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“Usaron el auto como un arma”

En la oficina de sus abogadas a una cuadra de Tribunales, Cristina dejó en claro que la muerte de su esposo fue un asesinato. Andrés Alejandro Muñoz murió el sábado a la madrugada cuando un auto que corría una picada lo chocó. Un video del choque mostró la violencia en televisión abierta en repetición el lunes por la noche. Más temprano el conductor, que salió sin un rasguño, fue imputado por homicidio culposo calificado y el juez Carlos Leiva dispuso arresto domiciliario por un mes. El hombre que competía con el imputado está en libertad, pero enfrentará cargos por correr una picada. Las abogadas de la familia de Muñoz adelantaron que se presentarán como querellantes y buscarán que ambos conductores sean enjuiciados por homicidio.

Relato en primera persona

Cristina es una mujer joven, habla con claridad y en forma pausada. Su discurso se reduce a un objetivo: busca justicia para Andrés. Acompañada de su cuñada, Mariana, habló con El Ciudadano. Contó que Andrés fue su compañero incondicional, que se casaron hace 21 años y tuvieron 3 hijos –un varón y dos chicas– y hace más de un año él volvió del sur, donde trabajaba. Con lo que juntó compraron un Fiat Duna rojo que él usaba para llevar a conocidos o amigos a cambio de algo de plata. Las cosas habían mejorado económicamente. Incluso decidieron que ella dejara hace un mes de trabajar para estar más con la familia. “En el momento del choque estaba llevando a su amigo Elías a trabajar al Coto”, dijo Cristina.

La madrugada del sábado Andrés manejaba por Necochea cuando fue chocado en la intersección de 27 de Febrero y Necochea por un Renault Laguna conducido por Ariel L., de 28 años. El Laguna corría una picada contra un Chevrolet Vectra y chocó de costado al Duna. El auto hizo un trompo y Andrés salió despedido. El cuerpo quedó en la vereda de la avenida. El Laguna impactó contra otro auto después del Duna: un Peugeot 208 que circulaba en la mano contraria de la arteria. El amigo de Andrés, Elías, resultó herido al igual que el conductor del Peugeot.

“Fue un asesinato. Están todas las pruebas sobre la mesa”, dijo Cristina y criticó la decisión del juez de dar prisión domiciliaria a Ariel. “Tenemos 28 días para presentar más pruebas”, siguió y le aconsejó al juez mirar el video difundido por Canal Tres.

Cristina contó que Elías no supo después del choque que su amigo había muerto. “Con el correr de los días fue recordando. Hablamos con sus familiares. Está muy shockeado, pero se acuerda de lo que iban hablando. Tenemos un testimonio clave”, dijo Cristina.

Por Justicia

“Esto no puede quedar así. No fue un accidente. Estas personas salieron a matar. No les importó nada. Usaron el auto como un arma. No les importó quien se les cruzaba. Podría ser Andrés, el chico que iba con la bicicleta (también registrado con la cámara de video a la que accedió el canal). No sé, hasta un animalito. No les importó ni sus propias vidas”, opinó la mujer.

Para Cristina la Justicia debe caer también sobre el conductor del Chevrolet. “Son responsables del asesinato. Siempre vi esto desde la vereda de enfrente. Hoy me pasa a mí y no me voy a callar. No voy a parar y voy a golpear todas las puertas que tenga que golpear porque sé que a Andrés no lo voy a ver más y él se merece Justicia”, dijo Cristina.

Las abogadas Malena Copello y Bárbara Reynoso representan a la familia de Muñoz por la querella y adelantaron que buscarán la persecución penal contra ambos corredores.

El proyecto del picodromo quedó en veremos

El año pasado se puso en marcha el atrasado proyecto aprobado en el Concejo Municipal para crear una pista de velocidad para deportistas amateur. Empresarios reunieron fondos necesarios y querían dar el paso definitivo para que Rosario cuente con un “picódromo”. Nunca ocurrió.

Leonel Morelli, uno de los inversores, había dicho que se necesitaban estudios de impacto ambiental y factibilidad para empezar a construir un predio de competición con una pista de 800 metros. La idea era que corrieran autos en categorías de 250 metros y 402 metros. El plan incluía una torre de control, boxes, gradas para el público, unas 20 cabañas para alojar pilotos, y los accesos correspondientes. La inversión prevista en 2016 era de 10 millones de pesos. El lugar elegido era a la vera del kilómetro 5 de la ruta nacional 34, cerca de Ibarlucea, al límite del municipio. Allí, siempre según el empresario, viven unas cuatro familias que deberán ser reubicadas. La normativa aprobada en 2013 impone una distancia mínima de 400 metros entre la pista y cualquier terreno residencial. Los otros lugares donde podía funcionar el picodromo son en Nuevo Alberdi, en Ovidio lagos al 6000 y el último en cercanías de la autopista Rosario-Córdoba. El empresario los había descartado por varias razones. También eliminó la posibilidad del autódromo Oscar Gálvez por las características que tiene el circuito, reinaugurado en 2011.

El proyecto surgió a meses de que un mecánico chocó a un cadete en barrio Belgrano cuando probaba un Audi TT, presuntamente, para competir en las calles. La idea venía a dar respuesta a quienes practicaban y querían poner a prueba motores sin entrar en la vida deportiva institucionalizada.

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