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Ver el vaso medio lleno o medio vacío, las dos formas de analizar el presente Puma en Francia 2023

En su segunda presentación, Argentina dio un positivo paso adelante. El equipo además de ganar buscó e intentó, tuvo actitud y convicción para lograr la victoria. Debe ratificar ante Chile y Japón, para lograr la clasificación y llegar bien parados a cuartos de final, instancia que no perdona yerros

El triunfo en Saint-Etienne dejó mucho para analizar.

No hay que ser experto en materia ovalada para reconocer que no fue una actuación descollante de Los Pumas. Caer sobre ese hecho sería ver el vaso medio vacío, cuando el equipo dio un paso adelante. Había muchos obstáculos que le daban al encuentro ante los isleños condimentos extras que deben ser tenidos en cuenta a la hora de poner el partido en el microscopio.

Argentina tiene como principal motivación no volver a repetir la performance de Marsella, derrota ante el equipo de la Rosa por 27 a 10. Ningún integrante de la delegación argentina quiere volver a repetirla y esa energía debería ser el principal combustible para lograr ese juego que todos pretenden.

Si bien es cierto que Los Pumas no descollaron ante Samoa, incluso teniendo en cuenta que la jerarquía de los isleños no se compara con Inglaterra, pero en Saint-Etienne se vio que el seleccionado argentino siempre intentó y buscó.

A pesar de no ser precisos en sus movimientos, Argentina nunca perdió la esperanza, ni el rumbo. Ya viene Chile, compromiso que los dirigidos por Michael Cheika deberían superar con tranquilidad, con lo cual hay tiempo para llegar muy bien al partido con Japón y asegurar la deseada clasificación.

Sólo hay que tener en cuenta varios factores para analizar las actuaciones de Los Pumas. A priori si ante Samoa, ofrecían el resultado que se registró, el 99 por ciento de las personas en su sano juicio, hubieran firmado. Fue triunfo y el rival se fue con las manos vacías (sin punto bonus).

El encuentro en otras circunstancias hubiera sido mucho más accesible para la albiceleste. En medio de un Mundial, con la presión de estar sin margen de error, un yerro podría haberlos dejado afuera en el segundo partido. Esto es rugby de alto rendimiento y la presión es moneda corriente; la camiseta tiene un valor muy importante que eleva cualquier circunstancia.

Ese combo, sumado a las condiciones climáticas, de lluvia constante, fue un aspecto que modificó el tipo de juego. El staff técnico declaró en la semana que tenía previsto hablar con los jugadores si llovía y que constantemente monitoreaban el pronóstico del clima.

Pareciera que no fue así. “No pensamos que iba a estar tan mojado, no esperábamos esta lluvia. Teníamos un planteo distinto y tuvimos que adaptarnos”, declaró en zona mixta Nicolás Sánchez post triunfo sobre Samoa.

Algo falló, así como la proyección previa del partido con Inglaterra, son detalles que no pueden dejarse librados al azar.

Ante Samoa, el equipo hizo bien las cosas difíciles y las fáciles mal.

El australiano Michael Chieka, head coach de Los Pumas, tiene en sus manos el futuro del seleccionado. Crédito: Prensa UAR / Juan Gasparini / Gaspafotos

Hay que reconocer que hubo aspectos positivos que pueden ser un punto de partida: los forwards dijeron presente en el Geoffroy-Guichard y la defensa también. A los tres cuartos, les faltó la fineza para que los movimientos tuvieran un final feliz; la actitud fue otro punto del seleccionado que capitanea Julián Montoya que generó buenas sensaciones. Ese conjunto de acciones positivas son el sustento para dejar atrás Marsella y hacer que Saint-Etienne sea la génesis de un nuevo presente.

Desde el staff técnico de Los Pumas se habla constantemente de la “preparación para estar preparados” y del muy buen trabajo que vienen realizando.

Además, se insiste en que no van a cambiar en medio del viaje, porque sería un acto suicida. Nadie pide golpes de timón en medio del océano, sino plantear alternativas ante un trámite adverso, como sucedió ante Inglaterra. Si el planteo inicial no da resultados, buscar otro que lleve a buen puerto.

Se puede ganar y se puede perder, porque así es el deporte, pero lo que duele son las formas.

Otra actuación como la de Marsella, no sólo en este torneo, sino en cualquier circunstancia, sería retroceder varios casilleros. Hay tiempo para corregir y enderezar la nave.

La experiencia del 2019 fue mala desde todos los puntos de vista desde dónde se la analice: los resultados, la mala relación entre jugadores y staff, egos e intereses individuales, ni hablar de los planteos tácticos.

Esos tristes recuerdos de Japón, deben servirle a este equipo para no repetir errores. Sólo hay que abrir los ojos, analizar el juego y tomar buenas decisiones.

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