Reconocido en su visita anterior de mediados de abril pasado por el Concejo Municipal como Visitante Distinguido de la ciudad, el destacado el actor, director y docente porteño Pompeyo Audivert, uno de los grandes maestros del teatro argentino contemporáneo, vuelve este fin de semana a la ciudad para presentarse en el mismo escenario que en abril de 2022 recibió por primera vez su Habitación Macbeth, el Teatro Municipal La Comedia, donde, entre viernes y sábado, ofrecerá cuatro funciones.
Pompeyo Audivert: «Me di cuenta de que el único teatro que me quedaba era mi propio cuerpo»
Desde que Habitación Macbeth se presentó por primera vez en Rosario, dejó abierta una puerta para una serie de lecturas e interrogantes que, entra más, generaron un debate acerca de qué es actuar, qué es la presencia escénica y cómo un actor puede desdoblarse en acto de un modo tan poderoso que se vuelve casi inexplicable, dejando un mensaje en la platea, como si se tratara de una premonición de tono apocalíptico, de algo que estaba por llegar.
Pasaron dos años, en el país hubo un cambio de gobierno que revirtió las lógicas conocidas y transitadas en estos cuarenta años de democracia, y ahora, uno de los más destacados maestros de la escena argentina, regresa una vez más a la ciudad para volver a desandar su descomunal lectura sobre el clásico Macbeth, de Shakespeare.
Pompeyo Audivert: un chamán andrógino y poderoso que trasciende los límites de la actuación
De hecho, Habitación Macbeth es bastante más que una obra teatral; seguramente está más cerca de una experiencia vital muy conmocionante, un encuentro con la vida y la muerte en escena, con esa especie de espectro fatal que el actor construye, edifica, donde se carga en su cuerpo varios personajes de la tragedia que, por esas cosas que tiene el teatro, pareciera haber anunciado el tiempo fatídico que atraviesa por estas horas la Argentina.
Audivert buscó en su cuerpo y en sus palabras a Macbeth, por todos conocido como el siniestro, camaleónico y oportunista personaje de la tragedia de William Shakespeare, para concretar su propuesta.
De hecho, Habitación Macbeth propone un universo escénico, una nueva máquina teatral que se puso a funcionar en medio de la pandemia, donde aparecen reflejadas otras sonoridades, otros mundos y otras palabras que asisten a un presente donde, una vez más, el destacado actor deja de lado el espejo de las apariencias ficcionales llevando su propuesta a una situación extrema: “A un pulso de vértigo y deslinde –plantea–, mostrándonos el esqueleto que sostiene la tragedia como un fenómeno paranormal de naturaleza metafísica; el actor como habitación posesa, habitáculo de encarnaciones, prisma de las múltiples valencias de la presencia, punto de encaje de un trance colectivo vinculado a la sospecha existencial de ya haber sido, de estar inscriptos en el eje de inercia de un sinfín implacable, en un teatro llamado mundo que nos detenta como piezas predestinadas a un circuito prefijado e irrevocable de muerte y resurrección”.
“Esta obra, Macbeth, me vino muy bien porque hay en ella muchos asuntos sobrenaturales, donde un personaje, que aparentemente es un ser noble, servidor de su rey, es interceptado por una fuerza de otro plano, por unas brujas que le vaticinan que va a ser rey, y a partir de ese momento este hombre desata una personalidad que estaba larvada en él, que no se había puesto de manifiesto, y se vuelve un criminal, un asesino compulsivo, cambia por completo su valencia. En este sentido, la pandemia me sirvió para poner en acción esta sospecha que tenía sobre una posibilidad teatral y que no me animaba a hacerla en condiciones más «normales» porque es algo muy arriesgado”, planteó el director y maestro a El Ciudadano en su visita original.
En ese conocido afán de buscar adentro, en esa idea de una máquina teatral que se pone a funcionar entre el cuerpo, las ideas, los recuerdos, el dolor, el pesar, las palabras, el texto previo (un clásico que parece inabarcable) y la inmanencia de la actuación como un fenómeno inexplicable, autónomo, escindido de todo y al mismo tiempo atado a todo, Pompeyo Audivert, acaso uno de los mejores actores de una cantera de talentos que ha dado el teatro argentino a lo largo de su historia, donde aparecen unos pocos en un primerísimo primer plano como es su caso, ofrece con Habitación Macbeth una revisión de la tragedia de Shakespeare pensada para un solo intérprete que transita una performance demoledora entre “cuatro paredes” y que por estos días, pasado ya un largo tiempo de su estreno, se resignifica completamente.
En esta tragedia donde el teatro se vuelve a revisar a sí mismo, el actor produce en escena un efecto multiplicador a partir de ese concepto: es, al mismo tiempo, los personajes principales y algunos secundarios de la tragedia clásica, pero los transita desde una vitalidad infrecuente, casi desconocida en términos de actuación, en una mímesis fagocitante que se rompe, se desarma y se vuelve a armar en medio de una cabalgata con destino de muerte donde todo tiene su tiempo y su lugar, pero sobre todo, donde el texto (el original) no opone resistencia porque el relato dialoga a la par de los registros que propone el actor en escena: risa, llanto, contradicción, miedo, ausencia, vacío, inquietud, desolación, parodia, disparate y muerte.
Habitación Macbeth se revela como una experiencia teatral sin precedentes, una master class que cruza el ejercicio vital que supone la actuación con la manifestación escénica de un creador que dispara sentidos desde su enorme capital simbólico a través de una lectura personalísima de ese texto elegido al que asesta, como si lo hiciera con la espada del siniestro Macbeth, con esos otros textos que justifican una mirada, una visión del mundo, su coherencia entre ética y estética, la condición de inexplicable de una serie de acontecimientos a los que suma sustento dramático y los ramifica homenajeando al teatro.
Lo único concreto será la muerte y queda claro que el poder, la ambición y la sangre son la matriz de todas las tragedias. Para eso, Pompeyo Audivert es un chamán andrógino y poderoso que trasciende los límites de la actuación dejando más claro que nunca que el teatro es presencia y verdad. Siendo él mismo el gran ejecutor, en definitiva, es quien reparte las piedras desde la escena para garantizar que el espejo de la representación se rompa de una buena vez.
Para agendar
Habitación Macbeth, del maestro Pompeyo Audivert, se presenta nuevamente en Rosario este viernes 20 y sábado 21 de septiembre, con dos funciones cada día, a las 20 y 21.30, en el Teatro Municipal La Comedia (Mitre y Ricardone). Las entradas se venden en la boletería de la sala en horarios habituales o a través del sistema https://1000tickets.com.ar/evento?id_evento=1228&habitacion-macbeth