La frase hecha coloca al león como rey de la selva. De la ciudad seguro que no: las dos estatuas del gran felino que custodian el ingreso a la Municipalidad de Rosario amanecieron este martes con sus labios y parte de la cabeza pintadas con aerosol rojo. Cualquiera sea el significado que le haya querido dar quien o quienes las «intervinieron», se trata de otro hecho de vandalismo contra el patrimonio colectivo que costará dinero de todos reparar.
Las esculturas tienen su historia. Son de mármol de Carrara y copias fieles de los que se encuentran en la escalinata de la Catedral de San Lorenzo (Génova), en Italia. Los donó, poco después de que se inaugurara el edificio, cuando agonizaba el SXIX, el entonces intendente Agustín Mazza. Los leones, hasta entonces, decoraban la casa quinta familiar del funcionario que después le dio nombre a la calle de zona norte. Los felinos fueron «blanqueados» en 2006, junto con los trabajos integrales de restauración del edificio ideado por el arquitecto Gaetano Rezzara.
Desde la Municipalidad indicaron que la restauración de las esculturas demandará meses de trabajo, porque habrá que trabajar sobre la totalidad de cada una de las estatuas.