La intendenta Mónica Fein visitó ayer en el Centro Cultural Fontanarrosa la muestra de los talleres de formación en oficios en los que participan más de 120 mujeres que transitaron por situaciones de violencia de género, a través de dispositivos impulsados por el municipio junto a organizaciones sociales para promover sus derechos y autonomía económica.
Se trata de tres centros –fruto de la articulación entre el Estado municipal y las ONG que trabajan la temática de violencia de género en los barrios– que comenzaron a funcionar en 2017 y se sostienen a través de convenios con organizaciones sociales: el Centro de Estudios Sociales y Culturales, ubicado en el área céntrica; Todxs por Todxs, en el distrito Noroeste, y el tercero en articulación con el Centro de Desarrollo Integral para la Familia y la Mujer.
“Hay que seguir construyendo en cada barrio un lugar donde las mujeres encontremos las fuerzas y las ganas de estar juntas”, señaló la mandataria local, y agregó: “Espero que sigan sumándose más mujeres para sentirse acompañadas, para enfrentar la vida y poner en común lo que nosotras sabemos hacer y queremos para nosotras”.
Fein estuvo acompañada por la secretaria de Desarrollo Social, Laura Capilla, y la subsecretaria de Economía Social, Sabrina Arcamone, entre otras funcionarias del Estado local.
Capilla amplió detalles del encuentro: “Hoy se hizo la muestra de las producciones de las mujeres que participan de talleres como una forma de visibilizar no solamente la violencia de género sino también para contarles a otras mujeres que no están solas, que si lo necesitan hay un Estado presente para contenerlas y acompañarlas y transitar junto a ellas una salida hacia adelante”.
“Que nadie tenga miedo”
Entre el centenar de chicas que participaron de la actividad, Verónica, de 30 años, compartió su experiencia personal al integrarse a uno de los centros de mujeres.
En 2018 empezó el Taller de Panificación y luego otro de Estética en el espacio de la organización Todxs por Todxs. Lo que aprendió en ambos cursos fue la base de sus actuales fuentes de trabajo.
“Yo le doy gracias a Dios por haber encontrado a tanta gente maravillosa, por el Nueva Oportunidad, y por toda la ayuda que recibí en el centro de Salud Juana Azurduy”, señaló la joven. “Que nadie tenga miedo, porque hay ayuda”, agregó Verónica.
Por último, la emprendedora contó: “Yo no bajé los brazos nunca, no tengo más miedo, y si alguien me quiere hacer algo sé que puedo pedir ayuda y que también puedo decir no, porque antes no existía en mi cabeza y estoy disfrutando de la vida porque es relinda”.
“Acá encontré apoyo”
Natalí también expuso sobre su paso por los centros de mujeres.
Madre de dos niños discapacitados y con una carrera de abogacía a medio camino, comenzó a participar en uno de los centros de mujeres hace 3 años.
“Cuando yo empecé a participar en el área estaba totalmente sumisa y violentada, y acá encontré un espacio de apoyo, de sororidad entre mujeres y compañerismo”, dijo.
La joven mamá hizo los cursos de Panificación 1 y 2, y el de Estética Integral, y según contó, con un grupo de compañeras conformará una cooperativa en el rubro gastronómico.
“A mí me sirvió para fortalecerme y para aprender otras cosas nuevas. Yo venía de las ciencias sociales, no sabía ni prender una cocina y hoy puedo hacer hasta una medialuna”, graficó.