La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) desembarcó en Rosario con “Seguir Con Vida. Cómo sobreviven los civiles al conflicto armado”, una novedosa actividad interactiva en la vía pública pensada para concientizar a la comunidad en general sobre el drama de los refugiados en distintos puntos del planeta.
La actividad, con entrada libre y gratuita, comenzó este lunes y puede visitarse hasta el próximo viernes, de 10 a 17, en el stand instalando por MSF en la explanada del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, en la plaza Montenegro, San Luis y San Martín.
El Ciudadano dialogó con los coordinadores de la original actividad, Carolina Heidenhain, directora de comunicación de MSF y Pablo Krause, encargado de prensa de la Oficina para América del Sur de habla hispana de la ONG.
Krause explicó que “Seguir Con Vida. Cómo sobreviven los civiles al conflicto armado”, consiste en una propuesta interactiva con gafas de realidad virtual en 360 grados para acercar a la gente a la problemática de los refugiados, con videos filmados en tres escenarios en los cuales realizan sus tareas humanitarias los profesionales de MSF: el primero, en el campo de refugiados rohinyá en Bangladesh –tristemente oficializado hace poco como el campo de refugiados más grande del mundo–; el segundo, en Sudán del Sur y el tercero, a bordo de uno de los barcos de búsqueda y rescate de la organización en el Mediterráneo.
«La acción se llama «Seguir Con Vida» y pone el foco en conocer las realidades de nuestros pacientes que atraviesan situaciones de conflicto, personas que se ven obligadas a huir de sus hogares principalmente por la violencia, por la guerra, pero también por la pobreza. Para nosotros siempre es un gran desafío de MSF ver cómo acercar a los argentinos, que tanto nos apoyan, a las realidades que nuestros médicos y que nuestros trabajadores humanitarios ven cada día. Entonces, en esta ocasión nos pudimos valer de la tecnología de la realidad virtual para sumergir a la gente en lo que nuestros equipos ven diariamente. Esto se hace a través de unas gafas de realidad virtual que la gente se coloca y con ellas ve videos en 360 grados, o sea todo a su alrededor, y de alguna manera permite generar la sensación de estar ahí y conectar con esas personas», sostuvo Heidenhain.
La coordinadora subrayó que la idea es «ponerse en la piel de esas personas» que padecen las consecuencias de conflictos bélicos y deben huir de sus hogares. «Se trata de ponerles rostro, ponerles voz, pasar por donde ellos pasan», agregó la comunicadora.
—¿Cómo se registró ese material y quiénes lo hicieron?
—El material fue registrado con una tecnología muy específica por nuestros equipos de comunicación que acompañan a nuestros equipos médicos y visitan los lugares en los que tenemos proyectos: en territorio de Sudán del Sur y Bangladesh, por un lado, y en el caso del Mediterráneo en el barco que MSF gestiona junto a otra organización para realizar operativos de búsqueda y rescate.
—Las misiones tareas humanitarias por los profesionales médicos de MSF tienen también una cobertura de especialistas en comunicación para dar testimonio de esas labores.
—Exacto. Si bien nuestro foco fundamental es la atención médico humanitaria, siempre le dimos un rol muy fuerte al testimonio. Recordemos que Médicos Sin Fronteras fue creado en 1971 por médicos y por periodistas y por eso hay un foco muy fuerte en dar testimonio de lo que vemos en el terreno.
—De los diversos lugares del mundo en los que ustedes trabajan eligieron tres conflictos específicos para esta muestra…
—Sí. Bajo el paraguas de querer poner el foco en las poblaciones que huyen, que se desplazan, que deben dejar sus hogares, queríamos hacerlo en tres contextos específicos. Por un lado, Sudán del Sur donde nos enfocamos en un campo de desplazados en un país que vive una situación de conflicto interno, una guerra civil, desde hace muchos años y que obliga a las personas a salir del país pero también a muchos otros a desplazarse internamente. En el caso de Bangladesh, estamos hablando de un campo de refugiados en el que las personas se vieron obligadas a traspasar fronteras. Se trata de la población rohinyá, una minoría musulmana muy perseguida en Myanmar y que en el último año se vio obligada a huir hacia Bangladesh, país que en un período muy corto de tiempo recibió a unas 700.000 personas. Así que imagínate todos los desafíos que conlleva armar de la nada un campo de refugiados semejante, en términos de brindar atención, de generar una estructura de actividades y saneamiento. Y el tercer foco está puesto en algo muy distinto a lo que MSF solía hacer, que es una acción de búsqueda y rescate en un barco en el Mediterráneo. Es algo que MSF nunca había hecho hasta hace tres años atrás, cuando empezamos a ver los niveles de gente que se lanzaba al mar y moría en el intento, dijimos que como organización humanitaria nosotros no nos podías quedar de brazos cruzados mirando como eso pasa. Y entonces creamos ese conocimiento. Y en tres años, con cinco barcos distintos, ya rescatamos y asistimos a cerca de 77.000 personas.
