La fotografía, elegida por unanimidad por el jurado, muestra el traslado en camilla de la joven Irira Kalinina quien resultó herida luego de haber sido ingresada al hospital materno infantil de la ciudad de Mariupol.
«Esta es la imagen que quería olvidar, pero no he podido», manifestó Maloletka, quien también captó imágenes de niños heridos o agonizantes como consecuencia de las bombas, y a sus desesperados padres.
«Cada una de ellas ha marcado al jurado, y se convertirán en una colección de escenas imborrables de una guerra que está en marcha», sostuvo.
El hecho ocurrió el 9 de marzo de 2022, cuando las tropas rusas sitiaron y bombardearon la zona en Mariupol, y Maloletka captó el momento en que la víctima era trasladada en una camilla a otro centro de salud.
La mujer, de 32 años, estaba a punto de dar a luz en el momento del ataque y, debido a las heridas recibidas, el bebé bautizado Miron (que viene de la palabra paz), nació muerto y ella falleció media hora después con la pelvis destrozada.
Con la mirada perdida y una pierna cubierta de sangre, la mujer se toca el vientre, mientras cinco hombres la transportan en medio de edificios destrozados.
El fotógrafo y periodista ucraniano, que contó que llegó allí una hora antes de la invasión de Mariúpol, es uno de los pocos fotógrafos que pudo documentar esos momentos.
«Durante 20 días, vivimos con los trabajadores sanitarios en el sótano del hospital y en refugios con ciudadanos de a pie, intentado mostrar el miedo con el que vivían los ucranianos», dijo Maloletka.
Publicada por la agencia Associated Press (AP), la foto que exhibe una tragedia personal es testimonio de la destrucción que causó el ataque ruso contra objetivos civiles, lo que se considera un crimen de guerra para la justicia internacional. En este caso, el ataque causó 3 muertos y 17 heridos.
El ministerio ucranio de Relaciones Exteriores confirmó la muerte de la madre y de su hijo. El ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, alegó que el hospital había sido tomado por paramilitares y los pacientes y el equipo médico habían sido evacuados. Pero más tarde, una investigación a cargo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), reveló que el centro fue atacado deliberadamente por Rusia.
Según el jurado de World Press Photo, organizado por la fundación del mismo nombre, con sede en Ámsterdam, la instantánea «transmite el padecimiento de los civiles en una guerra».
Entre otros de los galardones que otorga la entidad, el premio al Reportaje Gráfico del Año fue para el danés Mads Nissen por El precio de la paz en Afganistán. En la imagen, el niño Khalil Ahmad exhibe la cicatriz que le dejó la cirugía con la que se le extrajo el riñón que fue vendido para mantener a su familia. Los padres del niño de 15 años, no podían comprar alimentos para sus once hijos, por lo que, en un intento desesperado por salvar a la familia, decidieron vender el riñón izquierdo de su hijo mayor, por 3.500 dólares.
El hecho da cuenta de la dura vida cotidiana de la población desde la toma del poder por parte de los talibanes, en agosto de 2021. Como consecuencia de esa situación, el dolor crónico y la falta de fuerzas le impiden llevar al niño una vida normal desde la operación. El desempleo y el hambre han aumentado el tráfico ilegal de órganos en el país, según se recuerda en la presentación de esta categoría.
«Se reflejan los fallos de la aventura estadounidense en Afganistán, y cómo han afectado a la gente. Es un trabajo extraordinario que desvela la vida bajo los talibanes», señaló el jurado.
En tanto, el Proyecto a Largo Plazo fue para la fotoperiodista armenia Anush Babajanyan, que ilustra el impacto de la gestión del agua en Asia Central tras la desintegración de la Unión Soviética, y por la crisis del clima. Durante décadas, el agua de los ríos Syr Darya y Amu Darya fue manejada de forma pacífica por Tayikistán y Kirguistán, y por parte de Uzbequistán y Kazajistán. «Sin embargo, la sequía, los desencuentros y la mala política enturbian esta cooperación», explican en World Press Photo.
Para el jurado, la fotoperiodista logra una historia visual poderosa «que indaga en una realidad compleja y poco abordada, y la autora ha huido de los tópicos ante las dificultades comunes a estos países». Las fotos fueron publicadas en VII Photo/National Geographic Society.
En la categoría de Formato Abierto, el premio fue para el egipcio Mohamed Mahdy, que colaboró con los vecinos del barrio de Al Max, en Alejandría, para preservar la memoria de un pueblo de pescadores, amenazado por la contaminación del canal de Mahmoudiyah, a lo largo del cual construyeron sus viviendas.
El gobierno egipcio ha realojado a un tercio de esta población, y el fotógrafo los animó a crear un archivo para salvaguardar la memoria colectiva, que el jurado ha considerado «un trabajo excelente que ofrece la oportunidad de actuar recíprocamente con esta historia».
Los cuatro ganadores fueron elegidos entre más de 60 mil imágenes fijas y multimedia remitidas por 3.752 participantes de 127 países.