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“Una universidad popular es la que se constituye en una aspiración real de todo el pueblo»

En el cumpleaños número 52 de la UNR, su rector Franco Bartolacci señala los imperativos de su gestión entre los que están la construcción de una universidad moderna e innovadora, más democrática, transparente, popular y comprometida con su tiempo, que esté a la altura de lo que demande la sociedad

Juan Aguzzi/Juan Pablo Sarkissian

La Universidad Nacional de Rosario (UNR), creada el 29 de noviembre de 1968, cumple hoy 52 años. En realidad su historia está ligada desde su génesis con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) cuando, en 1919, funda tres facultades en Rosario sobre estructuras preexistentes: el Hospital del Centenario, que dio origen a la Facultad de Ciencias Médicas; el Colegio Industrial de la Nación, que dio lugar a la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura; y la Escuela Superior de Comercio, a la de Ciencias Económicas y Estadística.

Pero este año, por una atendible suma de razones, no es uno cualquiera, fundamentalmente por la declaración de la pandemia del covid-19, que atraviesa a toda la sociedad y modificó las rutinas de trabajo, de producción y organización social. Y la posibilidad de los festejos de un año más en su existencia, claro.

Pero además, su Rector, Franco Bartolacci, transita su primer año de trabajo y en diálogo con El Ciudadano hizo una suerte de balance de gestión del complejo 2020.

Para Bartolacci es el segundo aniversario que cumple en su función, porque en 2019 sólo hacía escasos meses que había asumido como rector (la Asamblea Universitaria lo eligió 6 de agosto de 2019).

El oriundo de la localidad de San Jorge y ex Decano de la Facultad de Ciencia Política, retomó aquel (lejano) discurso de asunción para hablar del presente y, sobre todo, del futuro.

“Desde el comienzo de nuestra gestión afirmamos que existía tanta distancia entre la universidad de hoy y nuestra sociedad, como la que alguna vez separó a la universidad del 18 (1918, año de la Reforma Universitaria) de la sociedad de su tiempo”, señaló Bartolacci.

Y agregó: “En ese camino estamos. De a poco nos estamos sacudiendo la modorra, dispuestos a corrernos de los lugares conocidos, de nuestra zona de confort, para así hacer posible la universidad de excelencia, reformista y popular que soñamos”.

Si uno se toma el trabajo de comparar aquel discurso de asunción y el actual, encuentra una impecable coherencia discursiva.

Pero, ¿en que se materializa ese discurso?

“En Marzo de este año, antes de la cuarentena producto de la pandemia del covid-19, realizamos un taller, la última actividad presencial, con el pomposo nombre de “Cómo enseñar en la universidad”, tema que muchxs hablamos pero pocas ponemos manos a la obra. Bueno, en ese taller participaron algo más 800 docentes. Ese acto puso y pone de manifiesto que la vocación trasformadora de la institución siempre estuvo, porque la institución es mucho más que un rector y los decanos; son ellos claro, pero son fundamentalmente el trabajo cotidiano de las y los trabajadores docentes, de las y los investigadores y las y los trabajadores no-docentes; son las pibas y los pibes que se comprometen con la realidad que los rodea”, explica Bartolacci.

“El antecedente de ese taller, de esa práctica, fue la presentación de “La Agenda 2030” (diciembre 2019). Allí esta nuestra hoja de ruta. Esos son nuestros objetivos. Y la única forma de resolverlo es con el compromiso colectivo. De cara a la sociedad. Sólo es cuestión de leer el texto (“la Agenda 2020”) y comparar con la gestión que impulsamos”, desafía.

En relación a qué significa una universidad de cara a la sociedad, el rector apunta: “Significa recuperar la centralidad de la educación y de la universidad. La universidad tiene un potencial fenomenal, con sus científicxs, docentxs e investigadores reconocidos mundialmente, que llevan adelante un montón de proyectos que no se conocen y le cambian la vida a la gente”.

Y agrega: “Desde esa lógica debemos intervenir en todos los temas de la agenda pública. Porque en todos tenemos algo para decir, algo para aportar. Pero cuidado; no desde el lugar de los saberes clausurados. La universidad no es un «enseñadero». Salir de nuestra zona de confort es, entre otras cuestiones, hacer un poco más de aquello que marcan los reglamentos. Tenemos el desafío de construir una universidad más moderna e innovadora, más democrática, transparente, de excelencia, popular, comprometida con su tiempo, ese es el camino”.

