Por Candela Ramírez
Verónica Irizar puede decir esto en primera persona: la salud pública salva vidas. Ya estaba recibida de contadora pública y trabajaba en el área de Hacienda local cuando tuvo su primer embarazo. Había algunas complicaciones y le recomendaron que se atendiera en la Maternidad Martin. Se emociona cuando recuerda cómo la atendieron, cómo cuidaron de ella y de su primera hija que acaba de cumplir 21 años.
“El momento fundacional con la política fue ese, puedo decir que la salud pública le salvó la vida a mi hija”, dice a El Ciudadano la precandidata a senadora provincial por el socialismo. De allí, cuando estaba más abocada a las tareas técnicas, pasó a la militancia en barrios, en medio de las gestiones socialistas que gobernaron la ciudad durante 30 años. Desde 2021 ocupa una banca en el Concejo pero ahora apuesta a la provincia compitiendo dentro de la alianza Unidos para Cambiar Santa Fe.
—Conocés de números en la ciudad; ¿qué dejaron las gestiones socialistas y qué cambios hubo? ¿Cómo evaluás el último periodo?
—Soy docente en la facultad también y siempre digo que el Estado tiene por fin resolver los problemas de la gente. Vivimos en un mundo económico donde los recursos son escasos y no tiene mucho sentido tener un Estado que tenga superávit. Sí hay que tener un Estado sostenible en términos económicos pero lo importante es que el Estado esté haciendo.
Nosotros entregamos una Municipalidad funcionando con un sistema de salud pública de primer nivel que era orgullo de la ciudad, con un sistema de transporte en el que había costado mucho hacer una licitación. En la última gestión de Mónica Fein se compraron 110 unidades cero kilómetro para transporte, habíamos mejorado la cobertura de la ciudad con más conectividad, el sistema anterior tenía una cuestión de red lo que hacía mayor conectividad entre barrios. Lamentablemente todo fue para atrás.
Teníamos una ciudad en obras, con unas muy importantes como el Plan Abre, con centros Crecer de convivencia barrial, y ahora son puntos Cuidar que tenían un trabajo sostenido con la familia, con un programa que tenía que ver con la primera infancia de inclusión educativa. Había muchas cosas en marcha. No juzgo porque vino una pandemia para la que ninguno hubiera estado preparado, pero hubo críticas a las finanzas públicas. En realidad, es como en tu casa: si uno de repente deja de comer carne, deja de salir, de comprar ropa a los hijos y de pagar la cuota del club, y sí, obviamente los números se van a resolver o vas achicar o vas a tener superávit pero ¿a qué costo?
Había muchas políticas públicas, talleres culturales en los barrios que tenían un sentido de mejorar esta ciudad que está viviendo una crisis de violencia muy fuerte. Cuando parás todo eso y dejás de hacer obra, obviamente el Estado resuelve sus números.
Yo creo en un Estado más activo, funcionando en todo su potencial. Si la municipalidad hubiera estado tan fundida no lo hubieran resuelto en un año, año y medio. De hecho, en el ejecutado 2022 ya hay un déficit y no hubo obras. Lo que hay es bacheo y eso es mantenimiento. Durante los años de la pandemia no se hicieron obras y ni siquiera se hizo mantenimiento.
Me duele ver cómo retrocedimos. En particular en salud, vemos que se está viviendo una crisis en el sistema por falta de médicos, sobre todo pediatras porque es muy bajo lo que se les paga en el sector público y se están yendo a otros lugares. Si no cuidamos que las infancias tengan resuelto lo básico que es el derecho a la salud, el derecho a la educación, creo que como sociedad estamos muy mal. Incluso tenemos escuelas cerradas por balaceras.

—De tus trabajos en gestión local y luego como legisladora, das el salto a lo provincial para ganar una banca en el Senado.
—Fue una decisión colectiva. Tuvimos una gran pérdida en la pandemia de Miguel Lifschitz que era nuestro líder político. Había que salir a la cancha y entendimos que había que poner lo mejor a disposición de los ciudadanos intentando recuperar ese proyecto político y a Miguel. Se nos fue el líder pero están los equipos, las ideas, venimos trabajando en la Usina en programas de gobierno.
Para mí es un desafío el Senado. Es uno de los lugares más oscuros de la política. La gente está enojada con la política, hay mucha bronca porque creo que la política no ha cumplido las expectativas. Esta idea de que podía haber soluciones mágicas, la campaña de Perotti fue “paz y orden” y en realidad vino una crisis de violencia. Lejos de haber mejorado, retrocedimos. Pasamos de 168 homicidios a 287 y eso a la gente la frustró.
Sumale lo económico, no te alcanza la plata, la inflación, la falta de oportunidades. Hay que transformar la política. En el Senado hace falta transparentar la política, quiero ir ahí a dar esas discusiones.
Por ejemplo, el tema de los fueros. Tenemos un senador como Traferri que está siendo investigado por un delito por la Justicia y la rosca de la política evitó que se le saquen los fueros. Los fueros son para que no haya persecución judicial por las ideas políticas pero no para que alguien se privilegie y haga uso de esos fueros para que la Justicia no lo investigue por un delito que pudo haber cometido.
