El Hincha

Una venda que impidió ver un final anunciado

Por Pablo Jiménez.- Nuevamente la violencia fue protagonista en el fútbol. Golpes, corridas, piedrazos y destrozos eran imágenes que el sentido común hacía prever si se jugaba con público y perdía River pero se decidió ignorarlo. Triste la posición del periodismo-hincha.

Final anunciado. No el deportivo, ya que River tenía chances futbolísticas de evitar el descenso de categoría, sino el colofón violento que se sabía que iba a suceder si finalmente la balanza deportiva se inclinaba para los cordobeses. Este mismo análisis lo compartían hinchas, muchos periodistas, vecinos del Barrio River y Nuñez, comerciantes etc. Los únicos que se taparon los ojos fueron quienes debían tomar la decisión.

Ambito.com publicó el jueves una columna advirtiendo este desenlace. Por supuesto, que no era un análisis merecedor del premio Pulitzer sino de sentido común (Ver nota: La necesidad de evitar otra Puerta 12), seguramente el sentido más importante a la hora de tomar decisiones. En esa columna, se planteaba la necesidad de evitar lo previsible y jugar a puertas cerradas este atípico partido o disputarlo en otro escenario neutral lejos de la Ciudad de Buenos Aires.

Antes de seguir, debo aclarar que además de periodista soy simpatizante de River y que hasta hace un mes vivía en ese tranquilo barrio porteño que está compuesto en su mayoría por gente que toda su vida vivió allí. En mi manzana rodeada por las calles Rafael Hernández, Pedro Agote, Enrique Prins y Ricchieri, el 90% de los vecinos habita en esas cuadras desde hace más de 50 años. Las imágenes de vecinos bajando desesperadamente las persianas para que los cascotes no entraran a sus livings; los camiones hidrantes manchando de pintura azul sus fachadas y puertas; y de hinchas o barras intentando refugiarse en sus paliers ya las habíamos imaginado muchos esa misma tarde del jueves cuando en un “show del lobby” se decidió jugar con público.

Miopía, irresponsabilidad, complicidad o simplemente corrupción, póngale el título que quiera. Todos valen. Lo cierto es que las autoridades de River, la AFA y fuerzas de seguridad, son responsables de este centenar de heridos y de los destrozos que se produjeron en varias cuadras a la redonda. Son cómplices de estos violentos que entre otras miserias se llevan como trofeo que mañana más de 1000 chicos que asisten al colegio de River no tengan clases.

No hacía falta contratar sociólogos o psicólogos para darse cuenta que cuando alguien es violento y la insatisfacción del deseo no realizado lo invade va a reaccionar violentamente. No hacía falta recurrir a informes de inteligencia para saber que, si River no ganaba, los barras iban a intentar atacar al plantel por el sencillo motivo de que quieren demostrar poder. Es claro que los barras que viven del fútbol deben ser 10, pero el resto goza de esa credencial de impunidad que los hace sentir importantes y creerse que son lo más importante en un club. Lo que faltó es sentido común y valentía a la hora de tomar decisiones.

• El periodismo idiota

Párrafo aparte merece el periodismo que se viste de hincha en lugar de informar, analizar o contextualizar. En TV, radio, gráfica e Internet se vio un sinfín de titulares agigantando con un “marketing del desastre” lo que significa que River se fuera a la B Nacional. “River se juega la vida”, “Matar o morir”, “Vida o muerte para River” fueron recurrentes títulos en varios medios. Y luego continuaron, ya post partido, con comentarios como “esto es el descenso a los infiernos” o “la muerte de River”.

Es hora que también los colegas sean responsables y entiendan cuál es su función y obviamente tener también sentido común. Seguramente habrá quienes lean esto y de manera idiota digan que eso sería coartar la libertad de prensa. Son los mismos prepotentes que creen que una valla o cordón de protección es censura.

Lamentablemente todo es obvio, que el partido no se podía jugar con público o que debía disputarse fuera de la Ciudad de Buenos Aires. Pero, quienes dirigen el fútbol decidieron tirar la moneda al aire, una moneda con dos caras: gana River o gana la violencia. Veamos como reaccionan mañana y estos días cuando probablemente la furia de los violentos siga. Lamentablemente nada indica que vayan a sacarse la venda de sus ojos.

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