Por unanimidad el Senado expulsó al legislador oficialista Gustavo Penadés de la cámara alta tras su imputación por 21 delitos sexuales.
La decisión se tomó tras una reunión de coordinación de las bancadas de los partidos políticos, en la que acordaron proponer la aplicación del artículo 115 de la Constitución, para suspenderlo por “actos indignos.
Enrique Rubio, senador del Frente Amplio (FA), señaló que se trata de un “asunto grave y triste”.
En ese sentido, señaló en la sesión que “la sociedad uruguaya ha sido conmocionada, y el sistema político como parte de ella, por estos hechos de pública notoriedad, por los cuales un senador ha tenido 22 imputaciones y ha sido acusado de realizar una trama en la cual participaron importantes jerarquías del Ministerio del Interior y otros organismos”, expresó.
De acuerdo a Rubio, este es un “asunto doloroso” en el cual el sistema político “debe dar una respuesta inmediata y contundente”. Señaló que en su bancada llegaron a la conclusión “de que era un asunto de tal envergadura, sin precedentes, en el cual por conducta indigna se le aplica a quien fuera el senador Penadés el artículo 115, que sabiamente en su momento se supo incorporar”, expresó.
“Tomamos la decisión que corresponde”, defendió, en el entendido de que “en esta sociedad somos todos iguales ante la ley y no hay el menor derecho a actos indignos que hieren la sensibilidad, y fundamentalmente con menores, delitos aberrantes”.
Por su parte, el senador Óscar Andrade enumeró los delitos por los que fue formalizado el ahora exsenador.
Para el frenteamplista, “es obligatorio pararse en el lugar de las víctimas, en general niños pobres abusados”. Andrade expresó que es una “característica que tuvimos en cuenta en el momento de votar el desafuero que tiene que ver con un criminal, delincuente”.
Asimismo, exigió que el Senado tiene que actuar con la “misma fuerza” por “la utilización del aparato del Estado para que la investigación fracasara”.
Por su parte, el también senador de la oposición José Carlos Mahía consideró que se trataba de uno de los días “más duros y tristes en el Senado en su historia”.
“Remover por actos de conducta indigna a un senador que tuvo un protagonismo durante todo este tiempo, y con trayectoria, muestra la gravedad del caso de las imputaciones, de los delitos cometidos, y nos lleva a la reflexión de cómo desde el poder se tiene este tipo de conductas”.
En tanto, la senadora blanca Graciela Bianchi consideró que se trata de una situación que “nos impacta a todos por hechos deleznables, execrables y que, es cierto, no tienen precedentes” en el Parlamento.
“Es cierto que el exsenador Penadés tiene la presunción de la inocencia hasta que la condena esté firme. El Senado tiene una potestad similar, no la misma, a la de los jueces. No tenemos que esperar la resolución del Poder Judicial. Tenemos la convicción de que se cometieron actos absolutamente rechazables. Parece que nunca se termina de conocer a las personas”, agregó.
A su turno, el senador frenteamplista José Nunes saludó al sistema judicial, que, “pese a las presiones, a las múltiples declaraciones de altas jerarquías, culminó el proceso y deseamos que siga adelante con la investigación para desentrañar toda la trama”. Asimismo, el senador nacionalista Sergio Botana opinó que el Senado da un mensaje de “responsabilidad”. “Hay cosas que no se admiten ni toleran”, expresó.
Mientras tanto, el senador Sebastián da Silva habló como “padre, hijo, hermano, tío y sobrino”. En ese marco, indicó que “es hora de pedirle perdón a cada una de las víctimas de este espantoso episodio”. “No nos dimos cuenta de que estábamos al lado de un monstruo. Yo también tengo culpa, pese a que nunca le creí. Como blanco: perdón, no es el partido de la dignidad arriba y regocijo abajo, fallé como blanco en no darme cuenta de las cosas”, se lamentó.
Daniel Caggiani, senador del FA, consideró que Penadés “no era un senador más”, sino “el del gobierno”, y recordó que fue presidente de las comisiones “más importantes” a nivel parlamentario.
Por su lado, la senadora Silvia Nane, también frentista, estableció que “hay mucha complicidad del aparato del Estado” y alertó que “las víctimas están identificadas y localizadas. Esto no se termina acá, tenemos mucho por hacer”.
Rodrigo Blás, quien era senador suplente de Penadés, indicó que “no hace falta explicar y poco importa la situación personal” al dar el visto bueno a que se suspendiera al ahora exsenador. “Es para mí un voto duro, complicado desde el punto de vista personal, pero lo hago con convicción. Es un voto con bronca, impotencia y de vergüenza propia, partidaria, sectorial, pero sobre todo personal”.
La misma sensación transmitió Gloria Rodríguez, también senadora por el herrerismo. En la sesión planteó que se trataba de un momento “muy difícil”, porque se expulsaba a “uno de sus más antiguos miembros”. “En lo personal, ante la difícil situación de separar lo personal de lo institucional. En lo personal, una gran desazón para con una persona que conozco hace muchísimos años, milité y trabajé de forma incansable, estableciendo lazos personales muy fuertes. En lo institucional no caben dos lecturas. Me duele el alma pero no la conciencia”, apuntó.
Por último, la vicepresidenta Beatriz Argimón tomó la palabra para dar su punto de vista sobre la expulsión de Penadés. En ese sentido, resaltó la “señal” del Senado “en un país donde nadie es más que nadie”. Mencionó “la situación de las víctimas, que se animaron a denunciar a una persona con poder; un poder que generalmente está cuando se refiere a abuso”, y aseguró que “no hay que desacreditar a quien lo dice”.
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