Lo que parece no tener fin, la convivencia familiar que se revela casi como una pesadilla, el costado perverso pero insoslayable de una familia que confunde los finos bordes del amor y la protección con los del odio y el abandono, son los temas sobre los que trabajó Romina Mazzadi Arro, a partir de historias (diálogos) de su propia familia vividos (escuchados y escritos) por ella en su infancia para dar forma y estrenar hace once años Insoportable, el término de un largo día. El montaje, claramente una bisagra en la producción teatral de Hijos de Roche (grupo que la directora lleva adelante hace dos décadas), que cuenta con las actuaciones de Paula García Jurado, Bárbara Peters, Ricardo Arias y Elisabet Cunsolo, regresa esta noche a La Comedia con una única e imperdible función.
Insoportable se desarrolla a principios de los años 80, en los albores de la nueva democracia, donde, evidentemente, y casi como pasa ahora, “el granero del mundo se ha vaciado”. En ese marco, una familia argentina “de valores defraudados y futuro incierto” transita una y otra vez los mismos pasillos para encontrar una puerta de salida que nunca resulta real.
“Pasaron once años desde 2007, cuando la estrenamos en La Máscara, de Rafaela, que es mi ciudad de origen, y después la mostramos en el Parque de España; es una obra que no podemos soltar, que siempre, por algún motivo, está presente. Ahora volvemos, porque en 2018 cumplimos veinte años como grupo de trabajo, y queríamos hacer una función con mucho público, en una sala con mucha capacidad, y por eso La Comedia”, adelantó Mazzadi Arro acerca de este nuevo regreso de Insoportable.
“En lo personal, esta obra fue una construcción familiar del otro lado de la pared, porque está situada en la década del 80, donde aconteció mi infancia, es el 83, la vuelta de la democracia y Rául Alfonsín, que para mí fueron, junto con la Guerra de Malvinas, los primeros pactos sociales que me tocó vivir. Todo eso produce una especie de gimnasia familiar continua, es como una escena que se repite pero que se desarrolló a través de muchos años”, analizó la directora.
Una familia tipo (madre, padre y dos hijos/as) se desmorona ante la crisis económica que detona una profunda crisis afectiva y emocional (algunos datos de vestuario indican que son los años 80, aunque nada temporal se revela en el discurso). Un padre (Ricardo Arias) que comienza a abandonar su rol para dar paso al matriarcado mientras se refugia, guitarra en mano, en la nostalgia que le habilita el tango, se funde en las sombras, mientras sus hijas se sienten fuera de juego. Solange y Clara (Elisabet Cunsolo y Bárbara Peters, respectivamente, no casualmente los nombres que Jean Genet le puso a los personajes de Las Criadas), buscan “interpretar sus roles” de hijas frente a una madre (Paula García Jurado) que debe abandonar la casa para trabajar de maestra. Solange buscará estar a la altura de las circunstancias, desarmándose y armándose hasta donde le permita su debilitado cuerpo que, como síntoma, padece de una tos crónica. La otra (otro), estará todo el tiempo escapando del seno familiar para evadirse en un afuera que no le ofrecerá demasiado pero que le permitirá oxigenarse, aunque siempre, como en las tragedias, tendrá que volver.
Proceso en perspectiva
“Escribí esta obra en 2007, dentro de un taller de dramaturgia con Javier Daulte. Él me sugirió que trabajara a partir de un material que yo había extractado de una charla muy absurda que había tenido con mi hermano en formato de mensaje de texto, y a partir de sus indicaciones, el absurdo fue cediendo a un marco mucho más cotidiano. Y trabajé a partir de la historia de mi propia familia, de clase media, con madre, padre, dos hijos, y con valores defraudados, que lucha por sostenerse en su casa cuyas paredes son invisibles”, rememoró Mazzadi Arro, quien junto con parte de Hijos de Roche ultima los detalles para la apertura de lo que será la sala definitiva del grupo, el nuevo Espacio Bravo de Catamarca y San Nicolás, una propiedad que fue adquirida a partir, entre otros apoyos económicos, de un importante subsidio otorgado por el Instituto Nacional del Teatro (INT).
Y continuó: “Los textos que dice el padre son cosas que ha dicho mi padre, del mismo modo que la madre es mi madre. Son todas situaciones reproducidas de momentos vividos en mi casa. En el 83 yo tenía diez años y transcribía libros que leía y también transcribía discusiones de mis padres. Esos cuadernos eran como diarios de lo que pasaba en mi casa. Mucho de eso está en la obra. Los diálogos son conocidos, y la faena familiar está regulada por la no comunicación a partir de una interminable suma de conversaciones, que es algo que pasa en la mayoría de las familias; de hecho, la temática familiar siempre te lleva a un lugar de encuentro grande con el público, porque siempre los roles de las familias son, al mismo tiempo, sublimes y estereotipados. Y eso se reproduce en la sociedad, por eso Insoportable es una obra que no te pasa por el costado: la familia puede ser, al mismo tiempo, hermosa y tremenda”.
Vigencia insoslayable
Acerca de la impronta de clásico que prevalece en un material en el que se reflejan otras cuestiones como cierta desazón eternizada de la clase media argentina, sobre todo su angustia, su tristeza irremediable, la directora expresó: “Lo que pasa con la obra es que muestra que estas tragedias de la clase media argentina son cíclicas; aquél desbarranque que era mi familia de entonces, en ese momento con mi vieja saliendo a trabajar porque mi viejo se quedaba sin laburo, y los cambios de roles, eran referenciales de un sector de la sociedad que tenía presentes los sueños del pasado pero que se veía enfrentado a una realidad que le resultaba difícil de digerir. Y si pensamos en lo que pasa ahora, hay también una clase media desbarrancando; por eso la obra, en su momento, se alejó un poco del absurdo que veníamos transitando como grupo para contar una historia un poco más humana y naturalista”.
Antes del estreno
Respecto de aquel proceso de escritura y montaje de la obra, la directora también recordó que modificó el final la muerte real de su padre. “Yo no tenía el final de la obra, y tres meses antes del estreno se murió mi viejo; fue algo muy extraño y, en lo personal, la obra fue muy útil porque me sirvió para elaborar esa partida. Recuerdo que estábamos ensayando y mi viejo me pedía que no los pongamos en ridículo, sobre todo porque la obra se iba a estrenar en Rafaela. Fue así que la muerte de mi padre entró en la obra como el desenlace inevitable. Insoportable, el término de un largo día es, por definición, una tragedia. La única partida real es la que produce la muerte, llevándose a uno y vaciando al resto. Fue así que, a principios de 2007, mi padre murió y el final de la obra, que no estaba, llegó solo”.
Insoportable, el término de un largo día se presenta este domingo a las 20 en La Comedia, de Mitre y Ricardone, con una entrada general de 150 pesos, y dos por uno para estudiantes y jubilados.