La cuarentena y el aislamiento, dos variantes que dispararon directamente al corazón del teatro que, más allá de todas sus mutaciones en la era covid es pura presencialidad, agudizaron el ingenio de los creadores y creadoras que ofrecieron un profuso abanico de propuestas para poder seguir produciendo ficción y afrontando la crisis económica derivaba de la falta de funciones y el cierre de las salas desde mediados de marzo del año pasado a la fecha.
En ese recorrido, el joven actor y director Fran Alonso, junto con Paula Aiello, creó el proyecto S.O.S, por el que pasaron distintos actores y actrices a lo largo de los últimos meses. Se trata de un experimento teatral telefónico. “Une actuante, une oyente, una llamada anónima a la hora pactada, y una historia que existirá por única vez en esa conversación”, describe Alonso acerca de un montaje a distancia que tuvo a “Todo lo que necesitás es amor” como primera prueba, con cuatro historias con el eje puesto en el amor y sus múltiples formas, con una duración de quince minutos cada una.
Ahora, después de pasar la cuarentena con más de trecientas funciones por teléfono, el ciclo S.O.S vuelve, pero esta vez en una versión presencial. “Es un espectáculo interactivo, donde se entrecruzan diferentes lenguajes como el teatro, el cine, las visuales y la performance, creando una verdadera instalación teatral”, adelanta el creador acerca de esta propuesta que tendrá, por el momento, dos únicas dos funciones. Serán este jueves y domingo, en La Usina Social (Jujuy 2844), que de este modo reabre sus puertas y suma a su larga lista de propuestas un espacio para el teatro que programará el actor, director y docente local Juan Nemirovsky. Con apertura del espacio a las 20, las funciones darán comienzo a las 21, y las entradas se encuentran a la venta a través de la plataforma 1000tickets.
“Estamos inaugurando el ciclo Abre Usina (ver aparte) que es una propuesta de ese espacio cultural que lleva adelante Horacio Ríos junto a un gran equipo, con Juan Nemirovsky como programador”, adelantó Alonso. Y sobre el nuevo formato del montaje, detalló: “La adaptación de lo remoto a lo presencial la hicimos a través de un artificio dramatúrgico, creando la situación escénica al servicio del dispositivo; todo lo que pasa está mediado por un off como el del cine, pero que al mismo tiempo tiene una relación con el convivio (lo que acontece en vivo entre actores y público) ya que se hace a través de otros lenguajes; hay proyecciones, muchas visuales, está todo muy mezclado con el cine dado que Paula (Aiello) es también realizadora audiovisual».
«Buscamos mantener el espíritu de que el espectador no tenga del otro lado la cara del actor o la actriz y que la voz sea el medio de encuentro –acotó–. Por eso nos gusta decir que es una obra de teatro presencial sin actores en público. En realidad es una instalación teatral, más allá de algunas sorpresas como una partenaire astronauta que sí está en vivo y que busca estructurar la mirada del espectador e interactuar con una serie de cosas que van en paralelo y que por ejemplo acontecen en las mesas, porque además lo interactivo que es una de las claves de este ciclo”.
Como pasaba en los viejos happening de los años 60 y 70, el espacio termina siendo coptado por las instancias de una instalación teatral de carácter perfomático. “Es precisamente en ese marco en el que sucede la ficción; y está pensada para 55 espectadores que es la capacidad que permite el protocolo para La Usina. Ése es el gran desafío: pasar de un espectador a más de cincuenta, que es algo que va de lo individual a lo colectivo. Tenemos a favor una gran cantidad de funciones a la distancia que nos han habilitado tener planes B, C y hasta D, según lo que vaya pasando con la respuesta de las y los espectadores”, analizó el director quien destacó el trabajo de un equipo que además de los dos directores integran la actriz y bailarina Sabrina Marinozzi, la realizadora audiovisual Carla Castelli y Santiago Ghione en la escenografía, con la participación remota de todos los actores y actrices que participaron del ciclo a distancia.
Finalmente, Alonso habló de la continuidad de la propuesta y de la puesta a punto de un formato que habilita seguir experimentando. “Lo que ya tenemos para marzo es una búsqueda del tesoro en la zona del Parque Urquiza que estará guiada por actores a través del teléfono; será por grupos, habrá un puesto para dejar el número de móvil, y un actor o una actriz los va a llamar por teléfono y los guiará en una búsqueda que abrevará en lo poético, en lo simbólico, en el espacio público y al aire libre. Es otra vuelta de turca para corrernos del tema covid, poder producir y no quedarnos sólo con que las salas están cerradas y no podemos trabajar”.
“Abre Usina”, con protocolo covid-19
En el marco de la pandemia, y como acontece en el teatro presencial de estos tiempos, el aforo para todas las propuestas de La Usina Social será limitado, se tomará la temperatura al ingresar, será obligatorio el uso de alcohol en gel y barbijo permanente durante los shows y las funciones.
Teatro
Jueves 11 y domingo 14, a las 20: S.O.S., con dirección de Paula Aiello y Francisco Alonso.
Jueves 18, a las 20: Stripkill, con dirección de Felipe Haidar.
Domingo 21, a las 20: Duele, con dirección de Ofelia Castillo.
Jueves 25 y domingo 28, a las 20: Laurita tiene muchas cosas que hacer, con dirección de Ricardo Arias.
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Música
Viernes 12 y sábado 13, a las 20: Picado Fino, con Julián Venegas (música), Kurt Lutman (textos) y China del Río (pintura en vivo).
Viernes 19 y sábado 20, a las 20: Ber Stinco & la Liga de la Decencia, con Diego Fursaro (guitarra eléctrica), Franco Colautti (guitarra acústica, mandolina y coros) y Ber Stinco (voz y guitarra acústica). Y The Acoustics, con Eugenia Craviotto (voz) y Charly Betolin (guitarras).
Viernes 26, a las 20: Música del Litoral, con Mauri, Simón Merlo y artistas invitados.
Sábado 27, a las 20: Bajo Una Misma Bandera, peña folclórica con José Luis Martín, Silvia Góngora y Silvio Rodríguez.