Por: Agustín Aranda
La Guardia Urbana Municipal (GUM) realizó durante el verano más de 300 actas de infracción por ruidos molestos en la ciudad. Según un relevamiento de las intervenciones del municipio, la mayor parte de las denuncias son contra bares, boliches, cíber, fábricas y talleres del centro y algunos barrios. “También hemos presenciado un aumento de las denuncias sobre ruidos molestos en los domicilios particulares”, aseguró Mariano Savia, titular de la repartición municipal.
De acuerdo con la GUM, los agentes municipales acudieron a 728 lugares por denuncias de ruidos molestos durante este verano. Más de la mitad se registraron los fines de semana en el horario nocturno. Según la repartición, al tema puntual de ruidos se asocia con el alcohol, la violencia, riñas y cobros de peaje en vía publica, que ocurren en algunos barrios de Rosario.
“Relevamos un crecimiento de un 65% más de denuncias e intervenciones por ruidos molestos en zona céntrica, con respecto al año pasado. También hay que destacar un crecimiento de un 35% en barrios alejados del centro, donde se arman bailantas y distintas reuniones en domicilios particulares”, sostuvo Mariano Savia, director de la GUM.
Además, aseguró que existió un crecimiento en la cantidad de multas que se labran en domicilios particulares, cuyo importe va desde 130 a 900 pesos. “Es un fenómeno donde se traslada la movida de un minimarket a domicilio particular, con consecuencias negativas para los vecinos”, explicó. Las 320 actas de infracción con multas hasta 900 pesos, se realizaron, según el funcionario, “con dos criterios: el de normal tolerancia, para los casos de domicilios particulares, y la legislación vigente aplicada de forma coordinada con Inspección General, en los casos de boliches, fábricas y construcciones”.
Según reza el artículo 2618 del Código Civil de la República Argentina, que nutre el criterio de la GUM, “las molestias que ocasionen el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o daños similares por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos, no deben exceder la normal tolerancia teniendo en cuenta las condiciones del lugar y aunque mediare autorización administrativa para aquéllas”.
De acuerdo con Savia, en los casos donde la GUM acude por una denuncia telefónica por ruidos molestos a un boliche, los funcionarios municipales trabajan de forma conjunta con Inspección General, que utiliza un aparato llamado decibelímetro. Al respecto, el decreto municipal 46.542 especifica que el nivel máximo al que pueden llegar las emisiones de sonido de este tipo de establecimientos durante la noche es de 55 decibeles. “Sin embargo, el mismo método no es aplicable a casos de reuniones de 30 personas que no dejan dormir a una cuadra entera por razones prácticas”, dijo.