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Una iniciativa para identificar a víctimas de la dictadura

Una gota de sangre de familiares directos ayuda a saldar la incertidumbre y llenar un hueco del pasado.

Un pinchazo en la yema de un dedo y una gota de sangre pueden ayudar a identificar los restos de un desaparecido y cerrar el doloroso capítulo de la incertidumbre para los familiares de los miles de secuestrados, asesinados y sepultados clandestinamente durante la última dictadura cívico-militar, contribuyendo además de esta forma con los juicios por la verdad que se llevan a cabo en todo el país para echar luz sobre uno de los períodos más trágicos de la historia argentina. Tal es la posibilidad que abre la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas puesta en práctica hace cuatro años y medio y plenamente vigente a pesar de la falta de publicidad que lo recuerde y permita continuar ampliando la base de datos de referencia para identificar las decenas de restos que se siguen recuperando merced a la esforzada labor de los integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf) a quienes la Justicia recurre para ir desovillando la madeja de las denuncias formuladas.

“El lanzamiento del proyecto en noviembre de 1997 disparó un crecimiento sustancial de la base de datos con la cual comparar el ADN de los restos que se van recuperando, pero la falta de continuidad en la publicidad de este mecanismo hizo que el ofrecimiento de muestras decayera porque la gente que ha perdido a sus familiares ignora que esta posibilidad sigue abierta”, comenta Miguel Nieva, el coordinador del Eaaf en Rosario, bajo cuya responsabilidad funciona un equipo de apenas algo más de una decena de personas que tiene a cargo llevar a cabo la tarea de localización y exhumación de restos de víctimas de muerte violenta en el período de la dictadura y sepultadas en enterratorios clandestinos o como NN en los cementerios oficiales.

Nieva explica que la Iniciativa, fruto de la voluntad conjunta de organismos como el Eaaf y similares de Perú y Guatemala, inspirados por los avances en técnicas de identificación que sobrevinieron a episodios trágicos y masivos como la guerra de los Balcanes o el atentado contra las Torres Gemelas, representó un salto cualitativo en la metodología con que se trabajaba anteriormente cuando se localizaban restos de personas presuntamente asesinadas por el aparato represivo de la dictadura.

“El aporte de la Iniciativa fue la constitución de un banco de datos genéticos que permite comparar todas las muestras existentes contra las de todos los restos recuperados, acelerando notablemente la resolución de los casos que antes se hacía trabajosamente en forma individual con los que presuntamente podían estar relacionados con el fallecido investigado”, sintetiza Nieva.

Trabajos en marcha

El equipo a su cargo, que a requerimiento de la Justicia actúa en la recuperación de restos y las pericias conducentes a su identificación en la vasta extensión de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes, Misiones y Formosa, trabaja actualmente en un predio adyacente al arroyo Candelaria, en proximidades de Casilda, y en el cementerio comunal de Timbúes, donde se presume que varias tumbas NN podrían guardar restos de desaparecidos. De hecho ya hubo en el lugar una identificación positiva (la de los despojos de Alcides Gassman, desaparecido en Rosario en agosto de 1976 y cuyo cuerpo apareció con signos de muerte violenta en inmediaciones del río Carcarañá y fue sepultado sin identificación en esa necrópolis) y se sigue trabajando con otros restos exhumados.

Estas tareas siguen a la ya finalizada en el cementerio La Piedad, de Rosario, donde se excavaron 120 sepulturas de personas NN con causa de muerte violenta en el período investigado y se recuperaron más de 300 “conjuntos”, como se denomina técnicamente a los restos pertenecientes a un mismo individuo, los que se encuentran actualmente en laboratorio para procurar su identificación.

“Este trabajo –indica Nieva– permitió comprobar una hipótesis planteada en torno a la falsedad de los informes oficiales que indicaban que cada vez que se reutilizaba el predio los restos del enterramiento previo eran derivados al osario del cementerio, y nos enfrentó con el hecho de que en cada sepultura hay cuerpos de más de una persona, a veces tres, cuatro y más”.