Quiero estar ahí para dar esas discusiones de frente porque escucho a algunos precandidatos como Boasso que dice “renuncio a mis fueros”, no interesa eso, yo también renuncio a mis fueros, no tengo nada que ocultar, no tengo una sola denuncia en mi contra por corrupción ni por ningún delito. El problema es cuando hay alguien investigado. En la política son casi todos varones que están hace años enquistados en esos lugares, son casi señores feudales o patrones de estancia. Dijeron una cosa en lo público, pero los senadores del partido de Boasso votaron en contra de sacarle los fueros.
El senado es un lugar muy de varones y las mujeres tenemos mucho para transformar la política. Quiero estar ahí siendo la voz de muchas mujeres y aportar otra mirada.
Esta idea de que los famosos van a cambiar la política ya lleva varios años. Hay famosos que se incorporaron y bienvenido que venga gente nueva en la política, pero lejos de haber resuelto los problemas, la realidad empeoró. Hace falta gente con experiencia, que conozca los temas, que sepa cómo se resuelven y que pueda defender a Rosario.
Me dolió mucho no escucharlo a Javkin defender a Rosario cuando Perotti nos dio la espalda y nos abandonó. Tuvimos 11 jefes de Policía, 4 ministros de Seguridad, pasamos de 120 patrulleros a apenas 60. Cuando no estuvo más el plan Abre, cuando le sacaron la custodia al hospital Regional Sur y se robaron el cerramiento, rompieron los vidrios, arrancaron los caños… Ésa era plata de todos los rosarinos y santafesinos, y no lo escuché ahí y mucho menos los escuché a quienes entraron hace año y medio al Concejo. Como Tessandori que quiere ser intendente y no hace ni un año y medio que está en el Concejo, no sabe el funcionamiento, no terminó de conocer la ciudad, quizás la conozca como periodista pero era otra la realidad. Uno está ahí no para comentar la realidad sino para transformarla.
Lo mismo que Cavatorta, el concejal de los barrios, y hoy los vecinos te dicen que desde que está en el Concejo no volvió más. O Ciro Seisas, a quien respeto, pero le escuchaba más la voz cuando estaba en de 12 a 14 o en Radio 2 que defendiendo a Rosario.
Ahora los carteles hablan de pelear por Rosario, de defenderla, pero lo hacen en campaña, antes no dijeron nada de todas estas cosas. Perotti recortó los recursos de la salud de Rosario. Los gobiernos socialistas habíamos construido un convenio para intentar que la provincia financie parte de la salud de Rosario, primero porque viene gente de todos lados a atenderse, la ciudad es solidaria y recibe a todos. Además, la salud es responsabilidad provincial, entonces construimos un convenio que en la gestión de Miguel Lifschitz llegó a financiar el 50 por ciento de la inversión de la ciudad en salud. El año pasado deberían haber sido más de 11 mil millones porque se invirtieron 21 mil millones en salud pública y sólo se recibieron 7500. O sea, perdimos 3.500 millones de financiamiento de la salud. El convenio cubrió apenas el 32 por ciento. No lo escuché a Ciro Seisas defender a Rosario y decir que Perotti nos quitó los recursos. A Javkin tampoco y eso duele.
Estoy preparada, conozco los temas, sé cómo dar la discusión de reparto de recursos. Lo mismo que para las obras. En el presupuesto de este año recibe el triple un habitante del departamento Castellanos que alguien de Rosario. Eso no puede pasar. Rosario aporta más del 50 por ciento del producto de la provincia y vuelve muy poco.
Además estamos atravesando una situación excepcional de violencia donde necesitaríamos otra mirada de tener muchos más recursos, volver al plan Abre, tener mayor cantidad de presencia policial. Hay que pacificar Rosario.
—¿Cuáles son tus propuestas?
—El primer proyecto que trabajamos, que ya lo teníamos escrito, es el de obras menores. Se trata de una reparación histórica para la ciudad. Porque solamente Rosario y Santa Fe no reciben este fondo de obras menores que es el 1 por ciento de los recursos de la administración central de la provincia y se reparte entre todas las localidades. No queremos sacarles recursos a nadie, proponemos que se aumente y haya un 0,5 del total del presupuesto de la provincia que sea para Rosario y Santa Fe, y que el 70 por ciento de esos recursos se destinen a obras relacionadas a la seguridad.
—Recién apuntaste bastante contra la gestión en la ciudad, a nivel provincial se amplió la alianza y ya no es más el Frente Progresista, se sumó a Juntos por el Cambio que en algún momento había sido un límite para ustedes; ¿esto pone en conflicto los ideales progresistas? ¿Pueden convivir con el PRO?
