El triunfazo 3-1 sobre River del último sábado fue la mejor despedida que el equipo de Rosario Central le pudo hacer al Gigante de Arroyito, ya que al día siguiente comenzaron las tareas de remodelación que tendrán como finalidad ampliar la capacidad.
El primer paso fue retirar el césped en su totalidad, el cual se llevará al country de Arroyo Seco para construir una cancha nueva. Además, las máquinas ya empezaron a excavar en la zona de la popular sobre calle Génova ya que el objetivo es bajar la altura del campo de juego unos 80 centímetros, fundamentales para ganar espacio y ampliar entre 5.500 y 6.000 las localidades.
De acuerdo a lo previsto, habrá ocho escalones más en cada una de las cabeceras y nueve filas de butacas extra en ambas plateas. Y de yapa un césped de lujo para practicar en el predio que la entidad auriazul posee en la vecina localidad.
Además, se modificará la manera que los planteles y árbitros ingresan al césped del Gigante: no solamente que no tendrán que cruzar más toda la cancha ya que los nuevos bancos de suplentes no estarán más sobre Cordiviola sino que se construirán sobre la platea que da de espaldas al río, sino que además el acceso se hará mediante un único túnel.
Si bien todavía falta mucho y los plazos siempre se pueden estirar, sobre el libreto las obras no deberían durar más de cuatro meses, aunque según confirmó el propio presidente Gonzalo Belloso, Central no deberá buscar otro escenario para hacer de local en las primeras fechas del torneo que viene.
“Si dan los tiempos, podremos jugar en el Gigante. Para los últimos días de diciembre ya queremos tener el movimiento de suelo terminado y una vez que tengamos césped hay 30 días más de trabajo”, aseguró el Pejerrey en la conferencia de prensa que brindó este miércoles al mediodía en el estadio junto a sus vices Carolina Cristinziano y Adrián Maglia, así como el arquitecto Diego Decunto y Leopoldo De Tomasi, ingeniero agrónomo, las dos cabezas detrás del proyecto.
“Para el club es un día histórico poder dar nuevos servicios al socio. A los que disfrutan del Gigante hace 45 años los teníamos olvidados. Nos toca a nosotros hacer esta obra, seguramente los anteriores dirigentes pusieron los ladrillos”, sentenció el pope canalla, quien detalló que “la obra tiene un costo de un millón y medio de dólares”.
En tanto que Cristinziano expresó: “Entendemos que la gente quiere ver resultados muy rápido, pero nosotros teníamos un plan de infraestructura para llevar a cabo y creemos que esto es vital para lograr los resultados deportivos”.
Y además añadió: “Que la gente se quede tranquila que lo futbolístico siempre va a estar en primer plano. Una mejor infraestructura repercute en lo deportivo. Siempre dijimos que íbamos a modernizar nuestro estadio. Estamos felices. Va a haber incomodidades, pero pedimos paciencia a los socios e hinchas pero estamos haciendo esto es para tener un Central más grande”.