A la vuelta de Central a Primera no le faltó calor, luz, gritos ni mucho menos gente. El Gigante estuvo colmado por miles de hinchas que se dieron cita para presenciar el primer partido del campeonato y así olvidar los más de mil días que llevó el camino para volver a lo más alto del fútbol argentino.
Desde las 19, las calles periféricas del estadio comenzaron a pintarse de azul y amarillo. En las caras de los hinchas que iban llegando se podía la notar la felicidad, la alegría de volver a su lugar, aquel que indica la historia grande canalla.
Y apenas pasadas las 21 los canallas empezaron con la fiesta. Desde los tradicionales cánticos hasta algunos nuevos que solamente interpretaron los de la popular, cada uno a su manera fue partícipe necesario de lo que significó la vuelta de Central a Primera División.
El que no la pasó bien fue Sebastián Peratta. Es que el nuevo arquero de Quilmes recibió todos los insultos apenas saltó al campo de juego para realizar la entrada en calor. Los canallas no se olvidaron del pasado del Flaco en Newell’s, pero el arquero hizo oído sordo y estuvo por más de cinco minutos haciendo jueguitos con la pelota tratando de soportar los cantos pocos amigables.
El recibimiento del equipo fue sencillamente espectacular, miles de papelitos y un aliento ensordecedor bajó de las tribunas lo que le dio el último matiz a la escenografía.
Ni el horario insólito de las 21.30, para la etapa invernal, pudo con los hinchas. Nadie se quiso perder el primer partido del torneo Inicial.
El pitazo inicial del árbitro no calló a los hinchas, aunque sí dejó en claro que la fiesta le dejaba el lugar a los nervios, a las altas pulsaciones, a la adrenalina del partido y a lo que vendrá. Pero sin dudas las expectativas ahora son diferentes: el Canalla está oficialmente en Primera y anoche ante Quilmes fue el primer paso… ya habrá tiempo para saber para qué está el equipo de Russo en el torneo, pero nadie le quitará a los hinchas de la memoria que un 4 de agosto de 2013 volvieron a Primera.