—Y en un mundo, en especial una Europa, que parece cerrarle cada vez más las puertas a los refugiados que huyen de sus países…
—Precisamente creo que acciones como las que presentamos ahora tienen que ver con eso: intentar mostrar las cosas que nos unen, más que las que nos separan y generar esa conexión con el otro, con la realidad que vive el otro. Ponerle cara, ponerle nombre, ponerle voz a esas experiencias de los refugiados.
—Además, en un contexto en el cual los medios difunden estos conflictos como partes de guerra, como cataratas de números, que la gente común no llega a interpretar, a contextualizar y que rápidamente dejan de ser noticia para dar paso a otras noticias…
—Claro. Pero para nuestros trabajadores humanitarios no existen los números; detrás de eso hay personas concretas de carne y hueso, víctimas civiles de los distintos conflictos y colegas médicos del lugar a los que hay que sacar del anonimato. A ellos y a sus historias. Y nuestro trabajo fundamental es mostrar esa realidad.
—¿Cómo nació «Seguir Con Vida»?
—Es una adaptación de una acción que se hizo en otros países como España y Estados Unidos. Acá tomamos algunos aspectos de eso y el año pasado hicimos una primera versión argentina un poco diferente en las estaciones del subte de la ciudad de Buenos Aires. Pero con la tecnología y con el escenario que tiene ahora en Rosario, en una plaza pública, con un container, es la primera vez que lo hacemos. Así que es muy interesante ver la reacción de la gente y conversar con ella.
—¿Y cuál es la reacción de la gente?
—La reacción es muy positiva. La gente se toma el tiempo para sentarse, colocarse las gafas y estar 5 o 10 minutos viendo. Hay que hacer una pequeña pausa en el ajetreo diario y la gente la hace, se toma su tiempo. Cuando se sacan las lentes te das cuenta que han quedado impactados, emocionados, se quedan pensando. Se generan esos vínculos con nuestra propia historia y con lo que vemos. Pequeñas cositas que generan esa conexión con el otro. Ya nos había pasado con esa experiencia en las estaciones del subte porteño y lo reforzamos acá. Se genera una cierta empatía, un interés por conocer más, una comprensión de la gente y por las situaciones que tienen que atravesar esas personas que pareciera que llevan una vida tan diferente y tan lejana, y nos permite descubrir que en definitiva son seres humanos como nosotros con muchos puntos de conexión.
—Ya que Médicos Sin Fronteras es una ONG, además de visitar «Seguir Con Vida», ¿de qué forma pueden colaborar con ustedes los rosarinos que pasan por el stand en la plaza Montenegro?
—Nos pone muy contentos que la gente participe de la acción y que después también se enganche a través de nuestras redes sociales y de la web y nos pueda seguir y ayudar a difundir nuestra labor con sus experiencias y comentarios. Por supuesto que también son más que bienvenidas las donaciones regulares que la gente pueda hacer, ya que MSF es una organización no gubernamental que se rige por principios de independencia y neutralidad y los que nos ayudan a lograr eso son nuestros donantes, nuestros socios. Gracias a esos cientos de miles de donaciones que se dan en todo el mundo, en su mayoría de personas individuales, de gente común, como el lector de El Ciudadano, es que podemos llevar adelante nuestro trabajo sin depender de ningún poder político o económico. Nosotros vamos allí donde vemos que hay necesidades y tenemos, gracias a estos aportes, esa capacidad para actuar rápidamente, de poder ir en el momento que se necesita con todos los materiales e insumos que se requieren y llevar todos nuestros equipos de inmediato.
Un minuto, 24 desplazados
En la convocatoria a participar de “Seguir Con Vida. Cómo sobreviven los civiles al conflicto armado”, MSF sostiene: “Ahora mismo millones de personas están atrapadas por la guerra. Cuando termine este minuto, 24 personas habrán logrado huir, abandonando sus casas, para vivir en pésimas condiciones en campos de desplazados o volver a jugarse la vida cruzando fronteras peligrosas. Médicos Sin Fronteras asiste a las poblaciones atrapadas en sus países de origen, también a lo largo de las rutas migratorias y en muchos de sus países de destino. Te invitamos a conocer algunos de los contextos en los que damos atención y apoyo a las víctimas de los conflictos en sus esfuerzos por seguir con vida. ¿Qué se siente al tener que huir y dejar todo lo conocido atrás? ¿Qué experimentan al cruzar fronteras? ¿Cómo es ser rescatado de una balsa en el Mar Mediterráneo?”.
¿Qué es Médicos Sin Fronteras?