A un año del cierre definitivo del Hogar del Huérfano de Rosario como asilo de menores, se realizará hoy un ciclo de reflexión e intercambio de experiencias sobre el Dispositivo de Alojamiento Transitorio Granadero Baigorria, conocido como El Chalecito. Se trata del sitio en donde actualmente viven niñas que antes estaban en la institución de Laprida 2129 y que aún no han encontrado familia. El fin de la jornada es compartir vivencias que ayuden a pensar y diseñar las políticas públicas en función del bienestar de niños y adolescentes en situación vulnerable, como también generar debate acerca del rol de Estado y las asociaciones civiles en la inclusión de los chicos.
El encuentro se realizará bajo el lema “Otras modalidades de alojamiento, del Hogar del Huérfano a El Chalecito”. Del panel participarán destacados psicólogos y trabajadores sociales, como también integrantes del equipo que interviene en el lugar. El novedoso proyecto depende de la Dirección provincial de Promoción de los Derechos la Niñez, Adolescencia y Familia, y funciona de manera articulada con el Programa Andrés Rosario.
El Ciudadano se entrevistó con la antropóloga Fabiana Fernández, una de las referentes del espacio, quien habló acerca de la dinámica de trabajo y de las expectativas respecto al encuentro de esta tarde en La Siberia.
—¿Qué es El Chalecito?
—Es una experiencia en la que buscamos alejarnos de las lógicas de las instituciones totales y, con nuestro equipo de trabajo tratamos todos los días de poner en práctica medidas que promuevan la inclusión, reduzcan desigualdades y garanticen los derechos a la educación y la salud. Estamos probando con dinámicas de participación para que este grupo de niñas, que tienen entre 7 y 17 años, puedan tomar ellas mismas las decisiones de sus propias vidas.
—¿Cuál es la finalidad, en concreto, de su trabajo?
—Básicamente tratamos de hacer hincapié en proyectos de vida autónomos, sobre todo para las adolescentes, en quienes fomentamos fuertemente la inclusión escolar; y también trabajamos en el sistema de salud, ya que en las instituciones anteriores en donde estuvieron alojadas estos derechos no estaban del todo garantizados. Si la gente conoce la historia del Hogar del Huérfano sabrá que había muchos niños, alrededor de 120, por lo que era bastante difícil pensar en la individualidad y poder recomponer subjetividades.
—¿Cómo es eso de recomponen subjetividades y cómo lo logran?
—Por eso es que pensamos en potenciar y garantizar los derechos de las niñas y adolescentes en función de un proyecto. Nuestra enorme fortaleza son los acompañantes convivenciales, que están las 24 horas, en el día a día de El Chalecito, y que se van rotando para ello. Somos un grupo de 15 personas que estamos acompañando permanentemente a las niñas, junto con los coordinadores, el equipo interdisciplinario de la Dirección de Niñez y el equipo de gestión del programa Andrés.
—¿Cuáles son las expectativas para la jornada de hoy?
—La idea de la jornada es intercambiar experiencias acerca de lo que estamos haciendo. Es una experiencia piloto que desde la sanción de la nueva ley de infancia se está tratando de construir el famoso sistema de Protección de Derechos para Niños y Adolescentes y estamos siendo casi una punta de lanza en ese sentido. En cuanto a las expectativas, son muchas, sobre todo porque se va a dar un espacio de diálogo, de intercambio y por qué no, de debate acerca de cómo se llevan adelante estas experiencias. De la misma manera en que hay un fuerte compromiso del Estado en poder sustentarlas, nosotros somos una co-gestión junto con asociaciones civiles y por eso es muy importante poder debatir también acerca del rol del Estado en la vida de estos niños.