Robert Bowers, el responsable de la masacre del sábado en una sinagoga de Estados Unidos, puso bajo la lupa a una red social alternativa poco conocida, Gab, la plataforma que le permitía expresar sin ninguna limitación sus denuncias e insultos antisemitas. Antes de entrar a la sinagoga de la Congregación del Árbol de la Vida en Pittsburgh, en Pensilvania, y asesinar a 11 personas, Bowers se detuvo a escribir en su cuenta de Gab: «No me puedo quedar sentado mirando cómo masacran a mi gente. Al diablo con sus ideas. Voy».
Desde entonces, Gab suspendió su cuenta, repudió el ataque y anunció que se ponía a disposición de las autoridades para ayudar en la investigación.
Sin embargo, la red social que nació en 2016 como reacción a la decisión de Facebook y Twitter de suspender las cuentas que difundían discursos de odio y violencia, mantiene su defensa absoluta de «la libertad de expresión».
«La misión de Gab es poner a la gente y la libertad de expresión primero; creemos que la única forma válida de censura es la decisión individual de retirarse» de la red social, sostiene la plataforma en su página web.
Al mismo tiempo que las redes sociales más grandes -como Facebook y Twitter- intentan perfeccionar las regulaciones para evitar la difusión de posiciones violentas y xenófobas, Gab ganaba nuevos usuarios. Hoy suma alrededor de 800.000 usuarios, según la agencia de noticias Ansa.
Entre los suspendidos que decidieron optar por Gab se destacan el ideólogo de extrema derecha Milo Yannupoulos, el supremacista blanco Richard Spencer y el amante de las teorías complotistas Alex Jones.
Pese a que su eslogan sostiene que «todos son bienvenidos» y promete «libertad de expresión, libertad individual y la libre circulación de información», en los hechos la red social se convirtió en un refugio para la extrema derecha estadounidense.
Por eso, tanto Apple como Google suspendieron la posibilidad de bajar la aplicación de Gab en sus celulares y Microsoft amenazó con eliminar el servicio de hosting que da a la red social si no se borran todos los posteos antisemitas.
La propia Gab adelantó en las últimas horas que es posible que lo suspendan en Facebook y Twitter, como ya lo hizo la empresa PayPal, después de la masacre en Pensilvania.
Un estudio, recientemente publicado por el portal Vice News y que analizó 22 millones de posteos de 336.000 usuarios, concluyó que la red social «exhibe un alto volumen de expresiones de odio y racismo» y «reacciona con mucha fuerza a eventos relacionados con el supremacismo blanco y Donald Trump».
Además, concluyó que «mientras Gab asegura que su objetivo es la libertad de expresión, parece que meramente funciona como un escudo para que se escondan los usuarios de la derecha alternativa», como se bautizó ahora en Estados Unidos a las nuevas generaciones que defienden posiciones neonazis.