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Esas raras políticas anti inflación

Venden naranjas de Egipto en la ciudad que es referencia de los cítricos, la entrerriana Chajarí

A fines de marzo, poco después de que se impulsara la importación, ya estaban en el Mercado Central. Ahora, las comercializan en la localidad del departamento Federación. Los precios son más altos, pero hay un riesgo de cambio de hábitos de consumo que afecta a cinco provincias productoras.


Chajarí, en Entre Ríos, es un emblemático centro productor de cítricos, y en esa ciudad del departamento Federación ya venden naranjas de Egipto, uno de los mayores exportadores globales de la fruta. La rareza es consecuencia de las políticas de desregulación de mercados impulsada por el Gobierno libertario, que en marzo facilitó la importación de productos alimenticios como parte de un pretendido mecanismo de reducción de la inflación, disparada tras la devaluación dictada apenas asumió el presidente Javier Milei.

Las naranjas egipcias ponen en jaque a los productores cítricos de Chajarí y también de las entrerrianas Villa del Rosario y Santa Ana, con unidades en su mayoría pequeñas, algunas familiares. Lo anterior incluso y como reportaron medios locales, con un precio de venta mayor al de las frutas nacionales. Por ahora, la comercialización se da en cadenas de supermercados.

“Los precios no van a bajar, porque la naranja importada es más cara y la local no baja, debido al aumento en el costo de la luz y la nafta, considerablemente”, explicó un productor local citado por el medio 7 Páginas.

En marzo, el Gobierno nacional anunció la apertura de importaciones para productos de la canasta básica bajo el argumento de que se habían detectado “subas de precios por encima de la inflación”. En sintonía, la Afip suspendió pago de impuestos por esas importaciones. La medida, oficializada en una Comunicación del Banco Central, consiste en el facilidades para el acceso de divisas a 150 productos, lo que incentivó la compra en el exterior de productos que pasaron a competir con los nacionales. Los primeros que llegaron lo hicieron de países de la región, como Brasil y Uruguay.

A fines del mismo mes, trascendió que las naranjas de Egipto ya estaban en el Mercado Central de Argentina. Las naranjas egipcias entraron al país sin ningún tipo de control “para que bajen los precios en una cadena donde los intermediarios que pueden guardar la fruta en cámaras de frío durante meses manejan los precios como quieren”, reprochó en ese momento Juan Pablo Della Villa, integrante de la Federación por la Soberanía que agrupa a trabajadores rurales, de la economía popular, personas en situación de calle, cooperativas y comunidades originarias de Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires.

El mecanismo pretendidamente anti inflacionario no es original. Echaron mano del mismo varios Gobiernos, aunque a diferencia del libertario, junto a diferentes grados de protección de la producción local y acotados en el tiempo. El ejemplo más reciente fue durante la gestión de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía. En ese momento, se promovió la importación de una canasta de productos con arancel cero, pero con operaciones monitoreadas por la Secretaría de Comercio a través de una Unidad de Seguimiento, Trazabilidad y Promoción que integraban varias agencias del Estado.

Las naranjas de Egipto, que aunque a un precio de venta mayor que las nacionales pueden tener el efecto potencial de un cambio de hábitos de consumo por sus características particulares, afectan a productores de cinco provincias: además de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Formosa y Buenos Aires.

 

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