Si bien las vacaciones suelen ser un espacio de recreación, de descanso y de renovación tanto corporal como espiritual luego de un intenso año laboral o estudiantil, los jubilados toman este período como una extensión de sus momentos de libertad. En diálogo con mujeres jubiladas de la ciudad, se supo que las vacaciones son un momento de “conectarse más con la familia (cuyos integrantes están también con horarios apretados por sus obligaciones), con sus amigos y conocer lugares nuevos”.
Felisa, que tiene 80 años y es integrante de Las Papelnonos –un grupo de abuelas que realiza música con instrumentos hechos en papel–, expresó: “Cuando me jubilé fue un golpe muy grande, necesitaba llenar el espacio que ocupaba el trabajo en mi vida. Fue entonces que pude ver de inmediato que todo ese tiempo me lo podía dedicar a mí misma”.
Por esta razón, para las mujeres que hace rato peinan canas, pero no por eso detienen su ritmo de vida, las vacaciones son un espacio en el que se ha encontrado mucho más cerca de sus seres queridos.
“Desde que me jubilé he podido hacer todas las cosas que no pude hacer durante años, tanto por el trabajo como por la atención a mis hijas y a mi casa”, expresó.
Por su parte, Titina, compañera de Felisa, sugirió: “Irse de vacaciones siempre fue el cierre de una etapa del año laboral y una apertura a lo que comenzaba al regreso, siempre fue cargar las pilas para seguir trabajando, pero ahora que estamos jubiladas es un momento para disfrutar a pleno la vida”. Asimismo, exclamó: “Estadísticamente, los hombres no se animan a viajar solos en esta etapa de la vida, es como si ellos mismos censuran esta libertad de no tener días determinados para descansar, viajar y conocer gente nueva”, vaticinó.
Titina se ayuda en su caminar con un bastón, pero asimismo disfruta de sus vacaciones a pleno. “Tengo una prótesis en la cadera y no quiero limitar a mis compañeras, así que les pido que hagan las excursiones que les gusten y las voy siguiendo a medida que puedo”, dijo. En tanto, afirmó que, como se suele sugerir, los meses de marzo y abril son los más aprovechados para viajar, dado que los costos en las ciudades turísticas son menores y no se sufren tanto las inclemencias climatológicas. “De todos modos, hay cruceros y escapadas que se hacen en verano, así que trato de aprovecharlas”, expresó.
Paralelamente, lamentó que se haya denigrado tanto a los jubilados: “Es imperdonable que se nos trate tan mal. Las autoridades nos tienen como trapos viejos, cuando en realidad trabajamos toda nuestra vida y aún tenemos ganas de seguir viviendo”, expresó. Además, remarcó como “ridícula” la cifra que gran parte de los pasivos cobra mensualmente: “La jubilación mínima es un chiste de mal gusto”.
Vacaciones con los nietos
Antiguamente toda la familia iba a pasar las vacaciones con los abuelos como un acto de fortalecer los lazos familiares. En la actualidad, aunque este objetivo se mantiene, hay otros objetivos como el trabajo que también animan a que los hijos pasen las vacaciones con sus abuelos.
Para llegar a buen puerto y disfrutar de las vacaciones con los abuelos se deberá tener en cuenta que tanto abuelos como nietos pertenecen a generaciones diferentes, por lo que el primer paso sería elaborar un horario con actividades en el que se vayan alternando equilibradamente las vacaciones propias de cada miembro. Por ejemplo, un día se puede disfrutar de la playa y al siguiente quedarse en casa estudiando o ayudando a los abuelos con las tareas del hogar.
Por su parte, se recomienda que cada uno, a la vez, tenga tiempos sin el otro, dado que estar tanto tiempo juntos puede tensar las relaciones hasta llegar al conflicto.
Estar con los nietos es una forma de renovarse personalmente, es tener más participación en la familia y, por ende, sentirse más joven y actualizado y qué mejor que esta época del año para renovar lazos y renovarse.