Los bomberos voluntarios de todo el país celebran hoy 130 años desde su primera formación en el barrio porteño de La Boca, en lo que se conoce como el Día Nacional del Bombero Voluntario.
“Yo llevo 50 años de bombero y sigo en esto. Los psicólogos dicen que es una cuota de romanticismo, amor e inquietudes comunitarias lo que nos mantiene. A mí me cuesta explicarlo. Es como el amor y me ha dado más satisfacciones que mi propia actividad laboral”, afirmó Carlos Ferlise, presidente del Consejo Nacional de Bomberos.
“Al bombero la vocación le hace tener un pequeño porcentaje de locura, locura buena, que es la que le hace hacer ciertas cosas. Casi todos tenemos nuestra actividad privada, pero la vamos dejando para poder estar en esto”, agregó.
Por su parte, Luciano Salazar, un bombero que se desempeña en Rosario, afirmó en diálogo con El Ciudadano que “es un orgullo” llevar adelante esta tarea.
Salazar, oriundo de la localidad bonaerense de Arribeños, llegó a la ciudad con el objetivo de ser paramédico, aunque su sueño siempre fue ser bombero voluntario. “No había tenido la posibilidad hasta que recibí la invitación desde el cuartel de Rosario”, expresó.
Asimismo, más allá de ser el convocado por las notas periodísticas debido a su cargo, él aclara en cada frase que “esto se trata de un trabajo en equipo”. “Yo soy el jefe del cuartel pero sin los bomberos y bomberas que forman parte de este cuerpo, el trabajo no sería así de bueno. Somos un equipo y estoy orgulloso de la comisión directiva que tenemos, están peleando desde hace tiempo por las mejoras en nuestro trabajo, de nuestros equipos, la actualización de subsidios. Todos tiramos para el mismo lado”, sostuvo.
En su labor diaria, y luego de la experiencia de haber protagonizado “un documental, o una película de medio oriente” como llamó a la primera impresión que le dio la tragedia de calle Salta, Salazar asegura “vivir con sentimientos encontrados, porque uno está orgulloso de haber decidido ser bombero voluntario, pero a su vez hay momentos de mucha alegría y otros, como sucedió en agosto, de mucha tristeza”. “Dimos todo de nosotros 24 horas al día, la gente nos apoyó muchísimo, y hemos recibido reconocimientos impensados. Pero si nos quedamos con la parte en la que no pudimos rescatar a alguien con vida, no podríamos seguir con nuestro trabajo”, subrayó.