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Venezuela: tres muertos tras un confuso ataque a un cuartel

Al menos tres personas fallecieron este domingo en relación con un confuso ataque de un grupo de civiles liderados por un ex oficial a un cuartel militar y después de una semana sin que se registraran víctimas fatales en episodios de violencia vinculados con protestas callejeras.

Al menos tres personas perdieron la vida hoy en Venezuela en relación con un confuso ataque de un grupo de civiles liderados por un ex oficial a un cuartel militar y después de una semana sin que se registraran víctimas fatales en episodios de violencia vinculados con protestas callejeras.

El ataque al Fuerte Paramacay, en Valencia, la capital del estado Carabobo -a unos 170 kilómetros al sudoeste de Caracas-, fue protagonizado esta madrugada por una veintena de civiles disfrazados de militares, comandados por un ex oficial castrense al que la justicia buscaba desde hacía más de tres años.

El presidente Nicolás Maduro afirmó que de los atacantes, «dos fueron abatidos por el fuego leal a la patria» y «uno está herido», mientras 10 «quedaron en las instalaciones del Paramacay», detenidos, de los cuales «nueve son civiles y solo uno es un teniente desertor».

En tanto, el dirigente opositor Ramón Rivas, de 52 años, murió tras ser baleado, también en Valencia, en una manifestación relacionada con el ataque al cuartel, reportaron en Twitter su partido, Avanzada Progresista (AP), y el líder de esta agrupación, el gobernador del estado Lara, Henri Falcón.

«Desde aquí quiero felicitar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (fuerzas armadas) por la reacción inmediata que se ha tenido frente al ataque terrorista», dijo el mandatario durante su programa de televisión «Los domingos con Maduro».

«Hace una semana les ganamos con votos y hoy hubo que ganarle con balas al terrorismo», agregó el jefe del Estado, en relación con la cuestionada elección de los miembros de la asamblea constituyente instalada el viernes pasado.

Precisamente el día de los comicios había sido, con diez fallecidos, el último día en que se registraron víctimas fatales en el contexto de protestas callejeras, que desde principios de abril sumaban 121, según el cómputo oficial del Ministerio Público.

El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, también dijo que el de Valencia fue un «ataque terrorista» y agregó que fue «de tipo paramilitar», llevado a cabo por «un grupo de delincuentes civiles portando prendas militares y un primer teniente en situación de deserción» que «fueron repelidos en forma inmediata» por el personal del cuartel.

Padrino sostuvo además que el episodio fue instigado por «activistas de la extrema derecha venezolana en conexión con gobiernos extranjeros», en un comunicado divulgado por la agencia estatal de noticias AVN.

Los autores de la Operación David -como llamaron al ataque al cuartel, incluso en unos panfletos que aparecieron en las inmediaciones- robaron armamento que las autoridades no habían recuperado esta tarde, pese a la cantidad de detenidos, por lo que efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) patrullaban esta tarde Valencia y Caracas con automóviles, motos y helicópteros.

Mientras tanto, al menos ocho de los detenidos fueron trasladados por vía aérea hasta la capital, según reportó el diario caraqueño El Nacional.

El cabecilla del ataque fue identificado como Juan Carlos Caguaripano, quien aparece junto a sus colaboradores en un video divulgado esta mañana en el que explica que los atacantes se sublevaron contra «la tiranía asesina» de Maduro.

Caguaripano era buscado por la justicia militar desde 2014, cuando repudió públicamente al gobierno. Era capitán de la Guardia Nacional Bolivarina (GNB, policía militar).

Había publicado en las redes sociales, en abril de ese año, un «llamado a la reflexión» a las fuerzas armadas, en el que sostenía que existían «sobradas razones legales y constitucionales para intervenir» contra el gobierno.

Desde aquellos días, Caguaripano vivió en la clandestinidad y en 2015 fue incluido por el gobierno en la lista de militares sospechados de formar parte de la llamada Operación Jericó, una supuesta conspiración que tenía el fin de derrocar a las autoridades y matar a Maduro, por la que fueron encarcelados al menos tres generales de la Aviación (fuerza aérea) y otro capitán de la GNB.

Horas antes de que Maduro actualizara el balance de víctimas y detenidos del episodio del cuartel, el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, publicó en su cuenta de Twitter (@VillegasPoljak) una foto de siete detenidos, varios de los cuales exhiben hematomas y signos de haber sido golpeados en sus caras.

A la vez, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) gobernante, capitán Diosdado Cabello, relacionó con el ataque al senador estadounidense anticastrista y antichavista Marco Rubio.

Pese a las acusaciones de Padrino, el hecho tomó por sorpresa a la oposición venezolana, a tal punto que, salvo un par de excepciones, ningún dirigente se había pronunciado hasta bien avanzada la tarde.

«Queremos saber la verdad, que no nos vengan con cuento chino, que no nos vengan con una cacería de brujas, que no nos vengan a culpar a quienes queremos simplemente en Venezuela la vigencia de la democracia», reclamó el presidente de la Asamblea Nacional (parlamento), Julio Borges, en un foro en la sede de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Caracas.

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