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Una historia violenta y sin fin

En un giro de un caso que conmocionó a la ciudad, quedó detenida la madre de la beba de 10 meses que en noviembre pasado murió a causa de una paliza propinada por el padre. Sospechan “inacción”.

Por Laura Hintze.- En la mañana de ayer, Miriam Delia Z. fue detenida e imputada por “abandono de persona seguido de muerte”. La joven, de 28 años, es la madre de la beba de 10 meses que a mediados de noviembre de 2011 falleció como consecuencia de una paliza propinada por su padre, quien fue detenido antes de que su hija muriera y está preso desde entonces. Pero el caso, que por entonces se creía clarificado, tomó nuevo rumbo al determinarse que los hechos de violencia eran recurrentes en la familia y que, en distintos episodios hubo “inacción” por parte de la madre. Sin embargo, cuando la joven aún estaba embarazada se acercó a la Comisaría de la mujer a denunciar que tanto ella como sus otros dos hijos eran víctimas de las golpizas de su marido.

Damaris Scheffer falleció el martes 15 de noviembre de 2011, con diez meses y tras haber estado dos días internada en la sala de terapia intensiva del Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Pocas horas antes, su padre había sido acusado por abandono agravado seguido de muerte y homicidio agravado por el vínculo. Pero al momento de la indagatoria, Walter Fabián S. de 24 años, tragó objetos cortantes y debió ser operado.

El padre está detenido e imputado, pero el juez Juan Donnola aún no resolvió su situación procesal. Transcurridos cuatro de los ocho meses que un acusado puede estar privado de su libertad en esa situación, el magistrado ordenó el arresto de la madre. Miriam quedó detenida por “abandono agravado por el vínculo”, ya que en la investigación surgieron suficientes elementos como para considerar que también puede ser acusada.

Las razones giran en torno de que son evidentes los hechos de violencia en el seno de la familia, ya que varios testimonios han sostenido que ambos padecen graves problemas de adicción que alteraron su conducta, y que “siempre” se peleaban. “Se hizo un careo entre los padres y terminaron a los gritos, ambos se recriminaban cosas, pero nunca en torno de la nena, sino en relación a la venta de una casa”, ejemplificaron fuentes cercanas a la causa. Además, el médico forense constató que la chiquita tenía signos de golpes de días anteriores a la paliza que acabó con su vida.

En un primer momento, la madre dijo a la Policía que el marido había golpeado a la nena y a ella, y que por una golpiza ella la llevó al hospital. Sin embargo, luego pudo determinarse que fueron los dos quienes habían llevado a la nena al médico.

Miriam tiene otros dos hijos: una nena de diez años y un nene de dos, pero ambos convivían con otra familia. El día de la muerte de Damaris, la madre adoptiva de la hija mayor dijo a El Ciudadano que Miriam se había acercado a ellos pidiéndoles que se hagan cargo también de la beba: “Tuvimos una audiencia para firmar la adopción pero ella nunca se presentó. La nena vivió con nosotros un tiempo, pero luego ella vino a buscarla. Al otro día, el padre salió de la cárcel. Así comenzó el calvario. Porque yo hice de todo para tener a la nena, pero siempre me decían que no era familiar sanguíneo. Él le pegaba a ella, y Miriam no lo podía dejar”, describió con crudeza.

Ese mismo día, Miriam estaba en la puerta del hospital y las marcas de los golpes en la cara eran evidentes. “Entregué a mi beba a la familia para que esté bien. Cuando él salió de estar preso la quería de vuelta, pero ¿para qué? ¿Para que pase esto?”, se preguntaba entre sollozos. A pesar de que la madre ahora está acusada por la muerte de su hija, no deja de ser evidente una saga de de violencia familiar y también de género. Y aunque Miriam esté bajo sospecha, en la investigación aún no se descarta que ella sea una víctima más, y el descuido de su hija una consecuencia de la permanente situación de violencia.

Un indicio es que en octubre de 2010, cuando Miriam cursaba el quinto mes de embarazo, se presentó en la comisaría de la mujer para exponer su situación: un marido violento y golpizas constantes. En ese momento, desde la comisaría se judicializó la denuncia, que quedó a disposición de un tribunal de Familia. “Ella se acercó a pedir ayuda dando cuenta de que tenía un marido violento”, recordó meses atrás la propia titular de la repartición, Mariel Arévalo.

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