El drama social Una flor en el barro, dirigido por Nicolás Tuozzo y protagonizado por Nicolás Francella y que se puede ver en las salas de cine de la ciudad cuenta el recorrido de dificultades que atraviesa un maestro de primaria de una escuela carenciada para ayudar a potenciar y desarrollar el talento de una alumna superdotada.
El film cuenta con el debut actoral de Dolores Carelli, que encarna a Sofía, una niña pobre que ayuda en el día a día a su padre cartonero y capta la atención del nuevo docente suplente de su curso, un abnegado treintañero que sospecha que la alumna tiene un potencial cognitivo muy superior y comienza un camino cuesta arriba para ubicarla en una dinámica que haga avanzar sus habilidades a pesar de la miseria que la rodea.
Escrita por Tuozzo y Victoria Benedetto, el filme, que se extiende durante 100 minutos completa su elenco con Enrique Dumont, Valentina Bassi, Cumelén Sanz, Alejo García Pintos, Diego Castro y Soledad García.
«La idea inicial fue un interés en el talento perdido. La cantidad de niños que hay en el mundo que si no tienen una oportunidad y no se desarrollan, sobre todo en los primeros años, tienen un talento que se pierde. Y a partir de eso surge la historia de esta niña que nace en un lugar con carencias, un maestro que la descubre y que empieza a darse cuenta de que no tiene herramientas para que esa inteligencia se desarrolle y empieza a toparse con un montón de problemas que tenemos en la sociedad hoy en día», contó Tuozzo en diálogo con Télam.
El realizador agregó que «hay un montón de de casos de niños superdotados y cuando se investigó sobre todo qué pasa cuando nacen en lugares con carencias, surge que no hay una estructura estatal y social preparada para poder hacerse cargo de ellos».
Respecto al trabajo realizado con la protagonista, Dolores Carelli, Nicolás Tuozzo dijo con orgullo: “Ella superó todas las expectativas, realmente da muy bien en cámara, queda súper profesional pese a su edad, siempre se aprendía la letra, venía con todo preparado, era una esponja que asimilaba todo. Siempre tuve claro que la película iba a depender muchísimo de la nena, que iba a ser fundamental si ella lograba empatizar y transmitir al espectador. Había mucho peso teniendo en cuenta esto de la dificultad de trabajar con niños tan pequeños pero, en este caso, no se cumplió por suerte esa dificultad y fue una experiencia maravillosa, ella está impecable. La química y la comunión que logran ella y Francella es lo que hace que la película fluya y que empaticen los espectadores, la dupla protagónica logró algo realmente interesante y ayuda mucho al film”.
A su vez, sobre el rol de Francella, el cual se puede tomar como bueno, abnegado y hasta poco creíble, el director señaló: “No sé si no tiene matiz. Está transitando su problemática interna, empieza queriendo tener un hijo con su mujer y a partir de lo va viviendo en el colegio inicia su transformación, sus miedos, empieza a dudar de tener un hijo por todas las dificultades que ve que conlleva traer un hijo al mundo y va enfrentándose a esa realidad, haciendo una escalada en toda su búsqueda pasada. Es un personaje que transita todas sus emociones bastante para adentro, va descubriendo todo este mundo de la nena y tratando de encontrar soluciones. En definitiva, la idea es que no hay malos en la película: cada uno plantea su realidad y no es que la directora de la escuela sea una mala mujer, pero le plantea la realidad que no tiene recursos, una problemática donde cada uno mira desde su punto de vista y hace lo que puede, todo eso envuelto en un sistema que no funciona y no es tan sencillo encontrar una solución”.
En tanto, consultado sobre el motivo por el cual eligió un tratamiento estético, más amable en relación con otro cine argentino que trata la marginalidad, respondió: “Las películas que suelen hablar sobre la marginalidad tienen una estética más rústica, mostrando más la miseria y la crueldad. Y acá queríamos encontrar algo más amable, me parece que la historia de por sí ya es dura y no queríamos resaltar eso, sino hacer una película con una estética agradable. La música, por ejemplo, es relativamente alegre, por eso buscamos casi lo opuesto a lo que suelen ser las películas de marginalidad y darle una mirada un poco más alegre, donde contamos el conflicto pero no nos ponemos a recalcar y a resaltar el tema de la pobreza, la miseria y todas las dificultades”.
El film, al cual el director aclaró que es “apto para todo público”, se puede ver en las salas de la ciudad y señaló: “Le va a interesar a cualquier persona con una inquietud en lo social, en la educación y en las problemáticas que tenemos como país y como sociedad. Es un muestreo de lo que nos pasa, una película que te deja con esperanza al final, porque a pesar de las dificultades que tenemos, hay que buscar un camino y encontrarlo para seguir adelante, así que desde ese lugar me parece que tiene un target muy amplio”.