El sábado de la semana pasada Betiana Retamar, de 32 años, fue a la casa de su ex en España al 3200. Él, Leandro Ibáñez, de 34 años, la había invitado a desayunar porque quería que hablaran con la posibilidad de retomar la relación. Cuando llegó empezó la pesadilla. Él la agarró del cuello y la encerró en una habitación. En ese momento aparecieron dos mujeres, una de sus ex parejas y su hija, quienes golpearon a Retamar durante media hora sin parar, según denunció en la Policía. La escupieron, le pegaron patadas en la cabeza y el resto del cuerpo. Le fracturaron la nariz, le robaron lo que tenía, la amenazaron con matarla y le hicieron elegir entre ser degollada o que le cortaran el pelo.
Ella logró escapar y buscó ayuda en una despensa. Fue a la comisaría 15ª del sur de Rosario donde le tomaron la denuncia y la llevaron al hospital Roque Sáenz Peña porque se descompensó. Una semana después, Retamar decidió contar lo que le había pasado en un canal de televisión. Lo hizo porque, a pesar de haber dado todos los datos de las tres personas que la agredieron, en seis días la Justicia no libró la orden de captura ni los detuvo. Recién cuando se expuso ante las cámaras el caso empezó a ser investigado y pasó a la Unidad de Violencia de Género del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Violencia marcada
En diálogo con El Ciudadano, Retamar contó que conoció a Ibáñez por amigos en común y salieron dos meses. A los 15 días de la ruptura él le escribió por Facebook y la citó en su casa. Retamar fue a las 7.30 antes de entrar a trabajar. Ella es de Villa Gobernador Gálvez y se dedica a cuidar personas ancianas y atiende en un spa. Además, tiene una hija de 13 años. “Cuando llegué me dijo que entrara porque la puerta estaba abierta. Me agarró del cuello y me puso contra la pared. Ahí aparecieron dos chicas que yo no conocía y me entero que eran Mariana, la ex de él y Chiara, su hija”, contó. Entre los tres la encerraron en una habitación y las dos mujeres empezaron a golpearla. Él miraba desde la puerta. “Me pegaron patadas, me filmaron, me escupieron y me cortaron el pelo. Me dijeron que me iban a apuñalar y me robaron todas mis cosas”, agregó.
Después de media hora de golpes, los tres agresores se pusieron a discutir en la cocina hasta que Ibáñez le dijo a Retamar que se fuera. Ella salió corriendo y pidió ayuda en una granja. Antes de buscar asistencia médica decidió ir a hacer la denuncia. Fue a la comisaría 15° y mientras declaraba se descompensó por los golpes en la cabeza y la fractura en la nariz que le constataron más tarde en un centro de salud. Estuvo internada hasta la medianoche. Al día siguiente le tomaron declaración y un médico forense constató las lesiones. Ella dio los datos de las tres personas, con las direcciones de donde podían encontrarlas. Pasaron cinco días y ninguno de los agresores fue detenido. Fue en ese momento que Retamar decidió hacer la denuncia en los medios de comunicación. “Tengo miedo de que me hagan algo. No entiendo cómo en una semana no los citaron ni los encontraron. Mi hija está muy mal porque tiene miedo de que puedan venir a casa y lastimarnos”, contó.
Recién cuando habló en la televisión Retamar recibió la notificación de Fiscalía de que el caso había pasado a la Unidad de Violencia de Género y, según contó, la citaron para tomarle declaración este lunes. También la llamaron del Teléfono Verde para ofrecerle un botón de pánico.
Sin pedido de captura
Desde el MPA informaron que la denuncia de Retamar entró a la Unidad de Flagrancia, desde donde le tomaron declaración y ordenaron el examen con médico policial. También dijeron que hicieron un allanamiento, pero no encontraron a Ibáñez. “Se lo busca aunque no tiene aún pedido de captura”, agregaron e informaron que esperan la ampliación de informe médico. Además, comunicaron que este viernes la causa pasó a la Unidad de Violencia Genero. “Se tomará ampliación de la declaración de la víctima. Hay medidas en relación a datos aportados sobre otras personas sindicadas como participes”, agregaron.
