La obra, titulada Madre, hija y muñeca, no es reciente; fue realizada y protagonizada por Almutawakel en 2010, pero once años después la dinámica propia de las redes sociales y la situación en Afganistán hicieron que se difundiera y se multiplicara.
La serie de imágenes muestran la transformación de una madre musulmana, su hija y una muñeca, desde su vestimenta habitual hasta quedar completamente cubiertas con una burka y, por lo mismo, literalmente desaparecer en un fondo negro.
La fotógrafa nació en Yemen en 1969 y después de terminar sus estudios en Estados Unidos, regresó en 1994 a su país natal para continuar con su trabajo como artista. En 1996, fue una de las fundadoras de Al-Halaqa, una organización que proporcionaba un espacio para la exhibición y la discusión sobre arte.
El impacto de la serie en las redes sociales sorprendió a la autora, quién vivió en Francia y Estados Unidos y ahora está radicada en Yemen. Considerada una defensora de los derechos de las mujeres musulmanas, pasó de tener 1.500 seguidores en su cuenta de Instagram (@boushraart) a 24 mil en sólo dos días.
Sin embargo, tal como contó en una entrevista con la cadena BBC, Almutawakel tiene «sentimientos encontrados» sobre el reconocimiento que recibió la imagen en los últimos días. Si bien se alegra de la repercusión que han vuelto a tener sus fotos, cree que ha sido mal interpretada y utilizada para criticar al islam y el uso del hiyab, el velo que usan las mujeres musulmanas para cubrir su cabeza.
En esta entrevista aclaró cuál es el verdadero mensaje detrás de su obra y advirtió que la «misoginia patriarcal» no sólo se encuentra en el mundo musulmán y árabe, sino «en todas partes».
Al analizar el contenido de la serie, la fotógrafa la consideró un comentario sobre la misoginia patriarcal: «El miedo, el control y la intolerancia. ¿Qué será suficiente para que estos extremistas acepten a las mujeres; cuántas capas serán necesarias?».
A la artista le gusta remarcar que la crítica que hace con la imagen es «desde adentro» de la cultura musulmana: «Esta serie es parte de mi trabajo como mujer musulmana, como árabe, como una mujer yemení que usa el hiyab».
Quiso, además, aclarar que no está en contra del uso del velo. «Si fuera así, habría partido mi serie con una mujer en bikini. Pero dónde dice que una niña de 5 años deba cubrirse el cabello», analizó en referencia a las posturas extremistas que buscan esconder a las mujeres.
Almutawakel contó que tenía miedo de exhibir su trabajo en Occidente: «Algunas personas de derecha han usado mi trabajo para mostrar cómo las mujeres islámicas están siendo oprimidas. Y mi trabajo no es sobre el islam, es sobre el extremismo. Se trata de la misoginia patriarcal, que no sólo se encuentra en el mundo musulmán y árabe, sino que está en todas partes».
«Quiero ser cuidadosa para no alimentar las imágenes negativas, estereotipadas y generalizadas sobre el hiyab/velo en los medios occidentales, y especialmente la idea de que todas o la mayoría de las mujeres que usan el hiyab/velo son débiles, ignorantes, atrasadas y están oprimidas», advirtió oportunamente en 2015 durante una entrevista publicada por el sitio Slate.
La artista propone además una lectura alternativa de la obra para evitar así la interpretación más lineal. Y cree que las imágenes pueden servir para representar «la locura del mundo que va de la luz a la oscuridad» por culpa de las guerras, el sectarismo político, los extremismos y la intolerancia.