La toma de muestras de sangre de familiares vivos de personas desaparecidas se realiza en unos 60 hospitales públicos capacitados al efecto en todo el país. En Rosario la tarea se realiza en el hospital de Niños Víctor J. Vilela.

“Hay que tener en cuenta que la toma y el archivo de la muestra debe hacerse bajo un riguroso protocolo de seguridad, que incluye su identificación con código de barras, de manera que el laboratorio que después hace las comparaciones desconoce a quién pertenece para garantizar la objetividad del resultado”, explica Nieva para aclarar por qué el trámite debe cumplirse en lugares determinados y bajo el control de la Justicia.

A quiénes se busca

El Equipo Argentino de Antropología Forense trabaja en la identificación de personas desaparecidas durante la última dictadura, cuyos casos hayan sido denunciados ante la Conadep en su momento o en los Tribunales luego de que ese organismo completó su cometido.

“De hecho, al difundirse la existencia de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, se agregaron denuncias que no habían sido formuladas ante la Conadep”, revela Nieva.

Es que el proyecto, se interpreta, animó a familiares que en su momento no creyeron que sus desaparecidos pudieran alguna vez ser localizados. O tal vez abrigaran la esperanza de que pudieran reencontrase con ellos vivos. Al respecto, la reciente confesión desde la cárcel del convicto Jorge Rafael Videla no deja resquicio para alentar falsas y tal vez comprensibles expectativas de los deudos: la dictadura tenía para las personas que secuestraba y que no volvieron a aparecer un destino establecido, la “disposición final” como eufemísticamente describía al asesinato de los prisioneros en su poder.

Al respecto Nieva recuerda que en su reciente testimonio en el juicio oral de la causa Díaz Bessone pudo exponer una estadística confeccionada con los resultados del trabajo del Eaaf que prueba que la casi totalidad de los cuerpos rescatados e identificados hasta hoy (más de 200 en el área a su cargo: un medio millar en todo el país) muestra inequívocamente que esos secuestrados-desaparecidos-asesinados fueron fusilados y no muertos en enfrentamientos como la dictadura lo informaba en muchos casos. Los rastros de los impactos de bala en cráneos y huesos del torso, a escasa distancia, hablan por sí solos, y la identificación esta semana de los restos de Roque Montenegro, cuyo cuerpo fue hallado en las costas uruguayas y estuvo sepultado como NN en el cementerio de Colonia durante más de treinta años, confirma este aserto aunque la forma de ejecución fuera otra, en este caso el arrojamiento de los prisioneros desde aviones.

El de Montenegro, precisamente, es otro de los casos que pudo ser resuelto merced al método de cotejo de muestras “todos contra todos” que estableció la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, tal como lo explicó en Buenos Aires el integrante del Eaaf Carlos Somigliana. Por eso es bueno saber, y hacer conocer, que la entrega voluntaria de una pequeña muestra de sangre puede ayudar a más personas a conocer, al fin, qué fue lo que pasó con sus familiares desaparecidos. Y, de paso, contribuir a dar un paso más en el establecimiento de la verdad y la justicia sobre el doloroso capítulo de la última dictadura.

Dónde acudir

Para solicitar la extracción que después pase a engrosar el banco de datos genéticos para la identificación de desaparecidos los familiares –en primer grado, puntualiza el responsable local del Eaaf: padres o hijos– los interesados pueden llamar de 9 a 13 al teléfono 6797020 o escribir a rosario@eaaf.org.ar, para concertar el turno. Si la persona está impedida de trasladarse al hospital también se puede acordar dónde se le efectuará la extracción para obtener la muestra. Otra forma de contactarse con el Eaaf es en el sitio web de la organización (www.eaaf.org) o a través del teléfono gratuito 0800-333-2334 que se atiende en Buenos Aires y deriva la consulta a la oficina local.

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