teatro. Y en relación con los personajes, son líderes políticos de los diferentes sectores, bastante decadentes todos, que están en un enfrentamiento permanente. Y cada uno, de alguna manera, en esta Cumbre de Reunificación, empieza a tensar la cosa para el lado del interés propio. Creo que los personajes reflejan a una clase dirigente que está en decadencia; la obra es, también, una gran metáfora acerca de lo que quizás pueda ser a futuro el destino del poder político”.
Con relación a la posibilidad de dirigir una obra en el contexto de un espacio oficial, donde los costos de producción están resueltos, el director dijo: “Creo que está bueno que puedan convivir los diferentes circuitos en la ciudad, tanto el del teatro independiente como el del teatro oficial, y puntualmente con relación a lo económico, si bien el tema está resuelto, para los que venimos de la producción independiente se vuelve todo un desafío, porque hay que sacar la obra en dos meses, no queda margen, no queda tiempo para probar muchas cosas, hay que tomar decisiones de manera inmediata. La dirección de este tipo de espectáculos requiere de una gran efectividad en el sentido de la resolución de las cuestiones escénicas; uno tiene que trabajar vinculado con las diferentes áreas y al final juntar todo. Es una clave tener desde el comienzo cómo va a ser todo en el momento en el que todas esas partes se junten, porque de otro modo puede ser un gran fracaso”.
Finalmente, respecto de la incorrección política que le compete al teatro como espacio de reflexión y análisis en el que se pueden dirimir, desde ciertas metáforas, todos los conflictos posibles o imaginables, el director detalló: “Con la obra pasa algo que quizás debería pasar siempre con el teatro: tiene que ver con no dar tregua. El ámbito de lo político se supone que es un ámbito serio, y el del teatro es un ámbito festivo y artístico que se burla de lo político, siempre fue así, y por ese lado puede aparecer la polémica, ante esa crítica paródica. De todos modos, reivindico un teatro político, libre e incorrecto. La parodia es un recurso porque de otro modo iríamos al teatro a ver una representación exacta de la realidad, algo que, claramente, no tendría ningún sentido. Y porque, además, yo creo que al teatro uno tiene que ir a ver algo mucho más interesante que la realidad”.

 

Un gran desafío

Creada en septiembre de 2012 a través de la Ordenanza Nº 8951, la Comedia Municipal Norberto Campos formalizó un anhelo de varias generaciones de trabajadores del teatro rosarino, producto de la lucha de diferentes sectores implicados en la actividad. El estreno de Gol de oro (todo o nada) tiene como antecedente las dos producciones anteriores, un piso que Matías Martínez y su equipo deberían alcanzar. Se trata de Relojero, de Armando Discépolo, con dirección de Raúl Saggini (2013), y el musical infantil de María Elena Walsh Doña Disparate y Bambuco, dirigido por Patricia Ghisoli con la dirección musical de Ariel Migliorelli, que se presentó el año pasado.

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