¿Es desde esa perspectiva que se vincula la universidad con el territorio?

“En realidad la universidad es parte del territorio pero no aparece explícito. Es decir, a veces nos ensimismamos en nuestras tareas y terminan disociadas del contexto. Cuando decimos sacudirnos la modorra no es otra cosa que intentar cumplir con las expectativas que la ciudad tiene de los universitarios, que empiecen a llegar los que no llegan”.

“Construimos, con  la empresa rosarina Inventu y en el marco de la emergencia sanitaria, 50 respiradores que donamos a la municipalidad y a la provincia, lo cual, de alguna manera sintetiza lo que nosotros entendemos que debe ser la universidad pública, que es producción de conocimiento y producción científica puesta al servicio de la sociedad, sobre todo en el momento que más lo necesita. Pero también distribuimos más de mil viandas en el territorio a un conjunto de personas que están mucho peor que nosotros. De eso se trata. Construir un genuino compromiso, transformar las prácticas, repensarlas seriamente, y modificar las cosas».

¿Cómo imagina Bartolacci la relación con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y Universidad Nacional de Rafaela (UNRaf)?

“La pensamos en articulación permanente porque es una relación estratégica en función al territorio provincial. No sólo es necesario, sino obligatorio; tenemos que articular nuestras acciones y prácticas. La gestión debemos entenderla en articulación y con trabajo en red”.

“Y esto tiene que ver con ser una universidad pública moderna y que, obligadamente, debe ser popular. Porque es el pueblo quien la sostiene con su esfuerzo, sabiendo incluso que muchos nunca pisaron nuestras aulas y nuestros pasillos. Una universidad popular es la que se constituye en un horizonte posible, en una aspiración real de todo el pueblo”.

La UNR es hoy la cuarta universidad con más estudiantes de grado a nivel nacional y la primera en Santa Fe.

Tiene más 85 mil alumnos de pregrado y grado, de los cuales el 57 por ciento de los ingresantes en el año 2019 son la primera generación universitaria de sus respectivas familias, y casi 15 mil de posgrado. De este universo, el 62 por ciento son mujeres.

Posee un plantel de más de seis mil docentes y casi tres mil del equipo de no docentes.

Todos estos factores dan como resultado una importante producción científica y capacidad de gestión para la innovación que constituye un factor clave en el crecimiento de la investigación en la región, que se materializa en 14 Institutos de investigación de doble dependencia junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet).

Además posee una carrera de investigadores propia, el Consejo de Investigadores (Ciunr) que funciona como entidad coordinadora y promotora de la investigación científica.

Dice y repite Bartolacci: “No tenemos derecho a fallar”.

Y concluye: “Nuestro imperativo, en honor al pasado y de cara al futuro, es estar a la altura de todo aquello que nos demande la sociedad”.

AGENDA UNR 2030

La Agenda UNR 2030 es un instrumento de planificación que ofrece un marco y una dirección de carácter general y que dialoga con los objetivos de desarrollo sustentable que propone la Organización de las Naciones Unidas (ONU), promoviendo sus valores y principios. La propuesta es que se constituya en los lineamientos para los próximos diez años con la participación de docentes, estudiantes, no docentes, graduados y también actores externos a la institución.

“A partir de la Agenda UNR 2030 vamos a poder trazar líneas de trabajo que sirvan de orientación para quienes formen parte de la UNR durante los siguientes diez años. Hay que discutir más y resolver colectivamente”, remarcó Batolacci.

El trabajo realizado estableció un objetivo general (en sintonía con la ONU) y seis líneas estratégicas, 45 proyectos y más de 120 metas que orientarán las acciones institucionales que emprenderá la UNR para llegar a 2030.

Las seis líneas estratégicas definidas son

  • Ampliación de derechos y consolidación de la cultura democrática
  • Gobernanza participativa e innovación en la gestión
  • Construcción de un sistema científico de valor público
  • Vinculación y sostenibilidad regional
  • Excelencia académica y desarrollo curricular
  • Internacionalización estratégica.
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