Después de 35 años, una pintura del sevillano Esteban Murillo fue recuperada en las calles de la capital uruguaya. Según trascendió desde la ciudad de Montevideo, la trasladaban cuatro hombres en un vehículo y el hallazgo se produjo tras una investigación de Interpol. La obra fue una de las siete que una banda robó en el museo Estévez de Rosario a punta de pistola a fines del 83, cuando la dictadura estaba en retirada. Por este millonario asalto ya había sido recuperado en Buenos Aires un cuadro de Goya, en manos de un integrante del grupo paramilitar de Aníbal Gordon, el mismo que, se sospecha, asaltaría cuatro años más tarde, en 1987, el museo Castagnino, con un botín similar.
A las 7 y media de la mañana del jueves 3 de noviembre de 1983, cuando la última dictadura aún no había finalizado y cuando faltaba poco más de un mes de que Horacio Usandizaga asumiera la intendencia de Rosario tras haberse impuesto en las elecciones del 30 de octubre, tres hombres armados entraron al Museo Firma y Odilo Estévez, ubicado frente a la plaza 25 de Mayo, a pocos metros de la Municipalidad.
Según las crónicas de la época, redujeron a dos empleadas y un empleado de limpieza, los amordazaron y pusieron manos a la obra, luego de dejarlos encerrados en la planta alta. La misma versión dice que tras desmontar en forma prolija las telas de cinco marcos huyeron en un auto que estaba estacionado en una puerta posterior del edificio.
Los cuadros, valuados en 13 millones de dólares, habían sido coleccionados por la familia Estévez y cedidos al municipio para ser exhibidos en el museo de arte decorativo. Los ladrones desecharon otras piezas de oro y plata.
Los cuadros robados fueron “Retrato de un joven”, de 0,95 por 0,70 metro, de El Greco; “La asunción de Santa Catalina”, de 0,89 por 1,15, de Esteban Murillo; “El profeta Jonás saliendo de la ballena”, de 1,80 por 1,50, de Ribera; “Retrato de Felipe II”, de 1,83 por 1,03, de Sánchez Coello, y “Doña María Teresa Ruiz Apodaca de Sesna”, de 1,26 por 1,28, de Goya.
Este último, que data del siglo XVIII, fue recuperado en 1995 en el barrio porteño de Belgrano: estaba en manos de Ernesto Guzmán, alias Mayor Guzmán, ex lugarteniente y chofer del fallecido paramilitar Aníbal Gordon, quien manejaba un grupo de tareas durante la dictadura. Por entonces estimaban que el valor de la obra del aragonés era de al menos tres millones de dólares.
Este miércoles, según informó el portal uruguayo del histórico noticiero Telenoche, el óleo “Santa Catalina”, del sevillano Murillo, fue recuperado en las calles de Montevideo, tras una investigación de delitos especiales de Interpol Uruguay y Argentina.
Según esta versión, fueron detenidas cuatro personas, que viajaban en un auto y una camioneta, en la Ruta Interbalnearia, sobre el Arroyo Pando. Dentro de uno de los vehículos fue hallada la obra y se incautaron dos armas.
El golpe al Castagnino
Pero el golpe al Estévez no fue el único de la década y también fue atribuido a la banda de Aníbal Gordon. Incluso el ex agente de inteligencia Leandro Sánchez Reisse fue acusado por el robo.
El 24 de marzo de 1987 golpearon la puerta del casero del museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino de Oroño y Pellegrini y, cuando abrió (el museo estaba cerrado), dos personas lo encañonaron, maniataron y descolgaron los cuadros: “Felipe II”, de Tiziano; “El Veronés”, de Pablo Cagliari; “Retrato de un joven” y “Un evangelista” de El Greco; “Palomas y Pollos” y “Bandidos asesinando a hombres y mujeres”, de Goya; “Paisaje con frailes y lavanderas”, de Alejandro Magnasco.
Las obras estaban valuadas en ese momento en 12 millones de dólares y el golpe le valió a la Municipalidad de Rosario un juicio por parte de la familia Castagnino, que la demandó porque no había ninguna medida de seguridad en el museo para preservar las obras de la mano de los ladrones.
“Palomas y Pollos” fue el único cuadro recuperado dos años después, en Miami, cuando un ex comisario de la Policía Federal intentaba venderlo. El resto todavía se puede observar entre las piezas de arte que busca Interpol (http://www.interpol.gov.ar/patrimonio/).
Un año antes, el 8 de abril de 1986, el matrimonio integrado por Hortensia Tricerri y Victorio Capriolo denunció un robo millonario en la casa familiar de Rioja 1884 en ocasión de que la pareja viajara a Buenos Aires. Violentaron el portón de la señorial construcción, simularon una mudanza y se llevaron alrededor de 150 obras de arte entre las que se encontraban seis cuadros –pertenecientes al renacimiento, barroco e impresionismo italiano–, pinturas, esculturas, jarrones, ánforas y juegos de cantón antiguo de hasta 250 piezas.