Por Gonzalo Ramos
El 27 de octubre se llevaron a cabo las elecciones nacionales en Uruguay. Ningún candidato a la presidencia obtuvo el 50+1 de los votos escrutados para evitar el balotaje o “segunda vuelta”. La fórmula para elegir presidente quedó definida por las siguientes opciones: el candidato del partido Nacional, Luis Lacalle Pou, y el candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez.
El primer balotaje fue entre Jorge Batlle, del partido Colorado, y Tabaré Vázquez, del Frente Amplio. El resultado dejó como ganador a Batlle y el país sufrió uno de los momentos más dificultosos: la famosa “crisis del 2002”. Recuerdo que comíamos arroz diariamente con hongos que juntábamos en el monte porque vivíamos en un balneario. A la noche la cena era té con pan casero y mis padres muchas veces no comían. La gestión del partido Colorado hizo que cayera abruptamente la intención de voto y fue así que, por primera vez en octubre de 2004, y sin necesidad de balotaje, ganó la presidencia un candidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez.
Fue un antes y un después en la historia de nuestro país en materia de derechos humanos, equidad, igualdad y justicia social. Unas de las primeras medidas tomadas fue el llamado “plan social”, por el cual las familias menos favorecidas recibían una ayuda económica con el objetivo de motorizar la economía.
El concubinato entre personas del mismo sexo/género fue el inicio para garantizar los derechos de la comunidad LGBTIQ, surgiendo luego la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley integral Trans y numerosas campañas para disminuir la discriminación al considerarla un delito. El gobierno del Frente Amplio se puso al hombro la lucha de nuestra comunidad, no sólo en materia de derechos, sino también al resignificar la postura del gobierno y naturalizar temas que antes eran tabú, motivo de odio y discriminación.
En septiembre, mes de la diversidad en Uruguay, Montevideo se viste con nuestros colores: 18 de julio (principal avenida de Montevideo) es iluminada con el arcoíris y es plagada de banderas. Tanto la Intendencia Municipal de Montevideo como el Palacio Legislativo (sede de la Cámara de Diputados y Senadores) son iluminados a la noche durante todo el mes. Pueden parecer detalles banales en relación con la lucha por la que muchos dieron la vida, pero representa un mensaje claro que legítima nuestros derechos y censura cualquier expresión de odio hacia la comunidad LGTBQI.
La lucha de las mujeres también fue atendida por el gobierno. Durante la presidencia de Pepe Mujica fue sancionada la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, donde cualquier mujer dentro del territorio nacional puede optar por interrumpir su embarazo de forma gratuita en el centro de salud que elija y con un equipo multidisciplinario de apoyo.
El candidato a la presidencia Luis Lacalle Pou del partido Nacional no votó ni una sola ley de las que mencioné. Mantiene un doble discurso constante y dice que “si volviera el tiempo atrás, votaría el matrimonio igualitario”.
Su programa de gobierno propone eliminar los consejos de salarios y que las empresas tengan la libertad de modificar los ingresos de sus trabajadores dependiendo de la rentabilidad. “Debemos confiar en los empresarios”, dijo y aseguró que un trabajador de clase media-baja no debería ganar lo mismo que quien trabaja en un barrio de clase alta. También señaló que los presupuestos para las escuelas deberían darse en virtud de los logros académicos anuales. Son muestras de un discurso funcionalista y meritocrático.
Sin embargo, las encuestas lo dan como ganador. Parece que el pueblo uruguayo es ciego a lo que ha sucedido en América Latina con los últimos gobiernos neoliberales. ¿El Frente Amplio no cometió errores? Por supuesto que sí. Puedo enumerar algunos: en cuestiones ambientales conservó representantes que hicieron malas gestiones en cargos, tales como el Ministerio de Seguridad, principal talón de Aquiles, usado en la contra campaña de la oposición. Sin embargo, eso no anula el proceso de ampliación de derechos y calidad de vida que obtuvimos los uruguayos en estos quince años. Con mucha angustia y miedo, pero también con la mente clara de que se nos vienen momentos de lucha y resistencia si la derecha gana, opto por cambiar el título de este texto: Uruguay, camino al retroceso por carecer de memoria y empatía.