Rodrigo Carlos Sánchez. Así se llamaba el hombre de 44 años ejecutado cerca del mediodía de este jueves en una transitada esquina de barrio Fisherton, en el oeste de la ciudad. El conductor de un Renault Logan se puso a la par de la Toyota Hilux que conducía Sánchez, dos hombres armados bajaron y le efectuaron más de 20 tiros. No tuvo posibilidad de escapar y murió en el asiento del conductor, engrosando así la abultada cifra de homicidios en Rosario: 63 en los 79 días de 2020. Sánchez, según voceros relacionados con la pesquisa, integraba la estructura comercial ilícita de varias empresas que la Fiscalía le atribuyó a Esteban Lindor Alvarado cuando quedó imputado el año pasado por liderar una asociación ilícita.
Sánchez fue asesinado poco antes de las 11.30 de este jueves en San Lorenzo y Wilde, una zona donde a los pocos metros hay una escuela, una panadería, un súper, una escuela y el Club Centro Asturiano. Los ejecutores no tuvieron pruritos por la hora, pero sí el recaudo de tener las cabezas encapuchadas, según alcanzaron a ver testigos que en cuestión de segundos se vieron inmersos en un thriller mafioso.
“Sentí los tiros, me asomé y vi la camioneta parada sobre Wilde. Aparentemente fue un auto rojo que daba vueltas y lo venía siguiendo por avenida de las Carretas –continuación de Urquiza–, pero el de la Hilux no se dio cuenta porque se le pararon adelante”, señaló una comerciante. Concluida la faena, los atacantes del Logan rojo tomaron por calle Bernheim y dejaron el auto en Ezeiza al 700 donde los esperaba el conductor en otro vehículo que los sacó del lugar. Según fuentes policiales, el Logan había sido robado este miércoles con la modalidad de levante, en jurisdicción de la subcomisaría 22ª.
La mecánica coincidió con los datos que maneja el fiscal Alejandro Ferlazzo, quien arribó a la escena poco después del mediodía. “Hasta el momento se han detectado dos calibres –en referencia a los impactos y los restos de los proyectiles en el lugar– y se han secuestrado aproximadamente 20 vainas que coinciden con los orificios en el cuerpo. Testigos vieron que el auto que aborda a la camioneta de la víctima. Serían dos personas, dato que coincide con el material balístico secuestrado, vainas servidas calibre 9 y 40 milímetros”, dijo el flamante funcionario de la Unidad de Homicidios Dolosos, quien agregó que en su documento Sánchez “tenía domicilio en Buenos Aires pero no tenemos confirmado si era un ciudadano que habitaba esta ciudad”. Se supo que la pareja de la víctima llegó a los pocos minutos al lugar, por lo que se cree que se encontraba cerca, o bien Sánchez se había despedido de ella hacía pocos minutos, explicaron los voceros.
La Hilux, en tanto, tenía una patente que corresponde según los registros públicos a un Honda Civic modelo 2001.
En la escena del crimen no tardó en trascender que Sánchez estaba vinculado con Alvarado, un hampón de alta categoría recientemente procesado por la Justicia Federal por tráfico de drogas, y que además está imputado en el fuero local por un homicidio y como líder de una asociación ilícita con varios estamentos y que posee complicidad de ex jefes policiales.
Sánchez fue mencionado por los fiscales del Ministerio Público de la Acusación (MPA) como empleado de Rosa Capuano, ex esposa de Alvarado, en la empresa Logística Santino SRL y como chofer del imputado Jorge Benegas, considerado testaferro del propio Esteban y organizador de la banda.
Logística Santino, según los fiscales es una de las empresas que integra la estructura societaria de Alvarado, tiene su dirección en Camino de las Carretas al 8300 entre Wilde y Ezeiza, a apenas 150 metros de donde murió acribillado Sánchez. En la camioneta Hilux, los pesquisas hallaron bolsos con ropa, dato que motivó conjeturas sobre si el asesinado se encontraba en medio de una mudanza.
“Por el momento hay datos en reserva en la investigación”, dijeron desde la Fiscalía sobre un caso que se perfila como complejo aunque las pistas no hayan tardado en el aparecer por el circuito en que se movía la víctima. Ya que, según los informes del MPA en la causa Alvarado, solía visitar al Esteban en distintos penales de la provincia de Buenos Aires cuando éste estuvo preso por piratería del asfalto en la causa conocida como Banda de los Rosarinos.