Desde el lunes último y hasta este viernes se desarrolla en Rosario la 21ª Reunión Nacional de Educación en Física, un proyecto de la Asociación de Profesores de Física de la Argentina. En ese marco, a su presidente, el prestigioso docente rosarino Juan Farina se le ocurrió montar una obra teatral, Balseiro, un arquitecto en la tormenta, de autoría conjunta entre el doctor en física Arturo López Dávalos y el actor Maxi Altieri, ambos oriundos de Bariloche, donde el proyecto vio la luz inicialmente hace algunos años, dado que allí funciona el instituto que lleva el nombre del emblemático científico argentino José Antonio Balseiro, quien falleció en 1962.
“Yo fui convocado por Cristian Bosco, uno de los actores, a quien a su vez le acercó la inquietud Juan Farina, que es un prestigioso docente local y presidente de la Asociación de Profesores de Física de la Argentina. La obra cuenta cómo Balseiro aprovecha el desastre dejado por el Proyecto Huemul, que pretendía generar energía por fusión nuclear y que le había acercado a Perón el científico austríaco Ronald Richter. Eso fue a fines de la década del 40; este científico le había asegurado a Perón que podía producir energía abundante y barata para todo el país”, adelantó a El Ciudadano Carlos Romagnoli, quien tiene a su cargo dirección, escenografía y puesta de luces de la obra que se estrena este miércoles y en la que, además de Bosco, quien da vida al ingeniero Báncora, actúan Armando Durá como Balseiro, Juan Carlos Capello como el capitán Iraolagoitía y el doctor Meckbach, y Gustavo Chinellato como los doctores Gaviola y Julio Maiztegui. El equipo técnico se completa con Marcela Espíndola Galante en asistencia de dirección, Lorena Fenoglio en vestuario y Juan Pablo Giordano en fotografía.
En una hora, la obra pone en escena y en cuestión un gran momento de la historia argentina, “un momento épico, que es lo que resaltamos en la puesta”, afirmó Romagnoli.
“Fue un tiempo donde soberanía o dependencia estaban en juego; es en ese momento cuando se produce la creación del Instituto Balseiro que fue un hecho crucial para la ciencia argentina. En la isla Huemul, en el lago Nahuel Huapi, en Río Negro, se desarrolló un proyecto científico fallido denominado Proyecto Huemul a cargo del científico austríaco Ronald Richter, desde 1948 hasta 1952, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón”, adelantan desde la producción de la obra. Y agregan: “Se trata de una obra donde las tensiones políticas juegan un papel predominante. El argumento está basado en el curioso acontecimiento que comenzó en 1948, cuando Richter, científico exiliado en la Argentina que no había siquiera publicado algún trabajo de investigación, logra convencer al entonces presidente Perón de que era posible lograr la fusión nuclear controlada y que él podía probarlo. El objetivo estaba en contar con una fuente prácticamente inagotable de energía”.
La obra
“La obra teatral tiene un valor muy significativo en términos simbólicos no sólo para nuestro país en general sino particularmente para Rosario, dado que allí aparece el ingeniero Mario Báncora, destacado físico local y uno de los hacedores del Instituto Balseiro”, detalló Romagnoli.
“Balseiro y Báncora descubren que lo que proponía Richter no se podía hacer, que era totalmente inviable, cuando este científico ya había sido aparatado del proyecto. A partir de allí surge la idea de crear este instituto en física por fuera de las universidades, más allá de un acuerdo con la Universidad Nacional de Cuyo que emitía los títulos académicos, para trabajar en todo lo referido a la energía atómica, en un momento muy particular del país donde no había físicos de carrera y sólo se tenía en cuenta la parte agroexportadora, dejando de lado el valor agregado y el aporte que podía hacer la ciencia”, explicó el director dejando entrever cómo aquél momento traza un puente con el presente.
El dramaturgo y director habló también de las complejidades que implica trabajar a partir de personajes de existencia real para un proyecto que si bien buscará tener su continuidad, fue montado para una única función. “Montar la obra fue muy trabajoso porque son personajes que existieron, que están en la historia de la ciencia en la Argentina. Quizás no los más jóvenes, pero las personas más grandes al menos los sintieron nombrar”, dijo Romagnoli. Y agregó: “De todos modos, tomé el material como si desconociera quiénes son esos personajes para que los actores no se ataran a una forma de interpretarlos, para que no buscaran parecerse y que eso se vuelva algo forzado. Por el contrario, nos anclamos en las circunstancias, en ese momento tan estratégico del país, porque en el gobierno dudaban de lo que podía pasar, sobre todo después del fracaso del Proyecto Huemul que había tenido alcance y difusión mundial, porque se hablaba de producir energía de manera indefinida y muy económica, algo que recién ahora, muchas décadas después, se está probando en Europa con algunos buenos resultados”.
“Pero el otro dato a tener en cuenta –concluyó el creador–, y ya hablando en términos políticos, lo que quería el gobierno peronista de entonces era industrializar el país, poder producir su propia energía, algo que es fuente de progreso. Había en aquél gobierno de Perón un concepto de país que pretendía correrse del modelo agroexportador y generar un crecimiento como pasaba por entonces con Estados Unidos. Se pretendía que Argentina tuviese independencia económica y así pudiese despegar en términos de crecimiento, algo que seguimos discutiendo en el presente”.
Para agendar
Balseiro, un arquitecto en la tormenta, bajo la dirección de Carlos Romagnoli, se conocerá este miércoles, a las 21, en la sala Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España, de Sarmiento y el río, donde también se venden las entradas generales a 200 pesos, o bien a través del sistema 1000Tickets