La cadena Apple TV+, que supo apostar por algunos de los proyectos más destacables y arriesgados de los últimos años en el campo de las series, viene gestionando un cambio que supone, en cierta medida, una declinación con respecto a aquel nivel alcanzado en varias de sus producciones. Además de bajar un poco la vara en su perspectiva general, ha comenzado a derivar gran parte de su programación al campo de la comedia.
No es que se trate, bajo ningún punto de vista, de un género menor, pero sí supone el pensamiento de productos más breves (los capítulos de las comedias, por regla, duran 30 minutos) capaces de competir con el enorme caudal de producción audiovisual actual y mantener más fácilmente el tiempo de visionado. Porque en este sentido hay algo a tener en cuenta, las series no compiten con el cine (o no solamente), sino con plataformas dominantes como youtube, tik tok, etc., y en ese terreno resulta imperioso mantener la atención y el tiempo de “consumo” con propuestas breves y efectivas.
De ahí que, en estos últimos meses, por ejemplo, Netflix haya discontinuado muchas de sus series estrella. Si bien algunas de ellas acumulan una gran audiencia en los primeros capítulos, poco de ese volumen inicial completa la temporada. Esa baja determina la cancelación de la serie.
En este caso, AppleTV+ vuelve con una segunda temporada de Schmigadoon, una curiosa comedia que tuvo su presentación en 2021, con los guionistas Cinco Paul y Ken Daurio a cargo (responsables del dibujo animado Gru), y con el veterano Barry Sonnenfeld (La familia Addams, Hombres de negro) dirigiendo todos los episodios de aquella primera temporada.
¿Te vas a poner a cantar?
Schmigadoon, que claro, desde el título referencia al musical clásico Brigadoon, de Vincent Minelli, como no podía ser de otro modo es una comedia musical, pero que se presenta en términos paródicos. El juego pasa plenamente por la autoconsciencia, es decir, por el conocimiento que algunos de los personajes involucrados tienen de los códigos del género y por el modo en que juegan con ellos exponiendo jocosamente su carácter absurdo (“¿Te vas a poner a cantar?”).
El resultado está logrado y resulta gracioso, aunque tampoco hace gala de una gran originalidad en ese aspecto, ya que no deja de remitir a producciones infantiles y adolescentes de Disney, como Teen Beach Movie o Encantada, que también jugaban del mismo modo con esos elementos. Y de paso, allí está Dove Cameron en uno de los papeles, una estrella surgida de la factoría televisiva de Disney.
La historia es la de una pareja en crisis que mágicamente ingresa en un pueblo encantado. El pueblo tiene un aspecto artificial, con colores chillones y apariencia de cuento de hadas, y encima sus habitantes comienzan a cantar y a bailar cada vez que tienen que expresarse. Una pesadilla. Se trata del musical hollywoodense del período clásico convertido en la absurda prisión de esta pareja, que ya no podrá salir de allí hasta encontrar el “amor verdadero”.
Por esos rumbos discurría con simpatía y gracia la breve primera temporada, con Melisa (Cecily Strong) y Josh (Keegan-Michael Key), sobrepasadxs por el asombro ante semejante absurdo y tratando de encontrar la salida de ese idilio pesadillesco. Para eso contaban con el valioso saber de Melisa, conocedora de los códigos de la comedia musical, y por tanto de la ridícula lógica del pueblo.
Poder, sexo y crimen
En esta segunda temporada estrenada hace tres semanas el juego se amplia de un modo ingenioso. La pareja, que ha logrado salir de Schmigadoon por ciertas circunstancias que no cabe aclarar, decide volver. Y lo hacen.
Pero la entrada al pueblo es una suerte de puente mágico, y en este caso, si bien lo encuentran y se transportan hacia el mundo de la comedia musical, no lo hacen ahora hacia aquel universo idílico del período clásico, sino a uno más contemporáneo: el de, por ejemplo, Cabaret, Chicago, o Sweeney Todd.
Schmicago, se llama el pueblo, y está habitado por todas las mismas personas que habían conocido en el anterior, pero aquí cumpliendo roles totalmente diferentes, ya que en este universo no se trata de lo idílico y del amor verdadero, sino de poder, sexo y crimen. Estamos, ahora, en un musical más oscuro, una especie de policial negro musical en el cual no cabe ya encontrar el “amor verdadero”, sino apenas la remota posibilidad de un “happy end” para la intriga desatada por un crimen en el que se involucran por accidente.
El juego, como se puede intuir, se repite pero en otro orden, y Schmigadoon logra dar un pequeño giro a su imaginario, ampliando referencias y variando el conflicto para sostenerse con solvencia otros seis breves capítulos, entre algunos chistes logrados y otros un tanto obvios, y apoyándose siempre en una correcta puesta en escena de los constantes números musicales, tan ridículos como virtuosos.
No es gran cosa, es cierto. Tampoco hace gala de una gran originalidad (aunque parece pretenderlo). Pero en cierta medida cumple con su cometido. El tema está en sopesar que es lo que estamos buscando y con que nos conformamos. El punto en que da lo mismo pasar el tiempo viendo videos en youtube, en tiktok o en una plataforma de series, habla claramente de una transformación radical en la relación con el audiovisual.
Schmigadoon! / Apple TV+ / 2 temporadas
Creadores: Cinco Paul y Ken Daurio
Intérpretes: Cecily Strong, Keegan-Michael Key, Alan Cumming, Aaron Tveit, Dove Cameron