La mamá de Leandro Zini, el joven de 21 años que fue asesinado el 24 de julio pasado en la puerta de su casa en Mar del Plata 30, al intentar evitar que le robaran la cartera a su novia, apretó fuerte el brazo y apoyó la cara contra el cuerpo de su esposo. A las 20 de ayer, la señora al fin rompía en un llanto contenido en las 16 cuadras que duró este nuevo recorrido y contagiaba a su marido, mientras escuchaba a los amigos y jóvenes que se acercaron al cruce de bulevar Avellaneda y Junín para acompañar el pedido por justicia y seguridad y gritar: “Leandro, presente”.
Era el final de la marcha, la tercera desde el crimen de Leandro, (caso en el cual los acusados están a disposición de la justicia), la cual iba a cerrar con un adelanto. Luis, uno de los vecinos autoconvocados, anunció que tienen pensada la idea de que el tercer sábado de octubre sea “el día nacional de la inseguridad”.
Alrededor de 700 vecinos se movilizaron por Junín, para pasar por la estación de servicio Shell donde trabajaba Emiliano Killer –asesinado de un tiro en la espalda el viernes pasado cuando lo confundieron con otra persona en el Fonavi de Parque Oeste–, la comisaría 8ª, ubicada en inmediaciones de Thedy y Vélez Sarsfield, y retornar al cruce de las principales avenidas de zona norte.
“Agradezco a la gente que nos está acompañando”, dijo la mamá de Leandro al comienzo de la movilización. Un rato después, su esposo pidió que los vecinos continúen apoyando las marchas. La próxima reunión será el miércoles17 ala misma hora y en el mismo lugar como preludio del primer mes sin Zini. “El 24 de agosto estaremos todos acá nuevamente”, adelantaría Luis para luego redoblar la apuesta y llamar mediante altavoz de las personas para que el sábado 24 de septiembre la movilización se haga en las calles del centro, donde “los políticos se sienten seguros”.
“Movimiento de trascendencia mundial”
“Quiero compartir una idea que surgió entre un grupo de vecinos y que se puede ir perfeccionando con las opiniones de todos. Un movimiento que tenga trascendencia mundial y por eso necesitamos la ayuda de todos en las redes sociales. Queremos declarar que cada tercer sábado de octubre se conmemore «el día nacional de la inseguridad». Para que los políticos, que pensaron que hoy no iba a venir nadie, se enteren que estamos”, gritó Luis, uno de los vecinos que participa de las marchas desde el primer día. Su anuncio fue coronado con aplausos y redoblantes.
Una vez que las ovaciones cesaron, el hombre explicó que no será un feriado o jornada festiva sino que será “un día triste y de dolor para que los gobernantes y los medios empiecen a hablar de seguridad. Nosotros somos el pueblo y tenemos que hacer algo para no dejar al país como que acá no pasó nada”, prosiguió.
La mayoría de los manifestantes eran jóvenes que habitan en barrio Industrial, pero también se acercaron a apoyar el pedido de seguridad los familiares de Emiliano Killer y unas señoras que mandan a sus hijos a la escuela José Ortolani, de Génova y Fraga, en Empalme Graneros, que fue escenario el mismo día en que mataron a Killer de una balacera que dejó a tres chicos que asistían al comedor escolar heridos de armas de fuego.
Sara Sosa, una mamá de 10 chicos que en su mayoría asistieron a la escuela Ortolani, se paró frente a la multitud y contó que en marzo de 2009 perdió a su hijo de 24 años cuando quisieron arrebatarle la moto en la que iba a entregar un pedido. “Vengo por las mamás de la escuela porque los chicos tienen miedo de salir por la ola de arrebatos que hay en el barrio de Génova y Fraga. El viernes próximo (por mañana) hacemos un abrazo para pedir mayor seguridad”, contó la mujer.
Las paradas simbólicas
En las 16 cuadras que duró el recorrido, la movilización detuvo la marcha en dos lugares: la primera fue por Junín y Monteagudo, en la entrada de la estación de servicios Shell que está a metros del shopping Alto Rosario. “Pido a todos que nos quedemos un minuto en silencio para recordar a Emiliano Killer. En esta estación trabajaba el chico que fue asesinado. Por él y por todos los chicos que están cayendo en tiempos de democracia, hagamos un minuto de silencio”, propuso Luis.
En ese sentido, Guillermo –empleado de la estación– contó a El Ciudadano que hacía cinco meses que el chico asesinado trabajaba en el lugar y lo definió como un pibe sano, que no se metía con nadie. “Espero que esta marcha sirva. Me parece que tendríamos que salir todos, no sólo las partes cercanas a la familia”, agregó el muchacho.
La segunda vez que las personas se detuvieron fue en la esquina de Ingeniero Thedy y Vélez Sarsfield. Si bien la manifestación tenía intenciones de seguir hasta avenida Alberdi, al ver que en esa esquina había un vallado y detrás de él gran cantidad de policías –que de esa forma impedían el paso hasta la comisaría 8ª–, muchos de los participantes de la marcha insultaron al personal policial que estaba apostado tras las vallas metálicas.
Unos diez minutos después, la marcha siguió su camino y terminó en el triángulo formado por las calles Junín, Alberdi y Avellaneda. Cerca de las 20.30 comenzaron a disgregarse, no sin antes prometer volver el miércoles que viene.