El “champaña” es considerado como una bebida de buen gusto, fina, exquisita, y cara.
Muchas son las personas que les da placer tomar una copa de Champaña.
Por suerte en este mundo “no somos todos iguales” lo que sería muy aburrido además si a esto le sumamos que “no todos tenemos la misma billetera” hace que existan otros gustos, a no dejar de festejar por cuestiones de plata y ver que hay otras variantes.
Por ejemplo a la hora brindar una buena alternativa es la “Sidra” en lo personal a mí me gusta más que el Champan.
Esta noble bebida tiene una gran variedad de clases y precios.
Se pueden decir muchas cosas sobre la sidra. Que no tiene onda, que es demasiado dulce, o que trae resaca. Pero lo cierto es que es la bebida más popular de las fiestas navideñas argentinas y que es hora de dejar en claro que no todas las sidras son iguales. La diferencia está en que las ricas están hechas simplemente con manzanas, mientras que la mayoría de las que se venden a un peso el litro apenas si contiene algunas manzanas podridas, y el resto son peras de descarte y vino de segunda y tercera.
Estas son a mi criterio las mejores:
1. Para bolsillos flacos: LA PRINCESA ($2,9)
Cumple con lo necesario, es decir, es dulce y rica, eso sí tiene una lejanísima reminiscencia de manzanas. A su favor habría que argumentar que no se puede exigir milagros con este precio.
Una recomendación bébela bien fría.
2. Para un brindis familiar: TUNUYAN ($4,5)
De todas las sidras baratas lejos es la más rica. Huele a manzanas, sabe a manzanas frescas y tiene un buen gusto al paladar. Como si fuera poco el precio es más que accesible. Por eso creo que esta sidra sería una excelente opción a la hora de comprar: “cero glamur pero mucho sabor”
3. Para brindis de oficina: GRAN SIDRA FARRUCA ($6)
La clásica Sidra Farruca es dulce al paladar cualidad esencial que tiene que tener una bebida. Además te permite ser tomada en vasitos de plástico sin dejar de ser un brindis y si se la acompaña con sándwiches de miga tenemos un buen festejo para estas fiestas.
4. Para valientes: GRAN SIDRA REAL ($6)
Engañosa pero con mucho marketing. Cuando la destapas enseguida se percibe el olor de las manzanas, lástima que dura muy poco esta sensación y al minuto comienza a sobrevolar en la atmósfera un aroma lejano al de las manzanas deliciosas.
5. Para paladares dulzones: STRAWBERRY FIZZ REAL ($10)
Es para todos los que aman las bebidas espumantes, con sabor a frutas y dulces.
El gusto más rico es el de frutilla de la marca Real. Strawberry Fizz.
6. Para estar a la moda: GRAN SIDRA REAL VASIJA ESPECIAL ($14)
Las conseguís en el súper es de todas la más nueva con un sabor frutado y dulzón. La presentación no está nada mal: corcho y bozal de espumante lo que ayuda a que se luzca sobre la mesa.
7. Para disfrazar de champagne: SAENZ BRIONES 1888 ($16)
Es de las sidras que se consiguen en el súper, actualmente es el mejor ejemplar. Un producto Premium, a mil años luz del resto de las sidras nacionales. Dulce y de burbuja fina.
Es igual a un espumante de gama baja, así que se puede presentar tranquilamente como un Champagne. Nadie notará la diferencia.
8. Para redescubrir la sidra: LOS AMAYA ($18)
Por afano la mejor que hay en el país. Elaborada con manzanas de primera selección del Valle de Uco, Mendoza, nomás servirla el aire se llena del perfume jugoso de la Red Delicious. Para los nostálgicos de la sidra buena de otros tiempos que quieran comer un turrón con gusto a infancia. Se consigue en vinotecas y algunos restaurantes.
9. Para un regalo paquete: SIDRA REAL PATAGONICA ($28)
Es una edición especial elaborada con manzanas del Alto Valle que viene en un coqueto estuche de metal. Se reconoce fácilmente por el ciervo que tiene en su etiqueta. No es fácil de conseguir, pero tampoco imposible.
10. Si no te gusta la sidra argentina: ZAPIAIN ($39)
Es vasca y la importa Sagardi, el restaurante de Pintxos de San Telmo Buenos Aires (Humberto Primo 319). No tiene gas, por eso se sirve desde alto, no tiene el mismo gusto que las sidras nacionales porque está hecha con manzanas verdes lo que le da un sabor algo ácido al paladar, como el de un buen Sauvignon Blanc.