En verano las aventuras clandestinas toman protagonismo y los albergues transitorios tienen su mayor demanda “a la tarde, al salir de la oficina”. El dato fue relevado tras consultar a distintos moteles de la ciudad desde donde, manifestaron que durante los meses de enero y febrero la actividad baja de manera palpable pero que, como contrapartida, aparecen los encuentros en el horario de la tarde.
Ante el repetido pedido de reserva de la identidad por parte de las distintas fuentes consultadas, los testimonios aparecerán en forma anónima. Así las cosas, los representantes de los distintos albergues coincidieron que la demanda baja en enero y febrero y el contraste resulta notorio luego de venir del mejor mes de trabajo que es, sin dudas, diciembre. “Es el mes donde hay despedidas de año y la gente tiene un ánimo más festivo. Es por eso que nuestro trabajo repunta y mucho. Se podría decir que es el mejor mes del año. Claro que luego todos se van de vacaciones. Otra cuestión es que merma la actividad fuera del hogar y muchos no se pueden escapar”, destacaron.
Otro dato brindado fue que la mayoría de quienes recurren a las dos horas de servicio son usualmente adultos. “La gente joven se las arregla en cualquier lugar y horario, pero los mayores, tal vez por su familia, ven el panorama un poco más complicado y no tienen otra opción”.
De pudores y olvidos
Del otro lado del teléfono, un joven que trabaja en la recepción de un conocido motel de la ciudad confesó que las mujeres siguen siendo las más prejuiciosas a la hora de hacer uso de los servicios de los albergues. “No están haciendo nada malo, sin embargo se esconden cuando entran con el auto, aunque debemos pedirles que se muestren por una razón de seguridad. Han querido entrar hasta tres y cuatro personas escondidas, y eso no está permitido”, indicó. Además, mencionó que muchas de ellas “suelen pedir que el taxi o remís que las busque tenga los vidrios polarizados”.
Asimismo, se supo que en las habitaciones suelen quedar olvidados desde frutas, juguetes sexuales y ropa de todo tipo, “que han pasado a buscar diciendo que se las olvidó un amigo, la gente sigue siendo vergonzosa”.
Festejos y no tanto
El crecimiento de la demanda comienza en septiembre, mes de la primavera, llegando a su máximo pico de demanda en diciembre frente a la gran cantidad de eventos sociales que se repiten a lo largo y ancho de la ciudad. Sin embargo, otro dato no menor, es que así como el calor aumenta la pasión las burbujas pueden apagarla. “Hemos tenido que llamar a alguna que otra ambulancia, ya que dado el alto consumo de alcohol de alguna de las partes, hizo que aparezca algún descompuesto en medio del acto sexual. Sin embargo, no sólo las copas de más son capaces de cortar el clima en la habitación. También lo puede ser la llamada a conserjería por «ayuda»”, relató otra de las fuentes consultadas.
“Suena increíble, pero ante la desesperación de las señoritas porque su pareja «no responde», suelen llamar a conserjería en busca de ayuda. No podemos hacer nada al respecto, sólo ofrecerles llamar a algún médico, aunque a los pocos minutos terminamos llamando a un taxi”, añadió.
Por último, cabe destacar que otro de los aspectos que juega en contra del rubro donde se alquilan cuartos por hora para los encuentros sexuales es el tema de los precios. Desde los distintos moteles no ocultaron su preocupación “por la situación económica general”. “Muchos llaman por una determinada habitación o servicio, pero cuando les decimos el precio, piden uno de menor calidad. Indefectiblemente, la crisis también ataca al amor”, concluyen.