—Lo discutimos mucho al interior del partido porque obviamente no fue una decisión fácil de tomar. Pero la contradicción fundamental que sentíamos y que seguimos teniendo es Perotti. Él llegó disfrazado de progresista porque llegó acompañado del Frente de Todos, por el justicialismo en la provincia, y la verdad es que fue un gobernador peor que si hubiera sido un gobernador del Pro. Porque recortó, retrocedimos en derechos básicos, como en educación con escuelas cerradas por balaceras. En salud atravesamos una pandemia y abandonó un hospital como el Regional Sur, hoy no hay medicamentos en los centros de salud provinciales y eso hace que desborde la demanda a los municipales. Y ni hablar lo que hicieron con políticas sociales que estaban muy ligadas a la violencia como el Nueva Oportunidad que no es lo mismo que el Santa Fe Más que es una beca, plata que no le cambia la vida a los pibes porque son dos mangos que lo ganan en dos minutos siendo soldaditos. Atrás del Nuevo Oportunidad había un equipo, una organización social que contenía a ese joven, que intentaba que recuperara un proyecto de vida, lo capacitaba. Eso se rompió y se notó mucho porque no es casualidad el aumento de la violencia y la cantidad de homicidios. Claro que nosotros también cometimos errores, hicimos autocrítica y creo que justamente en seguridad fue el tema donde por ahí nos equivocamos. Metimos presos a los jefes de todas las bandas más importantes que había en la provincia, nunca nos imaginamos que desde las cárceles federales iba a estar operando con mayor seguridad que si estuvieran afuera.
Hay que repensar muchas cosas pero la contradicción fundamental era Perotti. Había dos opciones: o éramos una candidatura testimonial sin chances de poder ganar las elecciones o íbamos a este frente que, excepto el Pro, con el resto de los partidos convivimos todos estos años y construimos este Frente Progresista. Ese frente donde logramos tantos avances y logros en la provincia y la ciudad.
Con el Pro no tenemos tantas coincidencias pero hemos acordado un punto básico. No es lo mismo que el socialismo esté o no en el frente Unidos para Cambiar Santa Fe porque eso hace que nosotros también hayamos podido poner nuestra impronta en esas coincidencias.
La política tiene que salir de esta lógica del enfrentamiento. La buena política es todo lo contrario, es encontrar acuerdos. Podemos disentir en un montón de cosas pero tenemos que hacer el esfuerzo de encontrar los acuerdos para poder avanzar y resolver los problemas de la gente. Primó más eso. Que sea la gente la que decida, nosotros llevamos candidatos propios en todas las categorías, socialistas puros, Mónica Fein como candidata a gobernadora, Clara García a diputada provincial, Enrique Estévez a intendente, Pablo Seghezzo como concejal y en mi caso como senadora. Les aseguro que el gobierno no va a ser lo mismo.
Tenemos mucha expectativa en que Mónica Fein pueda ser electa gobernadora pero si eso no sucediera no va a ser lo mismo el gobierno con el socialismo dentro de esa alianza que si no estuviera el socialismo. Es una circunstancia, tenemos que tratar de encontrar acuerdos, con que podamos encontrar cinco puntos me conformo.
Hay gente muy buena. Cuando recorrés la ciudad y las localidades del departamento, la mayor parte de la gente tiene buenas intenciones y ganas de sacar adelante esta situación. Creo firmemente que hace falta gente que ame Rosario y que sienta que es posible construir otra esperanza, que se puede pelear por tener un futuro distinto. De esta salimos juntos y ojalá confíen en nosotros para depositar el voto y para poder llevar adelante un proceso que no va a ser fácil porque seguramente nos va a llevar cuatro años pacificar la ciudad y luego de eso volver a tener proyectos que nos lleven a sentir ese orgullo que sentíamos hace algunos años de ser la ciudad más innovadora, más progresista, que garantizaba más derechos y a la vanguardia de todas las ciudades de Argentina
—¿Cómo creés que va a impactar la campaña presidencial en la ciudad? ¿Está en la agenda Rosario?
—Creo que aún no. Me preocupa mucho el fenómeno de los libertarios. La grieta hizo que aparezca este fenómeno por derecha donde parece muy difícil pensar que los jóvenes crean que la solución pueda venir por ahí, donde no hay propuestas y es la brutalidad absoluta y el salvajismo de un mercado en un país que creo no puede tocar más fondo de lo que ya tocamos. Soy muy consciente de la crisis del 2001 cuando parecía que se caía el mundo y, en realidad, teníamos niveles de pobreza que al lado de esto eran muy bajos. Hoy tenemos más del 40 por ciento de pobreza, el 60 por ciento de nuestros jóvenes y niños son pobres. No hay más lugar para las improvisaciones, las mezquindades o los inventos electorales. Tenemos que hacer un gran esfuerzo y espero que nuestra generación y los más jóvenes logren salir de esta discusión de tanta polaridad. Creo mucho en la participación de la gente, que no sean participaciones solo porque son famosos de la tele sino que hay mucha gente que tiene mucho para aportar y que tiene que ser incluida en el gobierno para poder salir. Con las mismas recetas vamos a lograr los mismos resultados.